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¿Podrían los neandertales ganarnos en los Juegos Olímpicos?

Cristina de Juana Ortín, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Hace 250 000 años aparecía un nuevo linaje de humanos a los que llamamos neandertales. Convivimos con ellos hasta hace 40 000 años aproximadamente. Y gracias a la hibridación nos dejaron en herencia entre el 2 y 4 % de su ADN.

Sus características y su momento de existencia los convirtió en los homínidos más próximos evolutivamente a nosotros. Y físicamente parece que nos superaban en muchos aspectos.

Esta hipotética superioridad no parte de su complejidad neuronal o lingüística sino de sus características anatómicas en conjunto. Algo que quizás podríamos comprobar si pudiésemos competir con ellos en unos Juegos Olímpicos.

Las características que quizá darían ventaja a los neandertales son su fuerza, resistencia, agilidad, visión y coordinación. También su determinación y espíritu competitivo.

Su apariencia no nos intimidaría. De media medían 1,65 cm, presentaban un aspecto rechoncho y lucían una gran masa corporal. Con el arco de las cejas muy marcado, una nariz ancha y sin mentón. Se cree que estos rasgos les favorecerían en climas glaciares. Aunque lo cierto es que sobrevivieron en climas muy diversos.

Ganarían en boxeo y tenis

Su fuerza física se haría evidente muy pronto. Su esqueleto era más robusto y presentaba inserciones para músculos de mayor tamaño que los nuestros. Sus superficies articulares eran mayores, y sus antebrazos y tibias más cortas les proporcionaban una ventaja biomecánica para desarrollar mayor fuerza, con más intensidad.

Reconstrucción de un hombre de Neandertal. Museo Neandertal, Mettmann, CC BY-SA

Todo ello les permitiría salir beneficiados en categorías que implicasen movimiento de peso y fuerza. De esta forma seguramente nos ganarían en halterofilia, natación, boxeo o tenis (considerando solo la ventaja de la fuerza). Y en otros deportes de grupo como fútbol, baloncesto y hockey, por ser todos ellos muy exigentes físicamente.

En boxeo, deporte de gran intensidad, el tejido más afectado es el muscular. Una buena higiene postural es la que evita patologías en este deporte. Pero la postura también es fundamental en la supervivencia al favorecer el aprendizaje natural. En este sentido tener una potente musculatura y tejidos osteoligamentosos consistentes puede marcar la diferencia.

Ventajas en esquí de fondo y montaña

A su musculatura hay que añadir unas fosas nasales adaptadas al frío. Su mayor tamaño les permitía captar un volumen mayor de aire, calentarlo y humedecerlo. Ambos aspectos, la musculatura y la respiración, les dotarían de gran resistencia. Esto les beneficiaría en categorías como el ciclismo, esquí de fondo y de montaña, y de nuevo natación. Pero también en eventos como las maratones o las carreras de larga distancia.

A todo ello hay que sumar su gran visión y coordinación. Gracias a los estudios craneales sabemos que los neandertales tenían mayor visión. Los moldes en 3D de los cráneos permiten estudiar con detalle los surcos. Su corteza visual era más extensa que la nuestra.

Cráneo de Homo sapiens (izquierda) frente al de un Neandertal (derecha). hairymuseummatt / Wikimedia commons, CC BY-SA

Debido a su gran agudeza visual se les ha atribuido un gran desarrollo de la coordinación mano-ojo, por lo que esta cualidad les permitiría ganarnos en tiro con arco, tiro y golf.

En el tiro con arco, además de la vista, la masa adiposa y muscular son fundamentales. La composición corporal es esencial para el éxito competitivo. Así, los arqueros con mayor éxito presentarán más masa grasa y muscular, es decir, mayor tamaño corporal. El éxito del neandertal vendrá determinado por su capacidad de generar gestos explosivos y su coordinación.

Por último, hay que destacar su agilidad mental y física. Agilidad mental en la medida en que supieron adaptarse a todo tipo de cambios ambientales. Y agilidad física pues todas las cualidades expuestas les convertían en deportistas completos. La agilidad es una cualidad de todos los deportistas que les permite control absoluto sobre su cuerpo. Es el cambio eficaz de las posiciones del cuerpo. En este sentido, nos ganarían en categorías como la gimnasia y el salto de altura.

Aunque, siendo justos, en los saltos su masa grasa les daría cierta desventaja. Esto se debe al aumento del peso corporal sin capacidad añadida para producir fuerza.

Desde su descubrimiento se les representó como criaturas toscas. Tuvieron que pasar muchas décadas hasta que en los años 50 del siglo XX se excavara Sahanidar (Irak). Sahanidar fue y ha sido un hito en la humanización de los neandertales.

Espíritu competitivo

Hoy en día, tenemos claro que eran cazadores-recolectores. Que además explotaban recursos marinos como la pesca y el marisqueo. Que se organizaban en territorios para captar recursos. Y que empleaban ornamentos y ocre asociados a enterramientos. Además, queda confirmado el desarrollo del lenguaje como forma de comunicación. Y una capacidad de audición similar a la nuestra.

Junto a todas estas ventajas, además, debieron contar con una gran determinación y espíritu competitivo para poder sobrevivir, ya que no solo competían con los sapiens, también competían con otras especies como las hienas, con quienes compartían nicho ecológico. Aunque estas no sean cualidades físicas, podrían haberles empujado a ganar como grupo en unos Juegos Olímpicos.

A pesar de que los estudios anatómicos más precisos nos permiten predecir las capacidades funcionales, esta competición es pura especulación. No podemos asegurar cómo habrían transcurrido estos peculiares Juegos Olímpicos con certeza. Pero tampoco es descabellada la hipótesis de que su físico y sus habilidades podrían haberlos convertido en formidables competidores.

Queda aún por descubrir qué fue lo que les hizo “perder la partida”. Podemos pensar que fue su infraestructura mental menos fluida, tener un comportamiento menos flexible, o aceptar que aún no se han extinguido y permanecen en todos nosotros en forma de ADN.The Conversation

Cristina de Juana Ortín, Personal docente e investigador, miembro del grupo de investigación ART-QUEO, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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