¿Dónde estamos los dolientes?
Constantemente reclamamos, opinamos y disertamos sobre temas de ciudad, con el agravante en su mayoría de no pasar a la práctica dejando la problemática en una satisfacción de supuestos, donde el infractor o el posible desacierto siguen inmersos en la risa.
El análisis de lo que podría ser la salida de la Base Naval de Bocagrande en Cartagena fue manifestada a la opinión pública por editorialistas y columnistas, sin que la fuerza de la clase política, gremios y organizaciones de la ciudad hayan abanderado en una sola voz una decisión que, si la analizamos de fondo, podría ser catastrófica para la economía y la estratégica ubicación de la Fuerza Naval.
Una vez más observamos cómo el interés de unos pocos y el gobierno nacional, tienen inmenso poder en decidir la suerte de un activo de la ciudad sin que se haya escuchado a los diferentes sectores, ni presentado a la opinión pública el resultado de una investigación. Hoy lo que se comenta en los corrillos es que la decisión fortalecería la economía de particulares, y se construyen en ese proyecto un gran concierto de decisiones que permiten el aprovechamiento y usufructo de los grandes negociados que esto generaría.
No estamos en contra del desarrollo, pero sí señalamos que los estudios deben hacerse públicos para que los cartageneros decidan sobre su suerte. Con el fin de comentar este tema he tratado de encontrar referentes con la autoridad del conocimiento y la practicidad; nos ha llamado poderosamente la atención, lo expresado por el Almirante en uso del buen retiro Édgar Romero, que en una de sus columnas dejó entrever que “Las razones y justificaciones para sacar la Base Naval por tecnología no son válidas, son una racionalización errónea, afectando los buques y a Cartagena”.
Con este concepto que emite un versado en la materia, a quien le tocó organizar el funcionamiento de la Base Naval, y que a bien dirigió las posibilidades de encontrar sitio en la costa atlántica para un astillero, dejando definido que para el abrigo de los buques el sitio actual es el mejor posible, con todo el respeto me dirijo al Presidente de la República Dr. Iván Duque Márquez, para que reúna a los ex almirantes que han pasado por Cartagena y escuche su opinión, que se democratice el análisis que hoy por respeto a lo que exprese la Armada el gobierno actual continuará sin percatarse que esta es una decisión sesgada, favorece a otros territorios, y propicia una concentración de fuerzas económicas en un acto de concertación que podría rallar en lo disciplinario y penal.
Presidente, Cartagena y quienes votamos por usted acompañamos su gobierno, le pedimos un tiempo más de análisis para una sabia decisión, y a los cartageneros les invito a constituir el movimiento que hemos denominado “La Base no se va de Cartagena”.