Ubican zonas con mayor erosión en el río Grande, Antioquia
Las quebradas Orobajo y Las Ánimas , y el río Grande se produce mayor cantidad de sedimentos, lo que podría reducir la vida útil del embalse Riogrande II, ubicado al norte de Antioquia, el cual aporta energía y surte de agua la planta de potabilización Manantiales, que a su vez abastece a Bello, Copacabana y Girardota.
Santiago Osorio, magíster en Ingeniería – Recursos Hidráulicos de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín, explica que los sedimentos son partículas que se desprenden del suelo por acción de la lluvia (erosión), y que son arrastradas hasta ríos, los cuales a su vez las transportan a lagos o embalses, donde se precipitan y se acumulan.
Para su estudio, el magíster utilizó datos de lluvia y de caudales, lo que le permitió simular la producción de sedimentos cada hora.
Así, identificó que el promedio de producción de sedimentos en la zona es de 0,728 mm al año. Para el caso de la quebrada Orobajo es de 1,293 mm, en río Grande es de 0,934 mm y en la quebrada Las Ánimas es de 0,888 mm.
La simulación también mostró que la mayor cantidad de sedimentos se produce en dos temporadas: entre abril y junio; y entre septiembre y noviembre.
Así mismo se concluyó que las mayores tasas de erosión se dan en las áreas más empinadas de los afluentes estudiados, mientras que las de menor producción se concentran en zonas aledañas al embalse y a las cuencas del río Chico y la quebrada Don Diego.
Menor sedimentación, más capacidad
El investigador menciona que la cobertura del suelo es la variable que más influye en la acumulación de sedimentos: “en áreas de bosques y vegetación natural se da menos erosión porque el terreno tiene más rugosidad, lo que disminuye la velocidad del agua y su capacidad de arrastrar sedimentos. En zonas de cultivos y pastos pasa lo contrario, ya que hay menos obstáculos para que el agua pase, por lo que arrastra mayor cantidad de partículas de suelo”.
Por eso es fundamental conocer los niveles de sedimentación del embalse Riogrande II, ya que en la medida en que dichos niveles se puedan controlar o manejar adecuadamente, la represa puede tener una mayor vida útil. De hecho se estima que la pérdida anual de la capacidad de almacenamiento de los embalses oscila entre 0,5 % y 1 %.
Otro aspecto relevante es que al abastecer de agua potable a la población, los sedimentos pueden ser un riesgo porque podrían colmatar o rellenar el embalse y disminuir la calidad del agua.
En ese sentido, los resultados del estudio del magíster Osorio se convierten en información de primera mano para quienes toman decisiones relacionadas con estas áreas, como las autoridades ambientales y las administraciones municipales.
Método y ventajas del modelo
El modelo diseñado simula el ciclo hidrológico a partir de la información de lluvia proporcionada por Empresas Públicas de Medellín (EPM). De los cálculos realizados se obtienen datos sobre el caudal, los cuales se comparan con los registros de 17 estaciones en la cuenca río Grande, pertenecientes a EPM.
Con ese análisis, y basado en mapas geológicos de Ingeominas y de suelos del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac), se calculó la producción y el transporte de sedimentos.
Para calibrar el modelo se utilizaron volúmenes de material acumulados en el embalse durante el periodo 2001-2010, que en el momento de la investigación eran los últimos datos disponibles de EPM.
El investigador manifiesta que generalmente los modelos son complejos y poco usados porque parten de datos difíciles de obtener y necesitan de mediciones continuas de los sedimentos (con un dispositivo), por lo menos cada día. Sin embargo en este caso se optó por información de la cuenca que facilitó la información difícil de obtener.
La ventaja es que el modelo se “puede ajustar para hacer una buena representación de la realidad respecto a posibles escenarios de suelos o cambio climático, por ejemplo”, afirma.
El estudio también tiene algo de innovador, ya que en Colombia no se ha estudiado la erosión con este nivel de detalle.