Desde lo simpleOpinón

Comida para la aldea global

#TBTenLetras #TBT… en 2006

Más que un simple jamón y queso… Mejor conocido como “panino, “sándwich, “sánduche” o “emparedado”.

“Frijolero” era el nombre que estaba estampado en la camiseta de Juanes en una entrega de los Grammy Latinos, esa noche era perfecta para, con su camiseta, gritarle al mundo que es ‘colombiano’, que es ‘antioqueño’; la comida nos identifica como cultura, como sociedad, como individuos; también nos diferencia – y en ocasiones – hasta nos separa.

Alrededor de la comida giran factores culturales como la música, las celebraciones y las festividades. Para un antioqueño la relación entre una Bandeja Paisa y la música carrilera es directamente proporcional, así como un patacón te sabe a vallenato o a champeta.

Existen comidas que nos identifican como pueblo, raza, país o ciudad, pero también existen otras que nos identifican como aldea global. Alimentos que rompen fronteras, ideologías y disputas sociales o políticas, el sándwich o emparedado (para no usar anglicismos) es uno de estos.

Es conocido como sándwich, panino, sánduche o emparedado en el mundo de habla hispana, denominaciones aprobadas por la Real Academia de la Lengua Española. Pero llámese como se llame, el sánduche es un ícono de nuestra sociedad, cada vez más universal.

Una noche, mientras disfrutaba de un emparedado de jamón y queso, sentí la curiosidad de saber quién se había inventado el alimento que estaba disfrutando en ese momento. Todos saben mucho de geografía, historia, política… pero muy  pocos de eso que algunos llaman “cultura general”, saber de donde salieron aquellas cosas mínimas y cotidianas que comemos y usamos a diario.

Fue entonces cuando me acordé de una frase dicha por un querido profesor (Jorge Fraga): el periodista es un conocedor de variedades. Difiero un poco al respecto, para mí, el ser humano debe ser un conocedor de variedades; variedades como el sánduche o el cielo azul, como el jean o el ronroneo de un gato.

Conocedor de nuestras variedades humanas nunca antes enseñadas en el colegio. Fue ahí, cuando me puse a la  tarea de buscar el origen, empecé por los métodos más ortodoxos, entrevistas con chefs, historiadores y dueños de restaurantes, busqué en libros de historia y culinaria, pero la información que encontraba era mínima y primaria.

Decidí olvidarme de lo ortodoxo y unirme a la aldea global, simplemente googlear, para encontrar el origen de este alimento universal.

Lo que ocasionó el surgimiento del sánduche fue una noche de cartas y licor. Su creador aún no está muy claro, una de las versiones cuenta, que un conde inglés, John Montagu, para no despegarse de la mesa de juego le pidió a un sirviente dos tajadas de pan y un pedazo de carne, cuando se lo llevaron, él metió la carne entre los panes y creó el primer sánduche.

Otra versión narra que el mismo conde, la misma noche, en la misma mesa de juego se moría de hambre y quería comer algo enseguida, su sirviente para evitar un regaño por una comida demorada, usó su cerebro y creatividad, preparó un bocadillo rápido, dos panes con un pedazo de carne en la mitad.

En este momento no se puede comprobar quién fue el inventor real del emparedado, si el afamado conde o el sirviente (del que no se sabe ni el nombre), lo cierto es, que el primero en comer un sándwich fue el inglés John Montagu.

A partir de ahí el asunto se popularizó por Inglaterra, luego toda Europa, Asia… hasta convertirse en un alimento universal; si hablamos de la globalización, podría afirmar (aunque muchos me tilden de ignorante), que el sánduche fue el alimento que dio el primer paso globalizante antes que el mismo término existiera.

Hay muchos tipos de emparedados, el tradicional de jamón y queso, de carne, de atún, vegetariano, con lechuga… en fin, se podría decir que los tipos de sánduches se puede comparar con el número de habitantes del planeta, porque cada persona se puede inventar su propio emparedado de acuerdo a lo que le provoque en el momento.

Me imagino que debe haber alguno por ahí que prepare sánduche con frijol, tengo una amiga que hace emparedados con leche condensada, arroz y tomate – aunque suene inverosímil, ella se lo come, yo aún no lo he probado y creo que no lo haré.

La regla básica para que un alimento se convierta en  un sánduche es: dos panes y algo adentro. Pero mientras investigaba esto y ahora cuando escribía, pensé ¿Qué diferencia hay entre un emparedado y una hamburguesa? No lo sé, aquí especulando, la hamburguesa podría ser la hija mayor de sándwich y el perro caliente el hijo mayor – o viceversa- porque si lo piensan bien, el “Hot Dog” sigue la misma lógica sánduchera.

Para mí la hamburguesa es un sánduche con pan redondo y ya, recuerden que el primer emparedado fue con carne, el cambio de término de sándwich a hamburguesa seguramente fue un invento gringo.

En Latinoamérica, los argentinos piensan que son los más comedores de sánduches del mundo, de hecho se denominan a si mismos como “la nación del sánduche”. Les recomiendo que lo googleen para que  lo comprueben con sus propios ojos, existe una gran cantidad de páginas dedicadas al sándwich argentino; en ellas explican en que regiones de su país se come más, como se debe comer y afirman que en Argentina existen 70 clases de sánduches, únicos e irrepetibles, creados en la nación gaucha.

A mí particularmente me encantan, sino no estaría escribiendo esto. Casi todos los días los como, al desayuno o a la cena. Yo soy muy tradicional, así que mi preferido es el típico con jamón y queso; sin embargo mi experiencia sánduchera es amplia – no la más experta- pero por lo menos la suficiente para escribir con propiedad sobre este alimento global.

Me gustaría recomendar algunos deliciosos – no muy dietéticos – pero exquisitos para disfrutar mientras se ve una película, se lee o se escribe un artículo como este. Para una noche de lluvia y frío, el ideal es un sánduche de doble queso mozarella con tomate verde en el centro; mientras se lee un buen libro, el perfecto es de atún con mayonesa, y el que disfruto ahora mientras finalizo este escrito es uno de champiñones, jamón y queso.

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