Economía

Sin salud no habrá recuperación económica sostenible

SANTIAGO/WASHINGTON – La recuperación económica sostenible de América Latina y el Caribe solo será posible si se aprovecha la crisis creada por la covid-19 como una ventana de oportunidad para reformar los sistemas de salud y de previsión social, indicó este jueves 14 un documento conjunto de la Cepal y la OPS.

“La prolongación de la pandemia covid-19 en la región más inequitativa del mundo ha dejado en evidencia la centralidad que tiene la salud para el bienestar, la economía y el desarrollo”, dijo Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en la conferencia de prensa virtual que presentó el documento.

De su lado, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), afirmó que “sin salud no habrá recuperación económica sostenible”, y agregó que “la prioridad es controlar la crisis sanitaria desde un enfoque integral y con la aceleración de los procesos de vacunación”.

El control de la pandemia se ha dificultado en la región por las marcadas desigualdades sociales y las debilidades de los sistemas de salud, por lo que se impone su transformación con un papel central para los Estados, como motores de las políticas e inversiones que son necesarias y urgentes, según las expositoras.

La nuez del documento es que debe reconocerse la interdependencia entre los aspectos sanitarios, sociales, económicos y ambientales en la crisis potenciada por la pandemia, y que los latinoamericanos y caribeños deben coordinar sus esfuerzos para dar respuestas y avanzar hacia un estado de bienestar.

Bárcena y Etienne coincidieron en destacar que esta región, socialmente la más desigual, ha sido la más impactada por la covid, con 45,7 millones de casos (18,5 por ciento del total mundial) y más de 1,5 millones de muertos (30 por ciento del mundo), pese a tener solo 8,4 por ciento de la población del planeta.

“La prolongación de la pandemia covid-19 en la región más inequitativa del mundo ha dejado en evidencia la centralidad que tiene la salud para el bienestar, la economía y el desarrollo”: Carissa Etienne.

También en la economía fue la región más afectada, con la peor contracción en 120 años, y el retroceso de -6,8 por ciento en el producto interno bruto se agregó a un crecimiento casi nulo en el quinquenio precedente.

Como consecuencia, el empleo cayó nueve por ciento, disminuyeron los ingresos, los trabajadores informales fueron los más afectados, la pobreza pasó de 187 a 209 millones de personas, y la pobreza extrema de 70 a 78 millones.

La pobreza “tiene rostro de niño y de niña”, dijo Bárcena, porque 91 millones de las personas pobres son niños, niñas y adolescentes.

Ante una pregunta de IPS, Bárcena subrayó después de la rueda de prensa que “el control de la crisis sanitaria es fundamental y prioritario para avanzar hacia una recuperación económica sostenible y con igualdad”.

“Tras más de un año y medio de pandemia, el panorama de la región muestra que la crisis sanitaria aún no se ha controlado, lo que cuestiona la posibilidad de avanzar hacia una recuperación transformadora en estas condiciones”, indicó.

Expuso que “aun cuando se observa una recuperación económica en 2021 que llevará a la región a un crecimiento promedio de 5,9 por ciento, se espera se asista a una menor tasa de crecimiento, con 2,9 por ciento en 2022”.

“Por ello, es necesario reafirmar la necesidad de controlar la crisis sanitaria, para generar las condiciones que permitan a los Estados avanzar hacia una recuperación que dé lugar a sociedades más inclusivas y sostenibles, y acerque a los países al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, insistió.

En ese contexto, apenas 39 por ciento de la población de la región está completamente vacunada contra la covid (solo Chile y Uruguay superan 70 por ciento) y se registra un déficit de vacunas, en tanto la atención y tratamientos se resienten de la debilidad de los sistemas de salud.

La pandemia “ha dejado en evidencia la necesidad de construir una agenda de salud pública con una perspectiva integral e integrada en América Latina y el Caribe, que reconozca la interdependencia que existe entre las dimensiones sanitaria, social, económica y ambiental”, señaló el documento Cepal-OPS.

Para Bárcena y Etienne una cuestión clave es el deficiente financiamiento de la salud, que en promedio es de 3,8 por ciento del PIB y solo dos países, Cuba y Uruguay, alcanzan el umbral de seis por ciento que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera necesario.

Persisten causas estructurales, de fragmentación y segmentación de los sistemas de salud, y un elevado gasto de bolsillo (lo que desembolsan los ciudadanos para acceder a salud) que en la región es de 33 por ciento del gasto total en salud, por contraste con los países industrializados, donde no pasa de 21 por ciento.

Consideraron que los déficits de inversión pública de los sistemas de salud de la región se traducen en debilidad en la rectoría de las autoridades y en escasez de recursos humanos, con una disponibilidad promedio de 20 médicos por cada 10 000 habitantes, muy por debajo de los parámetros recomendados por la OMS.

Las recomendaciones de Cepal-OMS comienzan por la centralidad del Estado para dirigir recursos hacia la atención de salud primaria y la prevención en las comunidades, para la inversión social, y para el apoyo a los sectores productivos, en particular a las micros, pequeñas y medianas empresas.

Para obtener los recursos necesarios se deben aumentar los ingresos fiscales con impuestos adecuados sobre la renta, propiedad y patrimonio, regalías a las industrias extractivas, de economía digital y las que manejan bienes o servicios potencialmente dañinos para el ambiente y la salud.

En su respuesta posterior a IPS, Bárcena insistió en que “deben mantenerse políticas fiscales expansivas para continuar mitigando los efectos de la pandemia y avanzar en una recuperación transformadora con igualdad”.

“En el corto plazo, es necesario mantener las transferencias sociales de emergencia y apoyar a sectores productivos y dar impulso al empleo”, mientras que “desde un punto de vista estratégico, es esencial revertir la caída de la inversión que viene dándose desde hace largo tiempo”.

Aumentar la inversión en sectores dinamizadores permitiría “la generación de empleos de calidad, la innovación, la diversificación de las exportaciones, la puesta en marcha de acciones de adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, y la concreción de esfuerzos de cooperación regional”.

También se requiere más integración regional y adoptar políticas de conjunto, pues por ejemplo producir vacunas no es algo que puedan emprender solos los pequeños países de la región, que en cambio pueden negociar juntos por haber participado en más de 800 entre ensayos clínicos y estudios para encarar la covid.

Bárcena dijo que “hemos transitado desde la emergencia en 2020 a la crisis sanitaria prolongada en 2021. Se ha hecho evidente la importancia de fortalecer la capacidad de la región para producir vacunas y medicamentos y superar la dependencia externa que se enfrentó durante esta pandemia”.

“El año pasado sosteníamos que sin salud no hay economía y hoy reiteramos que sin salud no habrá recuperación económica sostenible”, concluyó.

A-E/HM

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