Economía

Las subas de precios de los alimentos y la energía presionan sobre la inflación global

Analistas oficiales y privados de Europa, Estados Unidos, y organismos como el FMI y la FAO, advirtieron sobre las perspectivas de mayores presiones inflacionarias en los países desarrollados, en parte sostenidas por la suba de precios de alimentos y productos energéticos.

Los precios mundiales de las commodities de alimentos continuaron en alza en septiembre, a causa de la “restricción de la oferta” y la “fuerte demanda”, señaló hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Según el organismo, los principales productos alimentarios se encarecieron 1,2% frente a agosto y 32,8% en comparación con septiembre de 2020.

También preocupa la suba en los precios de la energía (incluyendo al gas y al petróleo), los cuales, a su vez, podrían provocar un traslado de la producción de alimentos (como el maíz y el azúcar) a la de bioenergía (biodiesel y bioetanol), agravando la situación actual.

A todo esto, se le suman las malas condiciones metodológicas que provocaron sequias en Estados Unidos y Rusia; y un exceso de lluvias en Europa que impactó en la calidad de los granos, con menor disponibilidad de aquellos aptos para los panificados.

Todas las categorías de alimentos registraron subas hasta niveles que se acercan a su nivel máximo, registrado en febrero de 2011, precisó la FAO.

Por lo pronto, en septiembre el precio mundial de los cereales se incrementó un 2% respecto al mes anterior.

Si bien la producción cerealera alcanzaría este año un récord histórico de 2.811 millones de toneladas (1,8% más que la temporada anterior), ese volumen sería menor que las proyecciones de demanda.

Los mayores requerimientos están reflejando el uso de esos granos para la alimentación de ganado, a causa, en parte, de los altos costos de los cereales secundarios como la cebada o el sorgo.

En lo que respecta a la energía, esta semana el barril de crudo del Mar del Norte (Brent) llegó a superar ampliamente los US$ 80, ante las perspectivas de reactivación mundial post pandemia, y la negativa de la OPEP+ a elevar la producción.

En los Estados Unidos, los precios de la gasolina alcanzaron incrementos de hasta el 50% anual en agosto, mientras que alimentos como la carne, el pescado y los huevos subieron 8% respeto al mismo mes de 2020.

Las cifras de la Oficina de Estadísticas del Departamento del Trabajo en Washington mostraron así cifras muy superiores a la inflación general de 5,3% en el mismo periodo anual.

En Reino Unido, los alimentos subieron 1,1% mensual en agosto, el mayor incremento en la materia desde 2008, lo que presionó a una inflación general que llegó al 3,2% durante ese mes, la más alta desde marzo de 2012.

En tanto, la escasez de gas (motorizada en parte por el traslado desde energías más contaminantes) llevó en las últimas semanas a récords de precios de la energía de ese país, con los británicos afrontando impuestos con subas de más del 10% este mes.

En España, el índice de precios al consumidor fue de 4% en septiembre, el nivel más alto desde 2008, aunque si se separa del indicador a los alimentos y los productos energéticos, la inflación subyacente hubiera sido del 1%.

Por su parte, en Italia los precios en septiembre alcanzaron un incremento de 2,6%, el máximo desde octubre de 2012, con la energía acelerándose a 20,2%, mientras que en Alemania la inflación fue del 4,1% anual con la electricidad y los alimentos aumentando 14% y 5% respetivamente.

El alza en la energía, además, encarece tanto la industria procesadora de alimentos (intensiva en su uso) como la agrícola a través de la suba de los fertilizantes y del transporte, agregando un nuevo factor en la inflación: dos importantes productores de fertilizantes y amoniaco (CF Industries y Yara) ya anunciaron parates en sus plantas europeas.

En este contexto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó este miércoles que la elevada inflación se mantendrá en los próximos meses antes de moderarse, hacia mediados de 2022, a los niveles previos a la pandemia.

En concreto, el Fondo indicó que espera que la inflación en las economías avanzadas cierre este año con una media del 3,6 %, para luego reducirse de manera progresiva hasta el 2% a fines del otoño boreal del año próximo.

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