El iceberg del abuso sexual en las niñas vulnerables de Cartagena
Hace una semana, los medios locales y nacionales publicaron dos cifras alarmantes sobre la niñez de Cartagena de Indias: 1.368 partos de adolescentes en el primer semestre de 2022, de los cuales 50 corresponden a niñas entre 10 y 14 años.
Paradójicamente, El Universal publicó la noticia y en su primer párrafo mencionó que el embarazo adolescente es “un problema de salud pública”. Les confieso que me indignó que el único periódico local redujera y minimizara el embarazo adolescente e infantil utilizando el término “problemas de salud pública”. Convirtieron esa terrible realidad de las niñas cartageneras en un vulgar eufemismo.
Y así como El Universal, varios portales locales registraron la estadística como un problema de salud pública y falta de educación sexual; esta visión de esta grave realidad fue la que llegó a la sociedad. Pero estos no son simplemente embarazos adolescentes, son violaciones y abusos contra niñas vulnerables, perpetrados socialmente de manera sostenida y sistemática, bajo la mirada ciega de la sociedad y de las entidades encargadas de proteger los derechos de las niñas y de la alcaldía.
Cincuenta niñas entre 10 y 14 años se convirtieron en madres durante el primer semestre de este año. Legalmente, tener relaciones sexuales con una niña menor de 14 años es un delito en Colombia. Sin embargo, la respuesta que el Dadis y el ICBF dieron a diferentes medios de comunicación fue que se trata de un problema de educación sexual. Están reforzando en los colegios las campañas de educación sexual, el uso de preservativos y “aconsejando” no tener relaciones sexuales a tan temprana edad.
No sé si los funcionarios de estas entidades son imbéciles, se hacen los estúpidos o simplemente intentan justificar y silenciar un problema grave y evidente, todas esas 50 niñas menores de 14 años fueron violadas dentro de su entorno y el resultado nefasto es que hoy son madres. Es así ante la ley colombiana y ante la sensatez de lo que significa preservar el derecho de las niñas. Esas 50 niñas son la pequeña punta de un iceberg gigante que esconde el abuso sexual al que son sometidas decenas, quizá centenas de niñas cartageneras que viven en los barrios más pobres de la ciudad. Desde redes de abuso de menores hasta la violación dentro de su entorno.
Varias preguntas me inquietan: ¿Fueron judicializados los abusadores de las 50 niñas menores de 14 años que hoy son madres? ¿Ya están en la cárcel? ¿Están siendo protegidas esas niñas? ¿Fueron sacadas del entorno donde fueron abusadas y se les restablecieron sus derechos, tanto a ellas como a los bebés? He buscado respuestas a todas estas preguntas y aún no encuentro nada claro, ni en las declaraciones de las entidades responsables en los medios, ni en las estadísticas. Tuve que recurrir al derecho de petición para obtener respuestas a todas estas inquietudes que rondan mi cabeza y que me producen tanto desasosiego.
¿Y las 1318 adolescentes mayores de 14 años que hoy son madres? Muchas de ellas también son madres debido al abuso sexual, sea dentro de su entorno o en redes de explotación, porque, aunque intenten ocultarlo mediáticamente con campañas en redes sociales, Cartagena de Indias es un burdel a cielo abierto. Y dentro de toda esta red de prostitución hay muchas adolescentes.
Es increíble que estas cifras no hayan causado indignación masiva en la ciudad. Pocas voces de alarma se han escuchado o leído. Nuestros “honorables” concejales están callados, y solo uno que otro ha abordado el tema como si se tratara de un problema menor. Sin embargo, se indignaron con fiereza por el congreso de la industria porno (que se llevó a cabo en Barranquilla). Hubo tres días de debate para defender la moral de la ciudad, argumentando para evitar la realización del congreso. ¿Cuántas sesiones han llevado a cabo para solicitar respuestas ante el embarazo infantil y adolescente en Cartagena? ¿Han citado al Distrito y al ICBF a un debate para que rindan cuentas, expliquen y muestren las acciones contundentes que enfrentan esta atroz realidad? Nada de nada, ni siquiera lo han mencionado por equivocación.
Esperaremos a verlos el próximo año caminando por los barrios pobres, tomándose fotos y videos abrazando a la gente, entregando mercados y cargando, con una sonrisa cínica, a los bebés que quizás sean de algunas de esas niñas o adolescentes.
¿Y la Alcaldía de Cartagena? Sus funcionarios dicen que están trabajando fuertemente para “bajar los indicadores”, minimizando de manera cínica un problema tan grave. Mientras tanto, nuestro alcalde se toma fotos con turistas e insulta a concejales por redes sociales. Según las declaraciones dadas en medios, tanto para el ICBF como para la Alcaldía, es simplemente un problema de educación sexual. Intentan maquillar el abuso sistemático que sufren todas estas niñas a diario.
Son aterradoras e indignantes las declaraciones que la directora Operativa de Salud Pública del Dadis, Ana Margarita Sánchez, dio a RCN Radio: “todo es educación, no se le puede obligar al niño o al adolescente a que no tenga relaciones sexuales, pero que si las tenga de manera consciente y protegida, que tenga todo el conocimiento y las herramientas para que tengan una relación sexual adecuada. Como padres, tenemos que brindarles información adecuada”. Claro que se puede evitar y prevenir que las niñas tengan relaciones sexuales, y es una OBLIGACIÓN del gobierno evitarlo, porque es ILEGAL que las niñas menores de 14 años sostengan relaciones sexuales. Y la mayoría de esos embarazos infantiles y adolescentes se dan por abusos, explotación y violaciones. No es simplemente un problema de educación sexual.
Para trabajar en la prevención de toda esta problemática, existe algo que se llama “Mesa Intersectorial para la Prevención del Embarazo en Adolescentes”. El Dadis la preside y la secretaría técnica está a cargo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). En esta mesa, se deberían proponer las acciones a realizar para evitar que las niñas cartageneras sean abusadas y explotadas sexualmente, lo que podría resultar en embarazos no deseados y, en consecuencia, en la maternidad temprana.
Personalmente, me aterran todos estos comités y mesas intersectoriales, ya que por experiencia sé que suelen ser una payasada en la que no se concretan acciones precisas y contundentes. Se limitan a reunirse para exponer cifras del problema, resaltar datos positivos obtenidos en campañas, y compartir fotos y vídeos de sus actividades mientras se toma café y se disfruta de refrigerios. Mientras tanto, 1318 adolescentes y 50 niñas menores de 14 años hoy son madres, y cientos más, que no quedaron embarazadas (y, por lo tanto, no aparecen en las cifras), siguen siendo víctimas de abusos.
Los malos resultados y la inoperancia de este tipo de mesas se reflejan precisamente en las cifras. El embarazo infantil y adolescente en Cartagena va en aumento. Según los datos proporcionados por el Dadis, en 2020 se registraron 2.799 partos de niñas y adolescentes en Cartagena; en 2021, la cifra aumentó y se registraron 2.959 embarazos entre los 10 y 18 años. Y ya para el primer semestre de 2022, van 1368 niñas y adolescentes que son madres. ¿Cuáles son los resultados del trabajo de esa mesa intersectorial? ¿Quién evalúa la eficiencia de estas acciones? Porque a todas luces, ese trabajo no se ve reflejado en los números, ya que las cifras siguen en aumento. Por cierto, ¿qué pasa con la Policía? ¿Y el sistema judicial? ¿Qué están haciendo para detener a esa centena de abusadores responsables de tantos de esos 1368 embarazos de niñas y adolescentes en Cartagena?
En esas mesas y comités, reducen todo a cifras y se olvidan de la humanidad detrás de cada uno de esos números. Si reducimos el problema a meras cifras y las comparamos, el asunto se vuelve aún más grave: el embarazo infantil y adolescente en Cartagena representa el 17% del total de partos del primer período de 2022.
El Heraldo entrevistó a Clara Campo, presidenta de la JAC de Villas de Aranjuez, quien manifestó que antes de la pandemia, el distrito llevaba a cabo labores de prevención que no se han retomado. Según Clara Campo, el 70 % de las jóvenes entre los 14 y 15 años de su barrio quedan embarazadas y no reciben acompañamiento por parte de la institucionalidad.
El alcalde y su gabinete han demostrado con total contundencia su pésima gestión en Cartagena en todos los aspectos: seguridad, infraestructura, educación, pobreza y en el cuidado y protección de los niños y niñas del distrito. Son funcionarios ineptos e inoperantes. El alcalde se cree el papá de los ciudadanos, pero ¿qué tipo de padre es él? Un padre maltratador, abusivo, ausente, cínico y violento, incapaz de cuidar y proteger a los miembros más frágiles de la sociedad: los niños y niñas.
Las víctimas de la mala gestión del actual alcalde son la infancia cartagenera.