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WWF y el Clima en Marruecos, la COP22 de Cambio Climático / En alerta y acción contra el cambio climático en Guatemala. Por (WWF Guatemala)

COP22/La voz del experto
15/11/2016–11:03

Los agricultores del Altiplano guatemalteco occidental ya no se rigen únicamente por las fases lunares para determinar si es época de sembrar, regar o cosechar sus cultivos. También se basan en los datos científicos y las alertas tempranas que generan unas estaciones meteorológicas recientemente instaladas en puntos estratégicos de sus comunidades.

  En alerta y acción contra el cambio climático en Guatemala

Los agricultores del Altiplano guatemalteco occidental ya no se rigen únicamente por las fases lunares para determinar si es época de sembrar, regar o cosechar sus cultivos. También se basan en los datos científicos y las alertas tempranas que generan unas estaciones meteorológicas recientemente instaladas en puntos estratégicos de sus comunidades.

Las alertas tempranas se activan cuando dichas estaciones detectan los valores mínimos de los parámetros con los que fueron configuradas y “avisan” sobre posibles eventos climáticos extremos.

Conocer esa información les permite a los agricultores estar preparados y anticiparse a los efectos que podrían tener en sus cultivos e incluso en su vida, esos fenómenos naturales que han variado en intensidad y frecuencia debido al cambio climático.

Tecnificados centinelas del estado del tiempo

Las cuatro estaciones meteorológicas del Occidente de Guatemala tienen la apariencia de antenas, miden aproximadamente metro y medio de alto, están fabricadas con aluminio y todas funcionan cual fieles guardianes del estado del tiempo en su área de cobertura.

Esas estaciones, también llamadas climáticas, están situadas específicamente en la cuenca alta del río Samalá, el cual nace en la cordillera montañosa conocida como Sierra Madre.

Las aguas del Samalá llegan a los departamentos de Totonicapán y Quetzaltenango donde están las estaciones climáticas que actualizan su información cada 15 minutos.

Entre los parámetros que registran están: la temperatura, la humedad relativa, la saturación o sequedad del suelo, la dirección y velocidad del viento, la precipitación y la radiación solar.

“También tienen seis sensores de suelo que miden su humedad en seis diferentes profundidades. Estos parámetros y los anteriores sirven para programar las alertas tempranas de las condiciones climáticas de importancia para los agricultores”, explica Arnold Lara, Oficial de Tecnología e Información, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).

Lara es quien tuvo a su cargo la instalación de las estaciones meteorológicas y el desarrollo de la plataforma virtual que recibe, promedia, activa las alertas tempranas y almacena los datos climáticos.

La organización comunitaria es clave para el desarrollo

La información que registra cada estación meteorológica se envía a una plataforma virtual, a la cual tiene acceso un administrador que ha sido designado por los miembros del Comité de Riesgo Agro meteorológico del Alto Samalá (Comité RAAS).

“Al principio solo números veía. Pero después de las capacitaciones que he recibido, ya comprendo mejor la información que registra la estación climática”, cuenta sonriente Eliberto López Sánchez, guardabosques e integrante del Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE) de Concepción Chiquirichapa, Quetzaltenango, quien se encarga de revisar los datos que genera la estación meteorológica instalada en su comunidad.

Según relata don Eliberto, la información que proporciona dicha estación, le sirve a él y a los demás habitantes de la zona donde vive para tomar las mejores decisiones sobre cuándo efectuar sus actividades agrícolas.

En el caso de los dos municipios de Totonicapán donde también hay estaciones meteorológicas, los usuarios producen semanalmente un boletín climático, que a petición de los agricultores, incluye las fases de la luna.

Al combinar sus conocimientos ancestrales con los proporcionados por la ciencia y la tecnología, los agricultores están más seguros de qué prácticas agrícolas realizar en sus campos de cultivo, según la época del año en la que se encuentren y las condiciones del estado del tiempo que estén experimentando.

Incluso los artesanos están interesados en los boletines climáticos, porque basados en la información que incluye, analizan si es conveniente o no obtener la madera con la que fabricarán sus obras. Así lo explica Víctor Mendoza, Coordinador de Recursos Naturales del Programa de Investigación de Monitoreo Ambiental, de la Asociación Cooperación de Desarrollo Rural de Occidente (Asociación CDRO), aliado local de WWF en la capacitación de las personas acerca de cómo adaptarse al cambio climático.

