Medio Ambiente

Orquídea amarilla sobrevive entre la agricultura y la ganadería

La especie de orquídea Oncidium ornithorhynchum, también conocida como “lluvia de oro”, aún está presente en zonas intervenidas por actividades agropecuarias, gracias a sus rasgos reproductivos y a sus visitantes y posibles polinizadores.

Para los habitantes de la zona rural del municipio de La Calera (Cundinamarca) es habitual ver pequeñas flores amarillas que adornan los árboles; sin embargo la presencia extendida de la orquídea Oncidium ornithorhynchum llamó la atención de Dionne Paola Ballesteros, estudiante de la Maestría en Ciencias-Biología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).

“Me interesó esta especie porque está presente en un lugar con intervención antrópica como la agricultura y la ganadería”, comenta la investigadora Ballesteros.

Por esto se dio a la tarea de identificar las características biológicas de la planta, que le permiten alcanzar exitosamente la reproducción sexual, ya que los rasgos reproductivos son determinantes para la permanencia de una especie en un ecosistema.

Oncidium ornithorhynchum es epífita, es decir que crece sobre los árboles; sus flores son amarillas y no superan los dos centímetros de longitud total; su inflorescencia es paniculada (ramificada) y puede tener entre 25 y 200 flores.

Para la investigación, la bióloga Ballesteros tomó la información en tres épocas reproductivas (tres años) y semanalmente contó el número de botones y flores de cada una de las plantas que estaba monitoreando. También hizo ensayos de tipo reproductivo y observaciones focales para determinar quiénes eran los visitantes y los polinizadores.

Encontró que esta orquídea florece una vez al año durante la segunda época seca (octubre y noviembre) y la sincronía entre plantas es baja en comparación con la sincronía media-alta que ocurre dentro de una misma inflorescencia.

Se podría considerar que la planta tiene una reproducción sexual adecuada gracias a que produce un gran número de flores vistosas y su color atrae a los visitantes, que se posan sobre la flor, la abrazan completamente y pueden hacer contacto con las estructuras reproductivas (polinarios y la superficie estigmática), situación que facilitaría la remoción de los polinios y depositarlos en otra planta.

“La formación de frutos se ajusta a lo esperado para orquídeas neotropicales. Esta planta ofrece aceites en la base del labelo, posiblemente como recompensa a sus visitantes”, comenta la investigadora. De hecho, se encontró que es visitada por dos abejorros (Bombus atratus y Thygater aethiops), especies que no se ven desplazadas por la agricultura y la ganadería, lo que explicaría su abundancia en la zona.

Hasta ahora no se tenía mucha información sobre esta especie de orquídea, incluso no está clasificada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en ninguna de las categorías de amenaza, por lo que no se conoce su estado de conservación.

Los datos recopilados pueden ser útiles para saber cómo abordar la planta en otras localidades donde se distribuye, hacer comparaciones y establecer si experimenta algún grado de amenaza y saber cómo está soportando el disturbio antrópico.

Conocer la biología reproductiva de una planta y los detalles de su interacción con otras especies también es fundamental para estimar su importancia en un ecosistema; estas interacciones determinan, en cierta medida, la estabilidad de estos.

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