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Elecciones aumentan escepticismo sobre acuerdos de paz

Los acuerdos de paz parecen no formar parte de la agenda de los candidatos, y sus discursos se encuentran fragmentados en posturas ideológicas de izquierda, centro y derecha.

A ello se suma la polarización que vive el país y la percepción de que los acuerdos alcanzados en La Habana están hechos a la medida de las FARC, lo que tiende un manto de duda sobre las posibilidades reales de su implementación.

Estos son algunos de los puntos de vista expuestos en el marco del foro “Elecciones presidenciales y su impacto en el proceso de paz”, celebrado en la Universidad de los Andes. Allí profesores de diversas instituciones de educación superior analizaron la actual coyuntura política, los compromisos alcanzados y lo que podría ocurrir.

Según la investigación realizada por el Observatorio de la Democracia, de la Universidad de los Andes, pese a la creciente insatisfacción con el sistema democrático, entre 2015 y 2017 en los territorios de consolidación territorial y antiguas zonas de conflicto se registra gran expectativa respecto a una reforma agraria.

“La gente está muy insatisfecha con el funcionamiento de la democracia, y un número creciente de personas duda de que sea la mejor forma de gobierno”, explicó el profesor Juan Carlos Rodríguez durante su intervención. El académico destacó que tal situación se agudiza en los municipios en los que se llevan a cabo los “planes de desarrollo con enfoque territorial”.

No obstante la percepción sobre la aplicación de la justicia transicional –que en líneas generales se percibe como muy condescendiente con las FARC– también es negativa. Pese a ello, se advierte un optimismo moderado por el desarme, y un ligero incremento en la confianza hacia los reincorporados. En lo que sí existe consenso, tanto en las zonas urbanas como en las rurales, es que esta organización no debería participar en política.

Dicho escenario plantea un nuevo reto, en la medida en que cualquier acuerdo de paz exige un tratamiento con beneficios judiciales y que garantice la participación en política.

Como en las zonas rurales existe gran expectativa ante la posibilidad de que cuando se implementen los acuerdos de paz mejorará el acceso a la tierra, el hecho de que esto no ocurra ocasionará una frustración muy grande.

¿Proceso fracasado?

Para Mauricio Romero, profesor de la Universidad Externado de Colombia, la situación se agudiza ante un liderazgo muy limitado y cuestionado de las FARC, sumado a una evidente inoperancia estatal en la implementación de las zonas veredales.

Según explicó, a partir de apreciaciones de expertos en torno al tema agrario, el Ministerio de Agricultura se convirtió en un fortín político, se dejaron de lado los ajustes técnicos para implementar los acuerdos y se crearon tres agencias cuya acción ha sido muy limitada por su falta de capacidad operativa.

“Aunque tenemos un acuerdo que es moralmente deseable, parece políticamente inviable. Y si eso es así, todos debemos cuestionarnos sobre lo que se debería hacer”, puntualizó.

Pese a que los acuerdos con las FARC son un hecho cumplido, para Daniel García Peña es evidente que las negociaciones con el ELN también están en tela de juicio, muy a pesar de que desde su punto de vista nunca se había llegado tan lejos.

Si bien se trata de una agenda que puede resultar ambigua, se debe recordar que esta guerrilla es muy distinta a las FARC y genera una gran polarización y niveles de participación sociales muy deficientes.

Tampoco contribuye el hecho de que se registren tantas deficiencias en la implementación de los acuerdos, puesto que esto enturbia y hace más difíciles unas negociaciones, que de por sí son complejas.

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