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Cadena agroecológica surte de hortalizas a Bogotá

A partir de capacitaciones para producir lechugas, cebollas, cebollines y calabacín, entre otros productos, usando el mínimo de pesticidas o fertilizantes químicos, se conformó una cadena de abastecimiento que surte restaurantes y plazas de mercado de Bogotá.

La cadena de producción está integrada por 100 familias de productores de los municipios de Chocontá, Suesca y Machetá (Cundinamarca), interesadas en darle valor agregado a sus productos y en ampliar su oferta de hortalizas y otros vegetales.

Debido a que los precios del mercado muchas veces no dejan utilidad para los cultivadores, la venta de productos con características agroecológicas dirigida a mercados específicos contribuye a mejorar esta situación para que los agricultores cuenten con un margen de utilidad que supera hasta en un 10 % la producción convencional.

En tal sentido, por medio de la metodología de “Escuelas de campo”, equipos de ingenieros agrónomos y administradores de empresas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) ofrecieron capacitación para que los agricultores se familiaricen con procesos relacionados con agroecología, costos y mercadeo, en el terreno y con el lenguaje que emplean los productores.

“Las dinámicas de la producción convencional hacen que muchas veces las casas químicas que fabrican fungicidas les ofrezcan una serie de dádivas para que compren sus productos con los consecuentes efectos asociados con la contaminación del ambiente”, explica el profesor José Stalin Rojas Amaya, director del Observatorio de Logística, Movilidad y Territorio de la U.N.

Encontrar nuevos nichos, como restaurantes especializados en comida sana, fue una de las prerrogativas del proyecto, que busca ofrecer alternativas reales que puedan proyectarse a futuro.

Este proceso no es nada fácil por los exigentes estándares de calidad que suelen tener estos establecimientos con sus productos. Ejemplo de ello es la queja de uno de los comensales que al observar pequeños puntos en un tomate los asoció con detrimento del buen nombre del restaurante.

Por tal motivo, el trabajo realizado en los tres municipios contempló aspectos relacionados con la estricta limpieza de los lugares de almacenamiento y el envío de los productos en óptimas condiciones de calidad y empaque.

La cadena de abastecimiento también incluye el diseño de actividades logísticas relacionadas con cosecha, poscosecha, transporte y entrega al consumidor final.

Al respecto, se detectó que aspectos relacionados con el transporte todavía no están garantizados, de manera que las dificultades en sacar los productos al mercado local se incrementan cuando se trata de llevarlos a Bogotá.

Como una posible solución, la U.N. ha planteado que las entidades locales presten algunos vehículos como volquetas o camiones para la recolección y distribución en algunos casos específicos.

Este proyecto fue realizado gracias a una convocatoria de la Alcaldía Mayor de Bogotá, la Gobernación de Cundinamarca y el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), para formar parte del Corredor Tecnológico.

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