San Andrés reactiva plan para atacar la cochinilla
Expertos de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Caribe advierten que se ha detectado un resurgimiento de la plaga en algunos cultivos de palmeras y hacen un llamado a las entidades gubernamentales para reintegrar un comité que permita combatirla.
La profesora Adriana Santos, directora de la U.N. Sede Caribe, advierte que a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, la presencia de la plaga nuevamente puede traer graves consecuencias para los agricultores de la isla.
“Esta situación ha motivado la reactivación del comité institucional para contrarrestar los efectos provocados por este insecto”, afirma la bióloga, quien anuncia que la tarea será realizada por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), el Sena, la Corporación Coralina, la Secretaría de Pesca y Agricultura de la Gobernación y expertos de la U.N.
Desde hace seis años, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Caribe, junto con la Gobernación del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y el ICA, trabajan en el control de la Crypticerya multicicatrices o cochinilla acanalada, una importante plaga de agrícola que infectó las plantaciones de más de 500 productores de la isla.
Cuando se tuvo conocimiento de la plaga, la Universidad y los diferentes entes gubernamentales pusieron en marcha un comité con integrantes de todos los grupos. Sin embargo, cuando se logró el control de más del 90 %, cada uno de ellos siguió llevando a cabo sus acciones de manera independiente, especialmente con la diseminación de la mariquita anobia, especie que funciona como biocontrolador de la plaga.
Pero ahora que un grupo de agricultores ha manifestado sus dudas frente al crecimiento de la cochinilla, el llamado que se hace es a que todas las entidades se reintegren para evitar el ataque de la cochinilla en la isla.
“Lo primero será reunirse con todos los involucrados para tratar el tema y poder establecer las razonas por las cuales estaría renaciendo la plaga, ya que aún no es claro si se debe al clima o a otros factores. Después se busca tener datos cuantitativos de cuántas y cuáles plantas estarían siendo atacadas por la plaga para poner en marcha el plan de control”, señala la profesora Santos, quien añade que finalmente se pondría en marcha un nuevo proceso de esparcimiento de mariquitas anobias para eliminar la cochinilla.
Plaga arrasadora
La cochinilla es una plaga que tiende a expandirse rápidamente, y ha atacado las plantas desde 1908, cuando fue descubierta por agricultores egipcios. Se sabe que afecta a más de 200 géneros de plantas en 70 familias diferentes.
Desde que en 2011 se identificó en San Andrés, se pudo establecer que había perjudicado a más de 100 especies agrícolas, especialmente aguacates, cocos y anones. La disminución de estos productos frutícolas repercutió en la economía de cientos de agricultores de la isla.
La cochinilla es un insecto de la familia de los homópteros que, al igual que la mosca blanca, tiene un aparato bucal con el cual chupa y pica la planta hasta perforarla para succionar su savia. Vive en colonias y se agrupa a lo largo de las plantaciones, especialmente de plantas leñosas.
La investigadora Santos señala que la cochinilla acanalada se reproduce con mucha facilidad y en un número demasiado alto. Producen un líquido azucarado que se adhiere a las hojas impidiéndole al arbusto la respiración y la fotosíntesis. Además, cuando atacan las hojas del árbol o la planta literalmente las cubren, y, por si fuera poco, cuentan con una pequeña coraza que las hace más resistentes.
Mariquitas combaten cochinilla
“En la actualidad se usan indiscriminadamente plaguicidas químicos para atacar plagas como el dengue, que afecta los cultivos de zonas aledañas e incluso a las personas que viven en esos lugares, por lo que los científicos han optado por los biocontroladores para atacar estos problemas”, afirma la bióloga Santos.
Por eso, la apuesta de los investigadores de la U.N. fue encontrar una especie que se alimentara de la cochinilla. Así, hallaron el hongo Paecilomyces sp., biocontrolador que habían probado tanto los estudiantes de la U.N. como los especialistas del Jardín Botánico de la Sede Caribe y de la Clínica de Plantas de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Sede Bogotá. Este ataca al bicho e impide que se alimente de la savia de las plantas.
Sin embargo, a pesar de los buenos resultados de su uso, recientemente los estudiosos detectaron que las mariquitas o catarinas también son excelentes aliadas en el control biológico de la cochinilla, gracias a su voracidad y a que no se alimentan de otras especies buenas para los cultivos como las abejas.
Para probar la eficacia de la mariquita usaron una auyama e hicieron que se alimentara de ella, luego pusieron la cochinilla adentro para determinar si efectivamente también la consumían.
Luego de comprobar que la mariquita era el depredador adecuado, establecieron una red de más de 20 puntos en toda la isla, especialmente en las zonas afectadas por la plaga, para esparcir controladamente las mariquitas y observar su efecto en la cochinilla. Esto se hizo con el uso de casas malla que se distribuyeron en todos los sitios afectados.
Inicialmente las predadoras naturales se fueron diseminando mezcladas con algunos químicos que hicieron un primer control de la plaga; sin embargo, poco a poco se disminuyó su uso hasta que las mariquitas hicieron solas el trabajo natural.
“Las mariquitas empezaron a comerse a la cochinilla rápidamente, y empezamos a hacer controles anuales para comprobar que, de 2011 a 2014, se logró controlar la plaga en un 80 % y para 2016 la plaga estaba controlada en un 95 %”, afirmó la investigadora.
Las redes permanentes de control de la plaga se establecieron después de esparcir las mariquitas con el ánimo de hacer reportes constantes y evitar cualquier brote de la plaga, evento que estaría ocurriendo y que alertó a las entidades ambientales.
El uso de las mariquitas Anobia sp es constante en países como Estados Unidos, China y Japón, entre otros, para controlar plagas. El modelo establecido por San Andrés para controlar la cochinilla sirvió de ejemplo para otras islas y países con zonas costeras como Nicaragua y República Dominicana, que replicaron el modelo de los científicos colombianos.