China y Rusia refutan críticas de Biden en la COP26 sobre su compromiso climático
China y Rusia afirmaron hoy tomarse en serio la emergencia climática, en respuesta a críticas que el presidente estadounidense, Joe Biden, lanzó contra ellos en la cumbre de la conferencia de la ONU sobre clima COP26.
“No estamos de acuerdo” con las acusaciones de Estados Unidos, afirmó desde Moscú el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, cuyo país es el quinto mayor emisor de gases que provocan el calentamiento global.
El vocero aseguró que Rusia está tomando acciones contra el cambio climático “coherentes, reflexionadas y serias”, pese a que su presidente, Vladimir Putin, no haya asistido a la cumbre de dos días de esta semana en la COP26 de Glasgow, Reino Unido.
Tampoco viajó el presidente chino, Xi Jinping, al que Biden acusó de “dar la espalda” al “gigantesco” problema de un calentamiento global que amenaza con escapar a todo control si no se toman inmediatamente medidas contundentes.
China, el mayor emisor del mundo, “tiene problemas climáticos muy, muy graves y no está dispuesto a hacer nada al respecto”, fustigó Biden ayer en conferencia de prensa al término de la cumbre en Glasgow.
“Lo mismo ocurre con Vladimir Putin”, agregó, según consignó la agencia de noticias francesa AFP.
“Los actos hablan más que las palabras”, respondió desde Beijing un vocero de la diplomacia china, Wang Wenbin, rechazando las “palabras vacías” de Biden.
China es el país que más invierte en energías limpias, pero, como todos los países en desarrollo, se enfrenta a “problemas prácticos” para cumplir estos “ambiciosos objetivos”, defendió Wang, señalando la “falta de tecnología apropiada”.
Pese a sus ausencias, los mandatarios ruso y chino intentaron ayer hablar a través de videoconferencias, pero -por falta de previsión en la organización- se vieron impedidos de hacerlo, por lo que Xi debió enviar un mensaje por escrito.
Además, China y Rusia sí participan de la conferencia, que se extenderá hasta el 12 de noviembre.
Cancelada el año pasado debido a la pandemia del coronavirus, la COP26 tiene la difícil misión de desarrollar los compromisos adoptados en el Acuerdo de París de 2015, que fijó como gran objetivo internacional limitar el calentamiento del planeta a +1,5ºC respecto a la era preindustrial.
Sin embargo, los científicos advierten de que con las medidas actuales la Tierra se dirige más bien hacia un aumento de +2,7ºC que conllevaría caóticas consecuencias entre sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar y el surgimiento de millones de refugiados climáticos.
En este contexto, las negociaciones, atascadas desde hace años en complejas cuestiones técnicas como el funcionamiento del mecanismo de mercado para comprar y vender derechos de emisión, se anuncian complicadas.
En la agenda, además de la descarbonización acelerada de la economía, figura la cuestión de la ayuda financiera, de 100.000 millones de dólares anuales, prometida para 2020 pero aún incumplida, de los países ricos a las naciones desfavorecidas y más vulnerables al cambio climático.
Buscando dar impulso al diálogo, jefes de Estado y de Gobierno de un centenar de países se comprometieron ayer a reducir en un 30% las emisiones de metano para 2030, respecto a los niveles de 2020.
El metano (CH4) es gas con un efecto invernadero 80 veces más potente que el mucho más conocido CO2.
Sin embargo, ni India, el cuarto mayor emisor, ni China y Rusia se sumaron a la iniciativa.