Las “contrademandas” de Colombia contra Nicaragua en La Haya
Después de más de quince años de litigios, Colombia intenta consolidar una posición más firme frente a Nicaragua, pero hasta ahora no muestra una estrategia defensiva capaz de rebatir de manera eficaz –en la escena internacional– las audaces tesis de que el país centroamericano pretende avanzar a expensas de los espacios marinos colombianos en el Caribe.
El pasado 15 de noviembre, la Cancillería colombiana anunció que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) “aceptó dos contrademandas que Colombia presentó contra Nicaragua en el marco del proceso denominado “Supuestas violaciones de derechos soberanos y espacios marítimos en el mar Caribe”.
Ayer miércoles 22 de noviembre, La Haya publicó en su sitio oficial el texto de la decisión sobre un nuevo desarrollo en esa controversia, lo que permite analizar con mayor seguridad los alcances de la decisión y las consecuencias para Colombia.
Para el profesor Antonio Rengifo, de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), lo primero que hay que aclarar es que, técnicamente, según el reglamento de la Corte, esas actuaciones no se denominan “contrademandas”, sino “demandas reconvencionales” que son “incidentes procesales” cuyo objeto consiste en someter a los jueces nuevas pretensiones que tienen conexión con las presentadas por el demandante, es decir Nicaragua. De esa forma, el demandante se convierte en demandado, y viceversa.
Rechazadas por la Corte
Lo segundo que se debe precisar es que Colombia presentó cuatro demandas reconvencionales: dos fueron rechazadas y dos aceptadas.
Colombia fundó la primera demanda reconvencional en la violación, por parte de Nicaragua, de su obligación de ejercer la debida diligencia para la protección y preservación del medioambiente marino en el suroccidente del mar Caribe.
La segunda, “que se desprende lógicamente de la primera”, tuvo relación con la violación por parte de Nicaragua de la obligación de respetar el derecho de los habitantes del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en particular de los raizales, de beneficiarse de un ambiente sano, viable y durable.
El profesor Rengifo recuerda que la Corte decidió que esas dos demandas carecían de conexión directa, tanto de hecho como de derecho, con las demandas principales presentadas por Nicaragua.
Aceptadas en La Haya
En la tercera demanda reconvencional, Colombia le pide a la Corte declarar que Nicaragua ha violado los derechos de los pescadores artesanales del Archipiélago, incluidos los de la población raizal, con actos de limitaciones y hostigamiento al ejercicio de las faenas de pesca.
Al respecto, el experto en derecho internacional menciona que la Corte aceptó esta demanda reconvencional que obviamente tiene relación con los derechos humanos fundamentales de los pescadores artesanales, y la decisión tendrá relevancia en todo el mundo.
El Centro de Pensamiento sobre Mares y Océanos de la U.N. hizo un trabajo en defensa de los derechos fundamentales de los pescadores desde la Convención Interamericana de Derechos Humanos y el derecho internacional del mar, que se encuentra disponible en internet.
En la cuarta demanda reconvencional, también aceptada por la Corte, Colombia pidió que se declare que al adoptar el decreto de agosto de 2013 que estableció las líneas de base rectas aquellas a partir de las cuales se miden los espacios marinos de los Estados, Nicaragua las extendió más allá de lo permitido por el derecho internacional, lo cual constituye una violación a los derechos de Colombia.
El profesor Rengifo señala que el comunicado de la Cancillería de Colombia, fechado con varios días de anterioridad a la publicación de la providencia (“ordenanza”) en el sitio de internet de la CIJ, generó algunos comentarios en desafío a la prudencia elemental que invita a no anticiparse a hablar de lo que no se conoce, “si se tiene en cuenta el rigor de la Corte en la gestión de la información sobre sus decisiones y que la misma Cancillería expuso en su comunicado que ‘el Gobierno colombiano aún no conoce el texto completo de la providencia, pero ya fue notificado de la decisión adoptada por la Corte’”.
Estrategia judicial y diplomática amplia
Sin entrar en el análisis de los detalles técnicos de las actuaciones procesales, el profesor Rengifo considera que lo que menos le conviene a Colombia es la crítica apresurada y desbordada que señala las actuaciones del país, ajustadas al reglamento de la Corte, como un “gravísimo error”.
“Creo que si bien cuatro demandas reconvencionales pueden parecer algo exagerado, lo más importante es que las actuaciones de Colombia se inscriban en una estrategia judicial y diplomática más amplia para enfrentar las tesis de Nicaragua y no se limite a actuaciones meramente procesales”, afirma el docente.
Es necesario señalar que Nicaragua trata, habilidosamente, de “estirar” las complejas evoluciones del derecho del mar para extender sus espacios marinos en el Caribe, a expensas de los de Colombia. El profesor de la U.N. dice que “no hay duda de que los litigios que afronta el país comprometen seriamente su soberanía y no deberían terminarse en el trayecto de la Cancillería a La Haya con la presentación de unos memoriales”.
En su opinión, el juego de Colombia consiste en evitar que le impongan; por eso es imperativo que salga a la escena internacional para explicar, persuadir y convencer sobre los inconvenientes, para muchos Estados, de la aceptación de las “estiradas” tesis de Nicaragua.
“Sería una forma de generar consensos que influyan en unos jueces obligados a identificar y reconocer las relaciones políticas entre los Estados en materia de delimitación y de plataforma continental extendida. Hay que entender que en esto el derecho no está más allá de la diplomacia”, destaca.
Si bien es cierto que el próximo Gobierno colombiano deberá afrontar los fallos, no es menos cierto que el actual puede innovar en las estrategias diplomáticas y judiciales defensivas de Colombia.
En ese sentido, afirma el profesor Rengifo, a “los litigios de Colombia hay que ponerles el optimismo de la voluntad. Es importante hacer más, para defender mejor. Es mejor hacer decididamente frente a las calamidades que resignarse a sufrir los dardos de un insultante destino que no es inexorable”. Eso en ningún caso afectará negativamente el trabajo realizado ante la Corte; por el contrario, lo complementa, concluyó.