A Lenin Moreno le preocupa que la opinión de los niños no cuente
Ginebra, (EFE).- El entorno de individualismo en el que crecen actualmente los niños y la poca atención que los adultos prestan a las opiniones infantiles preocupan al enviado especial del secretario general de la ONU para temas de discapacidad y accesibilidad, Lenin Moreno.
Lenin Voltaire Moreno Garcés, que fue vicepresidente de Ecuador en el periodo 2007-2013, desempeña su nueva función desde Ginebra y está decidido a que su mandato se traduzca en resultados concretos en favor de la accesibilidad de las personas discapacitadas en el mundo, incluidos los niños, como hizo en su propio país.
Desde 1998 Lenin Moreno, hoy de 61 años, debe usar una silla de ruedas debido a un disparo en la espalda en un asalto que le dejó inmovilizadas las piernas, pero eso no le ha impedido luchar de manera activa para que la sociedad sea más inclusiva con ese 15 % de la población mundial que, según la ONU, tiene alguna discapacidad.
Como él dice, “cuando estás en una silla de ruedas no puedes ver para abajo sino para arriba y hacia adelante”.
Moreno Garcés es uno de los protagonistas de la campaña “25 líderes, 25 voces por la infancia”, organizada por Unicef y Efe para conmemorar los 25 años de la Convención sobre los Derechos del Niño.
PREGUNTA: ¿Qué ha cambiado desde que usted era niño y por qué le preocupa cómo son los niños de ahora?
RESPUESTA: De niño fui feliz, entre una vida campesina y citadina, en la que todos éramos amigos. Los niños son así. Apenas se conocen empiezan a jugar y surge la amistad. Era una época en la que nos preocupábamos más por los demás, distinta a la de ahora, en la que cada quien vive su vida con mucho individualismo.
Me temo que éste es el futuro que les espera a los niños. Por eso, se necesita desarrollar emocionalmente la capacidad de los niños de tener confianza en si mismos, de amar a los demás y al mundo que los rodea.
P: ¿Qué importancia tiene la Convención sobre los Derechos del Niño?
R: Es el instrumento ideal para empezar el trabajo en favor de los niños, particularmente de los más desfavorecidos. A veces se cae en el error se creer que el último paso se da cuando se firma una convención, pero el trabajo recién comienza en ese momento, a partir del cual hay que vigilar que los Estados firmantes cumplan su palabra y empiecen a cambiar su legislación y políticas públicas en favor de la infancia.
La Convención es particularmente importante en estos tiempos en que miles de niños mueren por guerras, por enfermedades transmisibles, por maltrato o porque nacen con alguna discapacidad.
P: ¿Hay algún punto de la Convención que le gustaría destacar?
R: Ese instrumento jurídico internacional, que está próximo a cumplir 25 años desde su adopción, “es muy completo” y recalca con pertinencia que se debe consultar y respetar, en la medida de lo posible, la opinión de los niños en decisiones sobre asuntos que les conciernen.
Pero a los niños con discapacidad no se le suele consultar sobre sus deseos o preferencias. Se piensa que por su deficiencia o, a veces, por la lentitud de su razonamiento, no hay que pedir su opinión.
P: ¿Cuál es la situación de los niños con discapacidad?
R: De los 150 millones de niños con discapacidad que existen en el mundo, el 80 % vive en países en desarrollo y sólo del 2 al 3 % ciento accede a la educación.
Además, “enfrentan problemas de accesibilidad, no puede acceder al deporte, a la cultura, a la salud, a la recreación, lo que les genera una desesperanza que luego es difícil de superar.
P: De los derechos de los niños, ¿Cúal es el más importante?
R: No existe para un niño derecho más importante que el de ser feliz. La Convención ha sido un primer gran paso, el último quizás nunca lo veamos, todo dependerá de la voluntad de los gobiernos para transformar en política publica lo que allí se dice”.
Isabel Saco