Mundo que se deshace
#TBTenLetras #TBT… 2005
La vida es un ciclo que se repite eternamente, “una serpiente que se muerde su propia cola”, como alguna vez escribió Borges en uno de sus libros. Vivimos en un mundo paradójico y que no se cansa de contradecirse. Un mundo de contrastes absurdos, donde la lógica va en contra de sí misma, donde todo parece ir al revés.
Especialmente todo lo que tiene que ver con las esferas del poder y dinero, las cuales exigen, para ingresar dentro de ellas, ir en contra de lo humanamente lógico, convertir en habilidades lo más oscuro de las características humanas.
Pasar por encima de los otros, querer obtener el poder absoluto, manejar a las personas como productos desechables, son las principales características del “nuevo” orden mundial.
“Nuevo” orden mundial que se basa en el poder comercial y no en el poder político. Como títeres, los políticos, se dejan manejar por lo grandes e invisibles titiriteros, los dueños del poder económico.
Como dice Noam Chomsky al respecto: “El gobierno mundial de facto que está tomando carta de la naturaleza: el FMI, Banco Mundial, G7 y otras estructuras diseñadas para servir a los intereses de las empresas transnacionales, los bancos las empresas inversoras en una nueva era imperial.”
Es tan cierto esto, que lo podemos ver claramente en aspectos de la vida nacional. El 2xmil (hoy 4xmil) fue un invento presidencial para ayudar a solventar a un gran grupo de poder económico del país, el Grupo Aval; que para esa época estaban casi quebrándose (o algo parecido) y al que Andrés Pastrana (presidente del momento) le debía pleitesía porque dicen que ellos le ayudaron a financiar su campaña política. Son los grandes grupos económicos (entre estos la Guerrilla) los que manejan el país a su antojo.
Mundialmente la cosa no es distinta, es aún más notoria e irónica. Chomsky en su libro “El Orden Político y Económico” dice: “los países más poderosos del Norte se han convertido, de facto, en una junta de gobierno de la economía mundial, protegiendo sus intereses e imponiendo su voluntad en el Sur”.
Esto es evidente dentro de la historia de las relaciones internacionales entre las potencias y los países subdesarrollados. Casos como el bloqueo económico que Estados Unidos le impuso a Cuba y que Canadá, España e Italia se pasaron por la faja, es un ejemplo de esto.
Sin contar con la “gloriosa” certificación que otorga Estados Unidos y que más de una vez nos ha puesto a temblar.
Actualmente, las instituciones políticas son solamente una fachada. La democracia no es más que un nombre, el sistema que de verdad gobierna es el “nuevo” imperialismo.
El pueblo ya no tiene el poder en sus manos. Salvo contadas excepciones donde la voz popular tuvo efecto y derrocaron presidentes. El caso de Ecuador es notorio, derrocaron dos presidentes, Mahuad y Bucaram, sin necesidad de incurrir en la violencia, lanzándose a las calles a protestar pacíficamente. Mientras tanto, aquí en Colombia fue imposible quitarle el poder a Samper durante el proceso 8 mil.
Este manejo por “hilos invisibles” que realizan los grandes grupos económicos es tan efectivo que sólo una pequeña parte de la población es un poco consciente de esto.
Son muchos los factores para que sobre la balanza del poder primen otros intereses, entre ellos la tecnología que abrió las fronteras del mundo y el intercambio de información sin importar espacio, distancia y tiempo.
La nueva tecnología trajo consigo tres movimientos sociales, que están otorgándole nuevos significados a las cosas, la transnacionalización, globalización e hibridación. Movimientos que han logrado transformar la esfera del poder, antes se dominaba por tener una ideología, hoy se lucha por sostener la supremacía del dinero y el poder en unas pocas manos.
Es una dictadura absolutista disfrazada de democracia, lista para endulzar, como en Halloween, a los desprevenidos; cuyos autócratas están más allá de las fronteras de los países y pertenecen al poderío económico.
Pero nada de esto es nuevo, la serpiente que se muerde la cola es la misma. Volvemos al imperialismo pero con otros nombres y bajo las órdenes de otros jefes. La barbarie, la ignorancia y los peores sentimientos humanos tras el poder, se disfrazan de progreso, avance tecnológico y prosperidad.
La diferencia entre el imperialismo de ayer y el de hoy es que ya no se pelean sólo tierras, se disputan propiedades intelectuales, se pelean el control de principios básicos para la vida humana como la salud y la alimentación.
Con la biotecnología y la genética se ha comenzado la guerra de patentes sobre la vida humana, donde para poder curarse de cáncer habrá que pagarle a una multinacional por su licencia.
La salud y la alimentación ya no serán derechos universales sino particulares (de los que tengan el dinero) y alcanzar esto es lo más cercano al poder absoluto, es tener la vida de miles en manos de unos desconocidos.
Como dice sabiamente Mario Benedetti sobre las incoherencias de los poderosos y sus locuras para mantener el poder, en su poema que le da título a este escrito:
El mundo se deshace/explota/gime
sin pañuelo de paz que lo despida
se hunde se destierra se concluye
sabios de pacotilla interrogaban a marte
comprueban que está muerto y sin historia
y en esa nada invierten
los millones del hambre
el mundo los mundanos los mundillos
se atragantan de miedo/sin embargo
millonan sin cesar los millonarios
con lágrimas de otros compran euros
y con los euros compran armas
y con las armas fundan la basura
de los cadáveres sin cruces
el mundo desafina con el hombre
trabaja sin cesar por su suicidio
quiere morirse de una vez por todas
loco de inundaciones y seísmos
de hipocresías y otras religiones
pobre mundo de mierda y de huesitos
va rodando redondo en el espacio
el mundo es un escándalo/su estruendo
hecho de rock y cañonazos
va anonadando todos los sigilos
y perforando tímpanos y utrículos
hasta las oraciones odian los decibeles
pero allá arriba siguen más sordos que beethoven