Análisis

ANÁLISIS: ¿Qué es lo diferente en las próximas elecciones presidenciales iraníes?

De los siete candidatos a la presidencia, solo dos son políticos reformistas y el Gobierno iraní rechazó la candidatura de otros prominentes políticos de esa vertiente.

Por: Dr. Hakkı Uygur / Anadolu

El pueblo iraní acudirá a las urnas el próximo 18 de junio para votar en las elecciones presidenciales del decimotercer mandato. Después de Abolhasán Banisadr, el primer presidente del país -electo en 1980 después de la Revolución Islámica de 1979-, un gran número de líderes ha ocupado la presidencia de Irán.

Después de que Banisadr tuviera que huir al extranjero, Mohammed Alí Rayaí se convirtió en el segundo presidente iraní durante muy poco tiempo, antes de que fuera asesinado en 1981. Posteriormente, Alí Jamenei se convirtió en el tercer presidente y respectivamente, Hashemí Rafsanyaní, Mohammed Jatamí, Mahmud Ahmadineyad y Hassan Rouhani fueron elegidos para este cargo, que la constitución describe como “el segundo hombre más importante de la República Islámica”.

La definición de “República Islámica” ha sido controvertida desde el primer día de su declaración y aún genera dificultad aclararla. El eje de la nueva constitución iraní pasó a ser el Wilayat Faqih, o Gobierno del Faqih, un concepto que indicaba que el gobernante del país debe ser un conocedor de las leyes de dios. Sin embargo, no hubo un consenso sobre la definición exacta de este.

Tras la revolución islámica en Irán surgieron diferentes movimientos como el Movimiento de Liberación de Irán, impulsado por el primer ministro interino Mehdí Bazargán, o la Organización de los Muyahidines, impulsada por Masud Rajevi, que luego se convertiría en una “organización terrorista”; la definición de una República Islámica también fue difícil incluso para el líder indiscutido y teórico de la revolución islámica, el Ayatola Jomeini.

¿Quiénes son los candidatos para las elecciones del 18 de junio?

Siete candidatos fueron avalados por el Gobierno iraní para postularse a la presidencia del país. Solo dos de los candidatos son reformistas, estos son: Ibrahim Raisí (convservador), Said Yalili (conservador), el exvicepresidente Mohsen Mehralizadeh (reformista), Muhsin Rizai (conservador), Amir Hosein Qazizadeh Hashemí (conservador), Alireza Zakani (conservador), Abdolnaser Hematí, el presidente del banco central (reformista).

Sin embargo, las candidaturas del expresidente Mahmud Ahmadineyad, el conservador Ali Laryani (quien también fue el expresidente del parlamento del país) y el reformista Es-Hagh Jahanguiri fueron rechazadas por el Gobierno.

Los políticos con tendencias reformistas han sido retirados de la cumbre política durante mucho tiempo en Irán, pero el rechazo de la candidatura de estos exfuncionarios tiene connotaciones diferentes esta vez, pues plantea la reducción sistemática de los reformistas en el país.

Sin embargo, hay indicios de que las intensas purgas de políticos en los procesos electorales y la consiguiente disminución de la tasa de participación se basan en razones que van más allá de las discusiones teóricas o teológicas. Algunos expertos señalan que este fenómeno se debe a que en el país hay una transición a un periodo que se puede denominar como “segunda fase de la Revolución Islámica”.

El candidato favorito de las presidenciales de este año es el titular del Poder Judicial, Ibrahim Raisí, un político cercano a Jamenei. Este funcionario no sería solo un presidente ordinario, al contrario, se prepara para convertirse en el líder de la revolución islámica iraní como sucesor de Jamenei.

El hecho de que Raisí no anunciara su candidatura sino hasta el último momento provocó rumores de que no había recibido la aprobación de Jamenei.

El viernes 4 de junio, Jamenei afirmó que “hubo injusticia en el proceso de evaluación de los candidatos” a la presidencia, un comentario que causó revuelo en los círculos políticos en Irán; tras esto, el Consejo de Protectores Constitucionales desestimó el tema condenando las acusaciones con una declaración del mismo día.

Sin embargo, no es probable que se haya dado un veto político a los candidatos sin el conocimiento previo de Jamenei. Por otro lado, la disminución de la participación en los comicios y la frustración de la mayoría electoral podrían traer diferentes consecuencias. Por tanto, parece que las elecciones pasarán con escasa participación y sin sobresaltos y darán lugar a la presidencia de İbrahim Raisí.

El candidato ha sido criticado por su falta de oratoria efectiva, que tiene un lugar importante en la política iraní, y su debilidad en materia económica, la problemática más importante del país en la actualidad debido a las sanciones de EEUU sobre Teherán y la pandemia de coronavirus (COVID-19).

La victoria de Raisí en las elecciones no provocará cambios importantes en la política exterior iraní. Sin embargo, la cuestión de quién quedará, después de 35 años, en la posición de funcionarios que fueron expulsados ​​de la escena política después de la muerte del Ayatola Jomeini será más decisiva que las diferencias políticas o ideológicas en muchos acontecimientos en Irán y sus políticas internas.

[Hakkı Uygur es el vicepresidente del Centro de Estudios Iraníes (İRAM)]

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Camilo Hernández contribuyó a la redacción de esta nota.

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