Análisis

Los ataques de Israel en el marco de la geopolítica de Oriente Medio

La reciente escalada intencional de violencia de Israel en la región es parte de la misión de su existencia: “Radicalizar la política árabe”.

*Por: Necmettin Acar /Anadolu

Se dice que el famoso académico británico Halford Mackinder, fundador de la geopolítica, dijo: “El mayor logro de la Primera Guerra Mundial para Gran Bretaña fue obtener el mandato palestino”.

Mackinder probablemente dijo esto al evaluar la ubicación geográfica única de Palestina en la geopolítica del Canal de Suez, el Golfo Pérsico y el Mediterráneo Oriental.

Pese a los avances tecnológicos en el campo militar que se han alcanzado luego de un siglo, la evaluación de Mackinder es tan válida como el primer día y, de hecho, la importancia de Palestina en la política global y regional ha aumentado.

Esto se debe a que con el establecimiento del Estado de Israel, el efecto cultural, social e ideológico de la causa palestina en la política de la región se ha sumado a su importancia geopolítica.

A través de la política de Israel de escalar las tensiones en la región, los actores globales que fundaron ese Estado y apoyaron sus políticas de ocupación, Reino Unido y Estados Unidos, no solo lograron una atmósfera política adecuada para diseñar geopolíticamente la zona, sino que también lograron la posibilidad de intervenir en los asuntos internos de los Estados árabes, que se formaron luego de ser colonias y tenían problemas de legitimidad.

No es posible comprender de la manera correcta la violencia desproporcionada que Israel intensificó a propósito durante los últimos días de Ramadán en todas las tierras palestinas, especialmente en Jerusalén y la Franja de Gaza; y la planeación racional detrás de esta violencia sin analizar las consecuencias de la “radicalización de la política árabe” en términos de política regional.

Señales de desescalamiento de las tensiones regionales

A principios de 2021, el mundo presenció un período en el que las tensiones de Oriente Medio, crónicas desde hace muchos años, se inclinaban hacia el desescalamiento en el marco de algunos desarrollos a escala mundial y regional.

En este periodo, Irán, Arabia Saudita, Egipto y Turquía, los países pivote de la región que se consideran rivales históricos, comenzaron a dar pasos muy importantes para reducir la tensión en la zona.

Además de esto, el levantamiento del bloqueo contra Catar, las negociaciones nucleares entre EEUU e Irán, el acercamiento entre Jordania e Irak y Turquía e Irak prometían cambios radicales en el ambiente político regional.

El suavizamiento en las relaciones entre Irán y Arabia Saudita, que se definen mutuamente como enemigos existenciales, puede poner fin a las guerras civiles en curso en Siria y Yemen, así como crear una atmósfera política adecuada para la reconstrucción de los sistemas estatales colapsados ​​por estos conflictos.

El acercamiento entre Turquía y Egipto, puede reducir las crecientes tensiones en el Mediterráneo Oriental y Libia, y además conducir a un consenso político que asegure que los recursos de hidrocarburos de la zona se utilicen a favor de los intereses de los países de la región, no de los actores externos como Francia, Grecia e Italia.

Este acercamiento puede fortalecer el papel de Ankara y El Cairo en la política de Oriente Medio al contribuir a la estabilidad política y económica de ambas naciones, así como a sus intereses regionales.

Con el levantamiento del bloqueo a Catar, calificado como la “guerra fría” entre los países del Golfo, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) puede recuperar sus fuerzas y ganar influencia para liderar la iniciativa de estabilización de la región.

La vuelta de EEUU al acuerdo nuclear con Irán, y por ende, la eliminación de las sanciones contra ese país no solo beneficiará a Teherán, sino que traerá numerosos beneficios para la estabilidad económica y la seguridad política de todos los países de la región.

La política de Israel de escalar las tensiones y la violencia

Es bien sabido que a Israel, que desde el día de su establecimiento sirve con éxito a la misión de su existencia (“radicalizar la política árabe” mediante la escalada de violencia en la región), le perturban de sobremanera las negociaciones diplomáticas y la atmósfera política antes mencionada.

Esto se debe a que si los países de la región logran resolver sus problemas de manera pacífica, podrían enfocarse en Israel, la mayor amenaza para la estabilidad de Oriente Medio.

El propósito de la existencia de Israel es crear conflictos entre los países de la región y profundizar la brecha entre sus pueblos y sus Gobiernos.

Por ejemplo, Israel jugó un papel importante en el debilitamiento de Siria, Egipto e Irak, cercanos al bloque soviético durante la Guerra Fría.

Primero, los debilitó a través de ataques y políticas de expansión invasiva contra sus territorios. Luego, para aumentar la violencia en la región, hizo que se profundizaran los problemas de legitimidad política de esos regímenes al provocar a sus pueblos contra ellos.

Teniendo en cuenta esto, es posible decir que existe un vínculo importante entre el autoritarismo y el radicalismo, que ha azotado la región durante muchos años, y las políticas agresivas de Israel.

Los regímenes de la región, por un lado, recurren a estrictas políticas de seguridad para equilibrar la amenaza militar proveniente de Tel Aviv, por otro lado, tienen que lidiar con los problemas de legitimidad causados ​​por la ira social que surge por su incapacidad de hacerle frente a Israel.

Estas situaciones dificultan el desarrollo de una relación sana entre los gobernantes de la región y los gobernados.

Finalmente, la historia y los desarrollos recientes mostraron que la civilización occidental, que fue “precursora” de ideales como la democracia, los derechos humanos y la libertad de prensa y expresión, puso “el derecho de Israel a la defensa propia” en la cima de la jerarquía de ideales.

Los países occidentales, dispuestos a liderar iniciativas contra la violación de derechos y libertades en el pasado, han abandonado los ideales con los que han abanderado su civilización durante siglos en pro del “derecho de Israel a la defensa propia”.

Aquellos que esperan que Occidente detenga hoy a Israel con base en ideales como la democracia, los derechos humanos y la libertad de prensa y expresión deben saber que el ideal supremo de Occidente es ahora “el derecho de Israel a la defensa propia”.

Este debe ser “el fin de la historia” al que se refería el politólogo estadounidense Francis Fukuyama.

*Necmettin Acar es el presidente del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Mardin Artuklu, con sede en Turquía.

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la postura editorial de la Agencia Anadolu.

**Aicha Sandoval Alaguna contribuyó con la redacción de esta nota.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *