En La Guajira predominan huracanes, y en Barranquilla frentes fríos
Así lo evidencia la primera base de datos sobre oleaje desarrollada para el Caribe colombiano.
La información, que comprende un periodo de 30 años, también muestra que San Andrés es propenso a huracanes y Barranquilla y Santa Marta lo son a frentes fríos, pues conforman una línea ancha y larga de nubosidad generada en frontera entre dos masas de temperatura diferente.
El estudio fue adelantado por el grupo de investigación Oceánicos de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín, en conjunto con la Universidad de Medellín y la Universidad del Norte, y servirá para que los departamentos costeros cuenten con información que sirva para la planeación, de manera que puedan minimizar la vulnerabilidad y el riesgo, por ejemplo en el diseño de puertos y obras costeras.
Así mismo es útil para que entidades gubernamentales o centros investigativos estudien inundaciones, variabilidad climática, erosión en las costas e impactos en biodiversidad, por ejemplo sobre corales y manglares, los cuales cumplen un importante rol por ser disipadores de la energía del oleaje.
Para su desarrollo se tuvieron en cuenta bases de datos mundiales de viento elaboradas por varios servicios meteorológicos atmosféricos de Europa, Japón y Estados Unidos; de este último se tomó un conjunto de referencias de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), agencia científica de su Departamento de Comercio.
A partir de la información colectada se creó una base de datos sobre oleaje en el Caribe colombiano, la cual incluye información diferenciadora sobre procesos ambientales oceanográficos que otras no contenían. Específicamente, sobre frentes fríos y huracanes, los cuales pueden generar oleajes extremos que pueden ocasionar inundaciones o problemas a embarcaciones, entre otros.
Andrés Fernando Osorio Arias, director de Oceánicos, expone que los datos sobre vientos de huracanes se establecieron con una metodología propia, la cual utilizó técnicas estadísticas como análisis de clúster, que consiste en clasificar objetos formando grupos o conglomerados. Posterior a eso se produjo un modelo, “espacialmente, en varios puntos, se generó una serie de datos, que va desde aproximadamente 1970 hasta 2008, sobre parámetros de olas como alturas y periodos”, explica.
Los datos de cada punto se almacenaron en archivos independientes y se generaron utilizando modelos numéricos, complementa Rubén Darío Montoya Ramírez, profesor asociado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Medellín.
Esas dos informaciones se conjugaron para implementar modelos numéricos capaces de reproducir las condiciones físicas del Océano a nivel de olas y validar los datos con medición de boyas (virtuales) y de satélite, agrega el docente Osorio Arias.
Las olas
Respecto a las olas se encontró que se reducen cuando se presenta el fenómeno de El Niño y aumentan durante el fenómeno de La Niña, ambos tienen que ver con los vientos alisios (que soplan entre los trópicos) que pasan por el Caribe.
El académico Montoya Ramírez manifiesta que las olas tienen un comportamiento similar a los vientos: “cuando estos son más fuertes, ellas también son más fuertes y altas. Eso se da, por ejemplo, durante el trimestre de diciembre, enero y febrero”.