Biocerámicas que eliminan flúor reciben patente de invención
El uso de dos compuestos presentes en el organismo de las personas logra eliminar este agente contaminante, que en altas concentraciones causa daños irreversibles en dentaduras y huesos.
La innovación, que recibió la patente de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), permitiría producir un descontaminante que actúe en pocos minutos, además de otros que se puedan aplicar a grandes volúmenes de agua, como tanques de almacenamiento de uso doméstico.
A pesar de que en Colombia faltan más estudios sobre las concentraciones de flúor en el agua, se sabe que existen alrededor de 10 poblaciones de diferentes regiones del país en las que las concentraciones son muy altas; entre estas se destacan Rivera (Huila), Tocaima y Nilo (Cundinamarca), parte del Chocó y algunos pueblos de Antioquia como Yondó.
Aunque existen métodos para descontaminar el flúor, estos suelen ser dispendiosos y costosos, en la medida en que se deben introducir reactivos y contar con la participación de expertos que establezcan factores asociados con cantidad, concentración y tiempo del proceso, sumado a la necesidad de restablecer el balance del líquido, con el fin de que sea potable.
“El nuevo material hace todo eso en un solo paso y puede ser empleado hasta por un niño, porque basta con agregar una pastilla para que el agua quede descontaminada”, explica el autor de la invención, profesor Édgar Delgado, del Departamento de Química de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
El docente agrega que el esmalte de los dientes –que contiene un 95 % de bioapatita– es un ejemplo de compuesto biocerámico con una compatibilidad tan alta que se puede emplear para reconstruir huesos a partir de células llamadas osteoblastos.
Con apariencia de un polvo blanco producido a partir de materiales muy económicos y que se encuentran en la naturaleza –calcio, magnesio y fósforo, entre otros–, cuando se agregan las biocerámicas al líquido se produce una reacción química que cristaliza las fracciones de flúor para convertirlas en sólidos, además de regular el pH sin ningún efecto tóxico.
Enfermedad silenciosa
La fluorosis es una enfermedad provocada por el consumo excesivo de flúor que puede afectar a poblaciones que extraen el agua de pozos en los cuales se presenta una alta concentración de este elemento y que, para el caso de Agua de Dios (Cundinamarca), determinó que el 100 % de menores desarrolló esta afección.
Aunque se trata de un problema que muchos consideran eminentemente estético, debido a que se manifiesta en una serie de manchas en la dentadura, investigaciones recientes han encontrado que también podría estar relacionado con múltiples afecciones en huesos, dientes y cartílagos.
“Aunque el flúor puede ser muy benéfico en pequeñas cantidades, para el caso de la sal –cuyo consumo diario tiene un promedio de 11 a 13 gramos por persona– puede llegar a ser excesivo. A ello se suma el hecho de que en Colombia existen varias poblaciones que consumen agua con cantidades elevadas de flúor, situación que también se presenta en países como India y China.
“A diferencia de otros agentes contaminantes que se encuentran en el agua –residuos animales minerales y vegetales– y que después de un tiempo se depositan en el fondo de las plantas de tratamiento, el flúor puede permanecer disuelto durante años”, explica el profesor Delgado.
Con la patente otorgada por la SIC se espera que la U.N. comience a adelantar las gestiones pertinentes para facilitar la comercialización del producto entre las empresas interesadas en llevarlo a escala industrial.
“En cualquier parte del país se debería llevar a cabo este tratamiento, porque la sal que se consume ya viene con niveles exagerados de flúor, que son más que suficientes para los estándares internacionales”, puntualiza el docente.