En el caso de Olintepeque, Quetzaltenango, Hugo Aguilar, funcionario municipal y miembro del comité RAAS, comenta que archivan anualmente los datos que les proporciona la estación climática, porque de esta manera, en unos cinco años también podrán hacer pronósticos del estado del tiempo que sean útiles para los habitantes de su municipio.

El valor de las alertas

Las estaciones climáticas generan alertas tempranas de sequía en época seca, sequía en época lluviosa, precipitación extrema y fríos extremos y heladas.

Las alertas se activan cuando registran los valores mínimos de los parámetros con los que fueron configuradas. Y sus colores van de verdes (información), a amarillas (atención y monitoreo local), anaranjadas (preparación para la emergencia) y rojas (tomar acción).

  Guatemala

La activación de las alertas además de indicarle a la gente que algo está pasando con el clima en sus regiones es un llamado a la acción.

Por ejemplo, convocar a reuniones para notificar la evolución de la alerta, preparar albergues, dar a aviso a medios de comunicación, entre otras, según el tipo de alerta que se haya activado. Y cada acción ha sido consensuada previamente, señala la ingeniera Ana Victoria Rodríguez, de WWF.

Otro de los beneficios de conocer y analizar la información meteorológica, así como las alertas tempranas, es que los agricultores tienen la oportunidad de salvar sus siembras y evitar las pérdidas de sus cosechas por eventos climáticos extremos, explica Juan Carlos Rosito, Oficial de Hidrología de WWF.

“Solo entre 2009 y 2010 se estima que los agricultores del Altiplano perdieron en promedio el 80 por ciento de sus cultivos para consumo familiar, situación vinculada a la estación lluviosa y eventos extremos de precipitación como la tormenta Ágatha (2009)”, añade Rosito, quien se encargó de la investigación histórica-científica del clima en el Altiplano, para establecer los parámetros de activación con los que se programaron las alertas tempranas para cada una de las estaciones meteorológicas.

 Tener información es clave para tomar decisiones

Gustavo Lang, delegado departamental de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Nacional contra la Reducción de Desastres (CONRED) en Quetzaltenango explica que las estaciones meterológicas son un eslabón de los Sistemas de Alerta Temprana (SAT). Y los SAT, explica Lang, permiten emitir alertas para salvar a una población ante eventos climáticos extremos, que casi siempre, son inundaciones.

En ese contexto, Lang añade que la información que proporcionan las estaciones climáticas del Altiplano es útil, porque “la información es la clave para la toma de decisiones acertadas”.

Actualmente, los representantes de WWF y The Nature Conservancy están en conversaciones con las autoridades del Centro Universitario de Occidente (CUNOC), de la Universidad de San Carlos de Guatemala, para que puedan encargarse de la administración de la plataforma de información o Nodo de las cuatro estaciones climáticas y el sensor de nivel de río que hay en el Altiplano. De esta manera se podrá seguir trasladando la información respectiva a los encargados de las estaciones en las comunidades y los municipios e incluso a otros sectores interesados.

Guatemala

Es así como con acciones concretas e interés por mejorar sus condiciones de vida, los habitantes de la cuenca alta del río Samalá en el Altiplano guatemalteco van un paso adelante que muchos en su proceso de adaptación a los impactos del cambio climático.

 Ubicación de las estaciones meteorológicas

Las cuatro estaciones climáticas de la cuenca alta del río Samalá en el Altiplano guatemalteco están distribuidas de la siguiente manera:

Una, en el Sendero Ecológico “El Aprisco”, de Totonicapán; y otra en la Aldea San Antonio Pasajoc, del municipio de Momostenango, también de Totonicapán.

En Quetzaltenango, la tercera estación meteorológica está en el municipio de Olintepeque y la cuarta, en el Bosque Municipal Cacique Dormido, del municipio de Concepción Chiquirichapa.

También hay una estación hidrológica. Ésta mide la altitud del río y contribuye a que la población de la Aldea San José Chiquilajá, de Quetzaltenango esté atenta ante posibles elevaciones de su caudal y potenciales inundaciones.

Todas las estaciones climáticas, incluida la hidrológica, las instaló el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), como parte del componente de adaptación al cambio climático del Programa Clima, Naturaleza y Comunidades en Guatemala (CNCG).

El Programa CNCG es una iniciativa apoyada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, implementada a través de un consorcio de instituciones ambientales, académicas y empresariales, entre ellas WWF y The Nature Conservancy (TNC).

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