Cultura

Zarzuela infantil: una historia menos conocida del género musical

Sara Navarro-Lalanda, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja Sobre el escenario, la escena tercera de La Gran Vía, zarzuela compuesta por Federico Chueca a finales del siglo XIX. Dos personajes, un paseante y la calle Sevilla, mantienen el siguiente diálogo:

PASEANTE: Por este lado no esta usted mal. (Señalándole al derecho)

SEVILLA: Sí, pero por este… (Mostrando el izquierdo) Y la verdad es que yo necesito arreglarme si he de encontrar un buen partido; pues por aquí (La derecha) se me acercan algunos caballeros… al parecer, pero por este otro lado no llegan a mí mas que cómicos sin contrata, toreros de invierno y sablistas de profesión..

PASEANTE: ¡Ah! ¿Y usted pretende?…

SEVILLA: Pos, hijo de mi alma, a que está una… Yo pretendo que caiga algún gachó con sandunga… ¡Vamos! Ya usted chanela yo quiero algún caballero de gracia.

El diálogo es un ejemplo clásico del estilo desenfadado y plagado de dobles significados del género. Pero… ¿se la imaginan interpretada por niños?

La Zarzuela para niños

La zarzuela es un género musical nacido en España en el siglo XVII que combina canto y diálogo hablado. Dentro de este patrimonio se puede destacar una tipología específica poco conocida: las zarzuelas infantiles. Estas obras no solo contribuyeron al desarrollo del patrimonio cultural, sino que también desempeñaron un papel clave en la formación artística de los jóvenes, ya fuera como intérpretes o como espectadores.

Es importante distinguir entre las zarzuelas creadas para ser interpretadas por compañías infantiles y aquellas representadas por adultos pero destinadas a un público infantil. Este artículo se centra en las primeras, aquellas protagonizadas por niños y adolescentes.

Las ‘troupes’ de niños cantantes

El siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX fueron testigos del auge de las compañías infantiles dedicadas a este género. Se llegaron a contabilizar más de veinte en España y América Latina, destacándose entre ellas las dirigidas por Luis Blanc y Juan Bosch.

Estas agrupaciones contaban con intérpretes muy jóvenes, como la troupe dirigida por Bosch, que estaba compuesta por 52 niños, algunos de apenas 5 años, según recoge el periódico La España Artística.

Los jóvenes actores asumían todos los roles de los personajes en zarzuelas tradicionales como La Gran Vía de los maestros Federico Chueca y Joaquín Valverde, o Los sobrinos del capitán Grant de Manuel Fernández Caballero.

¿Corrupción de menores?

La participación de los menores en estas zarzuelas generó debates éticos en la sociedad de la época. Algunos artículos críticos, como el titulado “Corrupción de menores” en El Siglo Futuro (1894), denunciaban el contenido inapropiado de algunas de estas obras, así como las jornadas laborales excesivas.

Por el contrario, también se pueden encontrar noticias que avalan el valor formativo de estas compañías, como las declaraciones de los padres de la compañía de Luis Blanc que se presentan en la imagen.

Con el tiempo, creció la conciencia social sobre la protección infantil, lo que llevó a la promulgación de leyes como la del 24 de julio de 1873, que prohibía el trabajo a menores de diez años y limitaba a cinco horas diarias la jornada laboral de aquellos de 13 y 14 años, sin posibilidad de exceder las ocho horas. Aunque estas normativas estaban inicialmente dirigidas a sectores industriales, sentaron las bases para regular también el trabajo de los menores en ámbitos artísticos.

Además, en respuesta a las críticas sobre las temáticas de las obras, los directores de las compañías empezaron a seleccionar más cuidadosamente las piezas a representar. Paralelamente, compositores y libretistas comenzaron a crear zarzuelas adaptadas a las edades de los intérpretes, ajustando el repertorio, no solo para adecuarlo a su registro, sino también para abordar temáticas más apropiadas para su edad. Entre los compositores de zarzuela infantil destacan Joaquín Taboada Steger, Isidoro Hernández y Gregorio Baudot.

Un puente transatlántico

La zarzuela ha fortalecido los lazos culturales entre España e Hispanoamérica, integrando identidades y creando un acervo cultural compartido accesible a todos los públicos en lengua castellana.

Las giras de las compañías infantiles no solo impulsaron la difusión de la zarzuela durante la época virreinal en las provincias españolas de la Península y de Ultramar, sino que también establecieron un puente cultural transatlántico tras las independencias de estas regiones.

Las compañías viajaban tanto de España a Hispanoamérica como en sentido inverso. Un ejemplo de ello es la compañía dirigida por Jiménez, cuya petite troupe se presentó en el Teatro de la Perla de Ponce, en Puerto Rico, en 1894, como expone la sección “Noticias de la Isla” del periódico Las Noticias. Dos años después, la prensa documenta que esta compañía arribó a Cádiz tras un viaje directo desde Cuba a bordo del trasatlántico Santiago, con el propósito de actuar en Barcelona.

Además, estas compañías también alcanzaban otros escenarios internacionales en sus tournées. Por ejemplo, la Compañía infantil mejicana de zarzuela se presentó en Nueva York en 1875, como refleja la sección “Noticias de espectáculos” del periódico El Globo.

Un legado cultural en el pasado, presente y futuro

Aunque con el tiempo las compañías infantiles de zarzuela casi desaparecieron, su legado sigue presente en la actualidad. No solo impulsaron el desarrollo artístico de los niños que participaron en estas producciones, sino que también dejaron una profunda huella en el patrimonio cultural de España e Hispanoamérica.

Estas colecciones de obras, en ocasiones preservadas en secciones específicas como la Biblioteca Infantil del editor Ildefonso Alier, forman hoy parte de nuestro patrimonio, contribuyendo de manera significativa al legado artístico de ambas regiones.

Además, estas compañías sentaron las bases de futuras escuelas dramáticas y conservatorios, ya que los jóvenes actores adquirían experiencia escénica y desarrollaban su talento en el canto, la declamación y la danza.

El renacer de las compañías infantiles

En la actualidad es posible observar un renacer de estas compañías en ambas vertientes: con zarzuelas tradicionales y con zarzuelas infantiles, como proceso de recuperación del patrimonio infantil. Un ejemplo del primer tipo es la zarzuela paraguaya María Pacuri’i, que ha sido interpretada recientemente por el coro de niños de Luque bajo la dirección de Édgar Siro González.

María Pacuri’i, una zarzuela paraguaya interpretado por niños (2024)

Por otra parte, aunque algunas partituras de zarzuelas infantiles se han perdido, muchas otras se han conservado al haber sido editadas para voces solistas, coro y piano.

Una de estas zarzuelas es objeto de estudio en nuestro proyecto de investigación. Se trata de la obra titulada Un mundo más, con texto de Juan Redondo Menduiña y música de Joaquín Taboada Steger.

Esta zarzuela será representada durante el curso académico 2024/2025 por la Escolanía de Nuestra Señora del Recuerdo con voces solistas, coro y acompañamiento de piano bajo la dirección del maestro David González Tejero. Asimismo, será interpretada en versión de concierto la adaptación orquestal creada por los alumnos de composición del Centro Integrado de Música Padre Antonio Soler bajo la guía del profesor de Fundamentos de composición y orquesta, el maestro Juan Manuel Alonso.The Conversation

Sara Navarro-Lalanda, , UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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