Más “humanidad” en la tecnología, el desafío para mejorar la calidad de vida
Logroño, 12 mayo (EFE – Rebeca Palacios).- El desarrollo de la tecnología que se ha impuesto durante la pandemia de coronavirus en el ámbito laboral, educativo y social afronta el desafío de dotarse de “humanidad” para que las herramientas digitales contribuyan a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Manuel Herrera, catedrático de Sociología y profesor de Máster en Intervención Social de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ha asegurado a Efe que esta pandemia ha provocado “un cambio de época en un periodo muy corto de tiempo”.
En menos de dos meses, han “mutado” gran parte de los comportamientos sociales en los espacios públicos y privados, en los que la tecnología se ha convertido en “la herramienta para mantener la normalidad anterior”, ha constatado.
En su opinión, la tendencia futura será que las tecnologías de la comunicación y de la información van a estar aún “más presentes” en la vida cotidiana con el fin de recuperar la normalidad.
“Algunos expertos consideran que se estaba produciendo el tránsito de lo analógico a lo digital. Yo creo que lo digital, que antes era una necesidad, con la pandemia, se ha convertido en una urgencia”, ha reflexionado.
Para Herrera, “el gran reto” de la sociedad es conseguir que las tecnologías sean el instrumento con el que mantener una normalidad en el espacio laboral y educativo, e incluso, en las relaciones sociales cotidianas.
Así, ha constatado que, durante la pandemia, la digitalización se ha impuesto en los comportamientos más privados, como quedar con los amigos para tomar unas cervezas o un aperitivo de forma “virtual”.
Frente a un futuro plagado de “incertidumbre”, la cultura de lo digital se ha convertido en una necesidad, ya que es “un instrumento clave”, que permite realizar las compras a través de internet, teletrabajar o mantener reuniones de grupos a través de aplicaciones tecnológicas.
Por ello, ha apuntado que otro de los retos que plantean las nuevas tecnologías es que “no generen desigualdades sociales”, para lo que es preciso lograr una mejor conectividad y acceso a internet a toda la población.
En función de la posición social, se usa la tecnología de manera diferente, ha recalcado, de modo que algunos optan por la cultura y el enriquecimiento personal y otros por el entretenimiento.
Con el fin de evitar la brecha digital en el ámbito educativo, ha demandado una política pública de apoyo a las familias para que dispongan de varios dispositivos, especialmente en situaciones de vulnerabilidad social.
“En el panorama educativo, las nuevas tecnologías han llegado para quedarse”, ha subrayado este profesor de UNIR, universidad que imparte todos sus programas únicamente a través de internet.
En su opinión, la educación del futuro caminará hacia modelos mixtos, que combinarán lo presencial con lo virtual, en los que las nuevas tecnologías van a permitir corregir desigualdades sociales, facilitar la formación a personas que podrían quedarse excluidas y, en escenarios extraordinarios como esta pandemia, mantener cierto grado de normalidad.
Esta situación también va a permitir “mejorar la fórmula de teletrabajo y de teleformación”, ha subrayado este catedrático de Sociología, pero las nuevas tecnologías deben hacerse “más humanas y amigables”.
Para ello, ha considerado que “no se debe perder la dimensión ética de la tecnología, que no ha de verse como un fin porque es una herramienta”.
Así, ha considerado que las nuevas tecnologías “no son buenas o malas, las hace buenas o malas el hombre, con el uso que hace de ellas”, por lo que ha abogado por realizar “comportamientos responsables”. EFE