La nueva triada Rusia, China y Corea del Norte, ¿forzará al Sur a volverse nuclear?
Por: Thalif Deen
NACIONES UNIDAS – Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, y el líder norcoreano, Kim Jong Un, firmaron en junio un pacto para revivir un compromiso de defensa mutua, propio de la Guerra Fría, entre dos de las potencias nucleares del mundo, también tuvo el apoyo implícito de una tercera potencia nuclear que se mantenía en la sombra: China.
La nueva alianza nuclear, que ha desatado temores en sus vecinos Japón y Corea del Sur, garantiza el posible intercambio con Corea del Norte de los conocimientos de Rusia sobre satélites y tecnologías de misiles.
El nuevo pacto, además, ha provocado una fuerte división entre Rusia, China y Corea del Norte, por un lado, y Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, por el otro.
Pero queda una pregunta pendiente: ¿Forzarán estos nuevos acontecimientos -al menos en un futuro no muy lejano- a Corea del Sur a convertirse en potencia nuclear, uniéndose así a las nueve potencias nucleares del mundo: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte?
The New York Times citó a Cheong Seong-chang, director del Centro de Estrategia para la Península Coreana del Instituto Sejong: «Es hora de que Corea del Sur haga una revisión fundamental de su actual política de seguridad, que depende casi totalmente del paraguas nuclear estadounidense para contrarrestar la amenaza nuclear norcoreana».
Y citando a la Agencia Central de Noticias oficial de Corea del Norte, el Times dijo que Putin y Kim acordaron que si un país se encontraba en estado de guerra, el otro proporcionaría «asistencia militar y de otro tipo con todos los medios en su poder sin demora».
Alice Slater, que integra las juntas directivas de El Mundo más allá de la Guerra y de la Red Global contra las Armas y el Poder Nuclear en el Espacio, escribió en una columna para IPS que el hecho de que Rusia se esté aliando con Corea del Norte y China en este momento es resultado del fracaso de la diplomacia estadounidense.
E igualmente, añadió, del impulso del llamado complejo militar-industrial-congresual-medios-academia-laboratorios de ideas (Micimatt, en inglés) para expandir el imperio estadounidense más allá de sus 800 bases militares en 87 naciones.
Estados Unidos, consideró Slater, está ahora rodeando a China con nuevas bases recientemente establecidas en el Pacífico y formando Aukus, el acrónimo de la nueva alianza militar de Australia, el Reino Unido y Estados Unidos.
«Estados Unidos ha estado rompiendo su acuerdo hecho con China en 1972, ya que ahora estamos armando a Taiwán a pesar de las promesas hechas por (Richard) Nixon y (Henry) Kissinger de reconocer a China y permanecer neutrales en la cuestión del futuro de Taiwán, a donde las fuerzas anticomunistas se retiraron después de la Revolución China», dijo Slater, también representante ante la ONU de la Fundación para la Paz en la Era Nuclear.
Según un reportaje de la agencia Associated Press (AP) del 12 de julio, Estados Unidos y Corea del Sur han firmado por primera vez unas directrices conjuntas de disuasión nuclear, «un paso básico pero importante en sus esfuerzos por mejorar su capacidad de respuesta a las amenazas nucleares en evolución de Corea del Norte».
Reunidos durante la última cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), en Washington, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, elogiaron lo que denominaron «el tremendo progreso» que la alianza de sus países ha logrado un año después de crear un Grupo Consultivo Nuclear conjunto.
El año pasado, Estados Unidos y Corea del Sur pusieron en marcha el órgano consultivo para reforzar la comunicación sobre operaciones nucleares y debatir cómo integrar las armas nucleares estadounidenses y las armas convencionales surcoreanas en diversas contingencias, según el informe de AP.
Mientras tanto, Abolition 2000, la Red Global para la Eliminación de las Armas Nucleares, organizará un seminario en Ginebra el 30 de julio, con el sintomático título de «Desnuclearización en el Noreste Asiático a través de un Modelo 3+3 de Zona Libre de Armas Nucleares».
Las tensiones, los conflictos no resueltos y las políticas de armamento nuclear de los Estados nucleares y aliados activos en el nordeste asiático (China, Japón, Corea del Norte, Rusia, Corea del Sur y Estados Unidos) aumentan los riesgos de conflicto armado y guerra nuclear en la región, afirma Abolition 2000.
«El desarme unilateral por parte de alguno de estos países es altamente improbable mientras otros países de la región continúen con sólidas políticas de disuasión nuclear. Lo que se necesita es un enfoque regional del desarme nuclear que mantenga la seguridad de todos», añade.
El modelo 3+3 para una Zona Libre de Armas Nucleares en el Noreste Asiático prevé un acuerdo por el que los tres países territoriales de la zona (Japón, Corea del Norte y Corea del Sur) renunciarían mutuamente a su dependencia de las armas nucleares a cambio de garantías de seguridad creíbles y ejecutables por parte de China, Rusia y Estados Unidos de que no se verían amenazados con armas nucleares.
Este acuerdo formaría parte de un acuerdo de paz más amplio para poner fin formalmente a la Guerra de Corea.
La propuesta se está debatiendo seriamente entre académicos, legisladores y organizaciones de la sociedad civil de Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. El próximo acto pretende ampliar el debate para incluir a las delegaciones del Comité Preparatorio del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
Preguntado por las crecientes amenazas nucleares de Corea del Norte, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, declaró el 22 de julio: «Hemos dejado claro en varias ocasiones que preferimos la diplomacia para tratar esta situación, y los norcoreanos han demostrado que no les interesa en absoluto».
En respuesta a una pregunta sobre las consecuencias del acercamiento de Rusia a Corea del Norte y China, Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense, declaró: «Creo que hemos visto dos cosas. Hemos visto que, aunque eso era algo que se venía gestando desde hace tiempo, y quizá algo de ello se ha acelerado como consecuencia de la guerra en Ucrania, pero también hemos visto otra cosa que ha sido bastante notable».
Durante una charla el 19 de julio dentro del Foro de Seguridad de Aspen, en la National Public Radio (NPR), Blinken dijo: «Llevo haciendo esto más de 30 años. No he visto una época en la que haya habido mayor convergencia entre Estados Unidos y nuestros socios europeos y nuestros socios en Asia en cuanto al enfoque hacia Rusia, pero también en cuanto al enfoque hacia China, que la que estamos viendo ahora».
«Hemos construido la convergencia a través del Atlántico, la hemos construido a través del Pacífico y la hemos construido entre el Atlántico y el Pacífico. Así que me quedo con nuestro equipo y los países con los que estamos trabajando antes que con cualquier cosa que Rusia haya sido capaz de reunir», añadió.
El jefe de la diplomacia estadounidense consideró que «más allá de eso, creo que va a haber -y ya hemos visto muchas tensiones en estas agrupaciones. No es especialmente bueno para tu reputación trabajar estrechamente con Rusia y ayudarla a perpetuar su guerra en Ucrania».
«Por lo tanto, creo que China se siente muy incómoda en la posición en la que está, pero por ahora tenemos un desafío, que es China no está proporcionando armas, a diferencia de Corea del Norte e Irán, pero está proporcionando los insumos para la base industrial de defensa de Rusia», planteó.
Señaló que 70 % de las máquinas y 90 % de la microelectrónica que Rusia importa proceden de China. Y eso va a parar a la base industrial de defensa y se convierte en misiles, tanques y otras armas.
«Hemos llamado la atención a China por ello. Hemos sancionado a empresas chinas», recordo Blinken.
Pero lo que es más importante, dijo, «también lo han hecho muchas otras. Y acabamos de verlo en Europa hace un par de semanas. Y China no puede tenerlo todo. No puede decir a la vez que está a favor de la paz en Ucrania cuando está contribuyendo a alimentar la continuación de la guerra por parte de Rusia».
«No puede decir que quiere mejores relaciones con Europa cuando en realidad está ayudando a alimentar la mayor amenaza para la seguridad de Europa desde el final de la Guerra Fría», consideró Blinken.
T: MF / ED: EG