Educación

Lenguaje de colores para niños sordos

Como un sistema alternativo de comunicación nace VISO, un lenguaje de colores para facilitarles el aprendizaje del abecedario a los niños en situación de discapacidad auditiva; esta herramienta facilita la inclusión social de esta población.

La creación de un “abecedario de colores”, un nuevo código visual cromático, busca que la población infantil con dificultades auditivas logre un aprendizaje significativo de las letras, pues en la vida gran parte del aprendizaje se logra por asociaciones de variables.

Geraldine Barragán, diseñadora industrial de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, creó un nuevo abecedario para que la asociación se dé entre la morfología de la letra y un color.

La creación del nuevo código visual cromático se basó en el cubo de color de Alfred Hickethier (un cubo de 1.000 colores con un código único) y la teoría de la ideasthesia, fenómeno semántico-sensorial de activación de conceptos que produce una experiencia, como por ejemplo pensar en el color azul cuando dicen frío, o lluvia.

El material creado por la diseñadora Barragán consta de un código de 27 colores, uno para cada letra del alfabeto. Para esto, estudió la composición morfológica del grafema identificando las letras base y las derivadas. Después agrupó las letras por sus características: las vocales recibieron los colores primarios del modelo CMY (Cian-Magenta-Amarillo).

A cada agrupación le otorgó diferentes colores; a las letras morfológicamente similares les dio tonos complementarios u opuestos, e identificó que la tipografía ideal para el alfabeto, por ser más legible, es la Sans Serif.

VISO consta de un catálogo con la teoría resumida, un afiche con el abecedario en los colores establecidos, 81 fichas informativas con una palabra escrita con los correspondientes colores, y una imagen de asociación. También tarjetas de dactilología, con la letra y su respectiva seña.

Así mismo, cuenta con una cartilla con franjas de colores. En la parte superior de cada página se ubica una letra (mayúscula en un lado y minúscula en el otro), seguida de su seña, un espacio para que el niño la repita, y un referente visual para que sepa qué objeto la contiene, además de otras actividades.

Material didáctico

Aunque generalmente se confunden los conceptos sordo y sordomudo, la diferencia entre estos radica en que el primero no puede oír, pero puede generar sonidos con sus cuerdas vocales, sonidos explicados como un chillido, debido a que es una vibración muy intensa para que ellos sientan que están expresando algo; por su parte, una persona sordomuda tiene sus cuerdas vocales totalmente inactivas.

“Las letras son la base de la escritura. Muchos de los problemas de lectoescritura que tienen las personas sordas y que dificultan su inclusión en la sociedad es que no saben leer y escribir, o no lo hacen correctamente, y en la mayoría de las labores como mínimo se debe saber escribir nombres o hacer informes”, explica la diseñadora Barragán.

El material didáctico está siendo utilizado por 20 niños de la Fundación Club Rotary; con este, ellos tienen la posibilidad de jugar “Concéntrese” o componer palabras para que vayan aprendiendo de manera pasiva. “La idea es que si quitamos las letras queden los cuadros de color, y ellos sepan qué palabra es, como cuando a los oyentes nos deletrean una palabra, por los sonidos sabemos cuál es. A ellos les reemplazamos el sonido de las palabras por colores”.

Herramienta para la inclusión social

Según el censo poblacional de 2015, realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en Colombia se registran 455.718 personas sordas, de las cuales 30.285 son niños entre 0 y 9 años, 2.627 en el Valle del Cauca, pertenecientes a estratos 1 y 2.

El departamento se ubicó en el segundo puesto con mayor población sorda de 15 años en adelante que no sabe leer ni escribir, con 13.400 personas. Así mismo, el Sistema de Matrículas Estudiantil (Simat), del Ministerio de Educación Nacional, registró que en 2015 el 10 % de la población sorda del Valle estaba en edad escolar (de 5 a 16 años), la mayoría en básica primaria y secundaria. También reportó que el 26 % de la población estudiantil tiene diagnóstico de hipoacusia o baja audición, y el 18 % sordera profunda.

Por eso, para todas las personas, en especial para los niños inmersos en las estadísticas, VISO se convierte en una oportunidad de aprendizaje que les facilitará su inclusión en la sociedad.

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