Síndrome del Doctorismo
Un día estuve en una reunión de trabajo en la cual cada uno se debía presentar y decir sus funciones. Mi equipo se presentó de la siguiente manera: “mi nombre es Fulano, mi profesión es Tal y mis funciones son estas”. Una forma efectiva y sencilla de hacerlo.
Llegó el momento de la presentación de otro equipo de la oficina y cada uno de ellos no se presentó, lo hizo quien se consideraba líder del equipo. Él inició: “Yo soy el doctor Mengano, dirijo tal cosa y ellas son las doctoras…”.
Así se le presentaron a quien iba a ser su jefe, es decir, al que socialmente se consideraba el verdadero doctor de la oficina. Insólita esa manera de actuar ¿No les parece?
Cabe aclarar que ninguno de ese equipo es médico y que no tienen doctorados. Es necesario decir que todos en esa mesa (menos el director) teníamos exactamente el mismo tipo de contrato, en igual nivel o rango.
¿Entonces por qué diablos todos se autodenominaban doctores? Una pregunta un poco complicada de responder.
Uno de esos compañeros de trabajo tiene la particularidad de presentarse como “yo soy el doctor Menganito de tal…” y lo hace en todos los escenarios laborales y sociales. Exige a los demás con su mirada y tono de voz que se dirijan a él como “El Doctor”.
Lo cual me da mucha risa. Creo que él no se da cuenta del papelón que hace. Pienso que este comportamiento de él y muchos otros es que sufren del Síndrome del Doctorismo, que se debe a lo siguiente:
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Un grave problema de autoestima:
Se sienten inferiores ante los demás compañeros, menos inteligentes y poco capacitados. Cuando los llaman doctor se les sube la autoestima y les da la seguridad que tienen extraviada. Aunque si ellos mismos se sienten incapaces por más doctor que les digan, esa poca seguridad en sí mismos se nota automáticamente en la labor profesional.
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Necesitan sentirse respetados
Es una consecuencia de la primera. Como se sienten inferiores piensan que la única manera que les respeten es diciéndoles doctor.
Pero cuan equivocados están. El respeto profesional se gana solo, son tus conocimientos, dominio de tu profesión, eficiencia y valores los que hacen que otros espontáneamente te respeten.
Que te llamen doctor no quiere decir que te respeten. Les puede suceder como a mi compañero de oficina, que le dicen doctor y cuando da la espalda se ríen de él y lo bembean.
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Creen que así demandan autoridad
Cuando les dicen doctor se sienten los jefes. Como tienen complejo de inferioridad y no se sienten respetados, exigir que los llamen doctor los hace sentir los manda más y a todos los demás por debajo de ellos.
Igual que el respeto, no se gana autoridad haciendo que te llamen doctor. A estas personas, generalmente, les dicen doctor para lambonearle, pero en realidad no ven en ellos ninguna autoridad.
Una vez tuve un puesto en el que a mi cargo estuvieron más de 2 mil personas y nunca exigí que me dijeran doctora. Siempre me presenté por mi nombre y les solicitaba que me llamaran de esa manera.
Siempre permití que se dirigieran a mi como espontáneamente les naciera: Diana, Diani, Dianita, profe, seño, coordinadora, directora, jefa, comunicadora y algunos doctora.
Porque estoy absolutamente segura que el respeto, la autoridad, el reconocimiento profesional no te lo da que te llamen doctor. Se logra con tus conocimientos, profesionalismo, excelente desempeño, buen trato a los demás y tus valores. No hay nada más bonito que te llamen por tu nombre, ese es un acto de respeto.
No le caigo muy bien a ese compañero de trabajo, seguramente una de las razones es que yo no lo llamo doctor. Me dirijo a él por su nombre. No tengo (en ese sentido) algo contra él. Simplemente yo llamo doctor a quien me parece pertinente, por respeto laboral a quien tiene un rango muy superior al mío, así se usa socialmente en Colombia. También le digo doctor a quienes son médicos y a los que tienen doctorado.