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Europa aún no recupera su rumbo económico

El Brexit, la elección de Donald Trump, y el referendo que llevó a la dimisión del primer ministro de Italia, Matteo Renzi, tienen un elemento en común: el descontento de grandes sectores de la población por el establishment que apoya proyectos de integración financiera internacional y tratados de libre comercio y de globalización.

BOGOTÁ D. C., 29 de diciembre de 2016 — Agencia de Noticias UN-

No obstante, según explica Francesco Bogliacino, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), en esa demanda de cambio existe cierta inconsistencia, porque en todos los casos lo que se observa es la continuidad en los temas de fondo.

Para el profesor Bogliacino, en Europa falta disposición política para introducir mecanismos de equilibrio que acaben con las asimetrías entre países y eviten una nueva crisis bancaria que golpee las economías de la eurozona.

“Considero que el euro no ha colapsado debido a la fuerte apreciación del dólar; esto ha generado un mínimo de demanda externa en una situación en la que evidentemente no se puede crear demanda interna por los mecanismos mismos de la moneda comunitaria”, manifiesta el economista. Esa coyuntura es la que ha condicionado las dinámicas políticas nacionales.

La libra, moneda refugio

En el caso del Reino Unido y su salida de la Unión Europea, el problema para los otros países radica en que la libra esterlina se convirtió en la moneda refugio desde la crisis de 2009, y esto hizo que se sobrevalorara.

Según Bogliacino, lo que ocurrió con los resultados de la consulta del pasado 23 de junio fue una corrección de la divisa que golpeó la economía británica justo en el momento en que hay un déficit de balanza de pagos en el país; ese es el real aprieto que debe resolver el gobierno de la primera ministra Theresa May, la política conservadora que asumió el mando luego del Brexit.

En el caso del referéndum en Italia –que le costó el puesto al primer ministro–, si bien se trataba de un asunto interno (una reforma constitucional para modificar el funcionamiento del Parlamento), en el trasfondo la ciudadanía le cobró al Gobierno de Renzi haber adoptado dos leyes polémicas que estaban en sintonía con las directrices de la eurozona. La primera fue la introducción de la normativa europea sobre la responsabilidad que deben asumir los ahorradores con cierto poder adquisitivo y acciones en bancos en una eventual crisis económica. La segunda establece condiciones menos favorables de contratación, medida que afecta drásticamente a los trabajadores porque precariza las condiciones laborales.

Para el profesor Bogliacino los primeros en votar en contra fueron los jóvenes porque en los últimos años han visto disminuida sus perspectivas de futuro; de hecho este segmento de población en Italia tiene la tasa de empleo más baja en Europa, y en parte culpan de esta situación a las políticas impuestas desde la eurozona. 

Élites inadaptadas a realidades sociales

El experto de la U.N. considera que en 2017 no se producirán muchos cambios en la situación económica y política europea, debido a que en los principales países del continente se mantendrán en el poder las mismas élites políticas, que han mostrado escasa capacidad de adaptación a las nuevas realidades sociales.

En el caso de Francia, ante las pocas posibilidades de que la izquierda vuelva a llegar al poder, se prevé el arribo de un representante de centro derecha como François Fillon, del Partido Republicano (con mayores opciones), o de extrema derecha como Marine Le Pen, candidata por el Frente Nacional y a favor de que su país salga de la Unión Europea.

“Fillon es un personaje muy cercano a la élite europea y al proyecto de integración; por tanto, las políticas que adoptaría serían las mismas que recorren Europa: austeridad y comprensión de la demanda interna. Esto produciría una nueva recesión y, frente a un eventual ajuste del dólar, podría resurgir un muy fuerte resentimiento popular que le abriría camino a la extrema derecha antieuropeísta”, anticipa el profesor Francesco Bogliacino.

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