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Trump cambiará poco para América Latina, a excepción de México

Aunque la elección de Donald Trump supuso un duro golpe para la política tradicional de los Estados Unidos, en términos generales el cambio no sería tan radical como muchos pudieran suponer, asegura el internacionalista Stanley Malinowitz, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).

BOGOTÁ D. C., 30 de diciembre de 2016 — Agencia de Noticias UN-

“Como ya se ha podido ver, su discurso de presidente electo comienza a ser diferente al de candidato, pero esto no significa que deje de existir incertidumbre frente a lo que será su gestión”, señala el experto.

Sobre la posición internacional que asumiría Trump para América Latina, en términos generales no habría mayores cambios debido a que históricamente los gobiernos tanto demócratas como republicanos han estado alineados frente a los intereses económicos y políticos que tienen en la región: por un lado, estar atentos al mantenimiento de las democracias y, por otro, velar por los intereses económicos estadounidenses a través de tratados de libre comercio.

Barack Obama, quien si bien marcó su sello personal en algunos asuntos internos (por ejemplo el Obamacare para mejorar el sistema de salud nacional) y externos (como la apertura de las relaciones con Cuba), en gran medida siguió las mismas políticas de sus antecesores: apertura económica e intervencionismo militar.

Según el profesor Malinowitz, el mandatario saliente firmó tratados de libre comercio (TLC) con varios países de América Latina, y en el aspecto estratégico dio vía libre a su ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, para apoyar logística y económicamente el golpe de Estado en Honduras para deponer al presidente Manuel Zelaya.

En la era Trump, esa dinámica hacia América Latina no se alteraría en mayor medida: en lo que respecta a la revisión de los TLC que prometió el magnate, le sería difícil reestructurarlos completamente debido a los inmensos intereses económicos y a la presión que hay dentro de Estados Unidos para mantener ciertos privilegios ganados con esos acuerdos. En este aspecto, el país más vulnerable es México, debido a que el mayor interés comercial del Gobierno entrante es revisar el Nafta.

En cuanto a la posición que asumirá frente a Cuba, el experto de la U.N. opina que el nuevo presidente tendría que ceder ante la enorme presión empresarial, la cual quiere llegar a la isla para desarrollar sus negocios.

“Es necesario recordar que si bien Donald Trump no forma parte del establishment político, sí lo es del económico, como uno de los multimillonarios más reconocidos de Nueva York; por tanto, se puede esperar qué haría en ese sentido”.

Quizás una de las promesas del nuevo presidente estadounidense más viables de cumplir en el corto o mediano plazo es el de las deportaciones masivas de inmigrantes ilegales; de concretarse, el país más afectado sería México, puesto que la llegada masiva de compatriotas significaría una presión enorme para su sistema laboral. Esto, sumado a una eventual renegociación del Nafta, sumiría la nación azteca en una crisis.

En el caso de países como Venezuela y Colombia, se continuaría con los mismos lineamientos: en el primer caso, un apoyo indirecto a la oposición del Gobierno de Nicolás Maduro, y en el segundo, la continuidad del apoyo a “Paz Colombia”, el nombre dado al antes conocido como Plan Colombia.

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