Desierto de la Tatacoa fue tan verde como la Amazonia
La fauna de La Venta –en el desierto de la Tatacoa (Huila)– estuvo conformada por una variedad de especies de fauna y flora que indican que la región fue alguna vez tan verde como el Amazonas.
Aves, anfibios, crustáceos, peces, reptiles y mamíferos, junto con una gran diversidad de plantas acuáticas y terrestres, conformaban una red alimenticia compuesta por hervíboros, carnívoros, detritívoros y omnívoros, en cuya cúspide se encontraban reptiles superdepredadores que dominaban los ríos y las selvas.
Así lo explica Catalina Suárez, geóloga de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y doctora en Paleontología de la Universidad de La Plata (Argentina), quien participó en una caracterización del conocido desierto de la Tatacoa, un lugar extendido en los territorios de Tolima y Huila, en el que alguna vez existió un bosque lleno de vida.
Algunas especies incluso se han familiarizado con las que existen hoy en la Amazonia colombiana, denotando a la vez las variaciones terrestres que ocurren con las eras geológicas. Entre estas, peces similares a los que habitan actualmente la región del Orinoco, además de restos de madera fósil de árboles que viven en zonas de poca sequía y temperatura inferior a los 30 ºC.
Los restos fósiles conocidos como “La fauna de La venta,” encontrados en esta zona y en lugares cercanos al Valle Superior del río Magdalena, son una importante referencia y una ascendencia indispensable para el estudio de numerosos animales vertebrados de América del Sur.
Además, esta zona tiene el mayor número de especies reconocidas que existieron durante el Neógeno de la Tierra, y también un grupo de mamíferos fósiles conformado por especies endémicas que hoy no se pueden equiparar con ninguna otra.
Estos hallazgos permiten que científicos, ilustradores y la sociedad en general puedan imaginar cómo eran los ecosistemas hace miles o millones de años.
Este trabajo está recopilado en el libro Hace tiempo: Un viaje paleontológico ilustrado por Colombia, producto del Instituto Alexander von Humboldt y el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en el que la paleontóloga Suárez participó en un capítulo junto con Jorge Moreno y Kevin Jiménez.
Este estudio involucró, entre otras metodologías, la aleobiología, que se basa en el análisis de huesos o dientes por medio de la morfología, para hacer reconstrucciones de ambiente y clima, además de caracterizar lo que comían los animales en ese entonces; a través de las hojas se puede interpretar atmósfera y reconstruir todo el ambiente de la época del Mioceno.
“Hay falsas ideas sobre la paleontología, ya que la relacionan solo con los dinosaurios, un imaginario colectivo reproducido por producciones cinematográficas, especialmente de Hollywood, como Jurassic Park y otras películas animadas que tienen información errónea”, indica la paleontóloga Suárez.
Evidencias ocultas
“La interacción del humano con los fósiles se remonta incluso hasta hace 75.000 años y se han encontrado asentamientos en Alemania en los que se muestran preservaciones de amonitas, aunque se desconoce su uso real”, comenta la paleontóloga Suárez.
Estas evidencias contradecían las creencias de la época, por lo que estuvieron ocultas hasta el siglo XVII, cuando se inician como tal los estudios de los fósiles.
Ya en el periodo científico, el geólogo William Smith fue pionero del estudio de los fósiles por capas, al evidenciar la presencia y ausencia de determinadas especies en los diferentes niveles observados.
La paleontología (estudio de los fósiles) abarca e integra ciencias de la Tierra y ciencias biológicas, e interactúa con la teoría de la evolución y la clasificación práctica de la especies con el fin de hacer reconstrucciones biogeográficas y ambientales de diferentes momentos del pasado.
“La paleontología permite ver la vida en cuatro dimensiones, conocer el movimiento de las especies, entender la vida en el pasado y prepararse para lo que viene, ya sean extinciones o cambios climáticos”, agrega la paleontóloga Suárez.