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Salud y economía, entre la cuarentena y la reapertura

El aumento de la ocupación de camas en las UCI del Distrito Capital sugeriría que en algún momento tendría que tomarse la decisión de decretar un nuevo confinamiento, sustentada en la presión sobre el sistema de salud.

“Esta medida estaría justificada, en principio, porque cualquier aumento de casos complicados y de hospitalización que no tengan una capacidad de respuesta puede ser muy grave por el país, pero la incertidumbre es qué tanto va a cumplir la ciudadanía con una nueva cuarentena después de haber vivido un relajamiento de esta”.

Así lo advierte Claudia Vaca, profesora de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y líder del Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder.

Investigadores de diferentes disciplinas hacen un llamado a reevaluar los modelos matemáticos, tanto económicos como epidemiólogos –vistos como dos caras de la moneda de la reapertura–, para considerar las verdaderas consecuencias de cada una de las decisiones.

La inevitable reapertura social y económica en todo el mundo, incluido Colombia, ha llevado a debates entre economistas y epidemiólogos, debido a las consecuencias de las medidas tomadas por los diferentes Gobiernos respecto a la prevención de la mortalidad asociada con la enfermedad COVID-19.

Mientras se liberan las tensiones entre los sectores se han hecho peticiones para que las autoridades pertinentes tomen en consideración aspectos que van más allá de decisiones vistas con un solo lente.

Entre las sugerencias mundiales contempladas está la inclusión de investigadores sociales en los equipos asesores, para aportar una nueva perspectiva que pueda sopesar el impacto social, sobre todo en la población más vulnerable, y realizar estudios sobre los elementos sociales de la salud en cuanto a confinamiento, aislamiento o apertura.

Por otro lado, pero en la misma línea de las ciencias sociales, se plantea establecer planes de recuperación de los sistemas de salud (pospandemia) que promuevan la protección social y la cooperación internacional para la seguridad sanitaria mundial.

“Un gran porcentaje de la población bogotana está en condiciones económicas complejas, ya que las ayudas son insuficientes para garantizar mejores condiciones de vida para las poblaciones vulnerables”, agrega la docente e investigadora.

Medidas complementarias

Desde el Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder de la UNAL, la postura frente al contexto internacional no es de tensión entre estos aspectos –epidemiológico y socioeconómico– sino de conjunción e interacción en pro de la toma de decisiones que garanticen una complementariedad de estos.

“La propuesta de ingreso básico es una sugerencia que ha salido de cientistas sociales, quienes consideran que no es sostenible que un país con inequidades como Colombia acepte un confinamiento hermético sin aliviar la presión sobre las personas de los sectores más vulnerables”, explica la profesora Vaca.

Las sugerencias se hacen con base en las consecuencias –percibidas en diferentes contextos– del confinamiento y el brusco detenimiento económico que sufrieron varias ciudades y países enteros, siguiendo las sugerencias del Imperial College (IC) de London, una institución legítima en la materia, y la declaración realizada por la OMS, las cuales advertían graves consecuencias de no seguir las recomendaciones.

Según cifras de las entidades, se calculaban entre 30 y 40 millones de vidas salvadas al declarar cuarentena ciudadana, y a pesar de los cuestionamientos, la mayoría de los países siguieron el camino de la protección preventiva de sus pobladores y la salud pública en sus territorios.

“Es valioso reconocer que gracias a la Alcaldía de Bogotá y al Distrito se inició la cuarentena preventiva y se estableció el ritmo a nivel nacional para garantizar una protección de la ciudadanía, a pesar de la resistencia nacional inicial a estas medidas. Esto permitió organizar en cierta medida la capacidad de atención para las etapas posteriores”, resalta la investigadora Vaca.

Para ella es clave generar equidad en las condiciones de vida de todos los sectores poblacionales, en vez de agrandar brechas económicas, educativas y de calidad de vida, ligadas incluso a la salud mental de quienes deben permanecer en total confinamiento.

Ampliación de la discusión en el Boletín del Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder.

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