Arenas blancas en el Amazonas restringen diversidad arbórea
En el nordeste amazónico los suelos de arenas blancas, o varillales, únicas en la región, tienen menos especies vegetales que el resto del bosque.
La diferencia en diversidad se debe a que las arenas blancas, que parecen un complejo de islas, tienen pocos nutrientes en comparación con las tierras negras. Estos son necesarios para que las plantas se desarrollen de manera óptima.
En los varillales las especies arbóreas son más específicas y uniformes –como el algarrobo, o areparina (Macrolobium limbatum)–, mientras que en las arenas negras los árboles tienen mejores condiciones para crecer.
Para compensar la poca cantidad de nutrientes de los varillales, los árboles generan asociaciones con hongos o bacterias que les facilitan fijar nitrógeno u otros nutrientes del suelo. Por ejemplo, las leguminosas tienen la bacteria Rhizobium, la cual forma nódulos en la raíz, toma el nitrógeno y lo pone a disposición de la planta.
A estos hallazgos se llegó después de analizar la composición de especies de árboles en 412 parcelas con un área de 1.000 m2 en la Amazonia colombiana.
El investigador Sebastián González Caro, estudiante del Doctorado en Ecología de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín, explica que a partir de esta información se analizó si las arenas blancas y las tierras negras están compuestas de las mismas especies, o si por lo menos tienen especies cercanas genéticamente.
El doctorando asegura que “entender los diferentes tipos de suelos explica por qué existen tantas especies en la Amazonia, por lo que hacer estudios de este tipo es útil para los planes de conservación”.
Formación y características
Hace 60 millones de años la Amazonia estaba conformada por suelos similares a los tepuyes, originados en el Escudo Guyanés, cuya apariencia es similar a la de las arenas blancas de una playa.
“Más adelante surgieron los Andes, que generaron otros tipos de suelos en la Amazonia, en especial tierras negras que se fueron mezclando; en la actualidad se observa un mosaico de varillales que presentan estructuras muy diferentes”, afirma.
Debido a que los árboles establecidos allí no crecen en otros sitios, “si la deforestación continuara acabaría con una porción importante de la diversidad de la región, por su alto grado de endemismo”, advierte el investigador González Caro.
Conocer la información que arrojó la investigación es importante para preservar la biodiversidad, la cual permite prestar varios servicios ecosistémicos.
El estudio se hizo en conjunto con el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas.