EL HOLOCAUSTO COLOMBIANO
Casi que estoy abrumado por los comentarios de mis lectores sobre lo que están haciendo las clínicas y hospitales privados durante esta pandemia. Ha salido gente de todos los rincones de Colombia a echarme un cuento sobre tal o tal caso en donde diagnosticaron otras patologías como COVID-19, y en donde a los cadaveres de las víctimas de tal clasificación equivocada no pudieron darle un último adiós sus seres queridos. Me ha llegado de todo, no solo de Barranquilla, como inicialmente denuncié. Media docena de casos en Pitalito, Huila; 7 casos en Montería; algunos casos entre la comunidad wayuu; dos casos en Tumaco, otros tantos en Cali; casos en Bogotá, Barranquilla, Sincelejo, Santa Marta y hasta Medellín. Un contacto cartagenero me dice que nadie en Cartagena se volvió a morir de otra cosa que no sea covid, que todo lo están metiendo como covid para facturar más plata. Me queda claro, ¡pero clarísimo!, que algo muy grave está pasando en el país y ningún medio quiere hablar de ello, aunque todo el mundo supone lo que está pasando.
El negocio empezó el día que el Gobierno, a finales de Marzo, apropió $781 mil millones de pesos para las EPS para tratar los futuros casos de Covid y creara protocolos “especiales” para el tratamiento de dicho virus. El foco, desde el principio, siempre estuvo puesto en la gente de menos recursos, los afiliados al Sisben.
En ese momento, literalmente, la mente mafiosa del colombiano, esa que está presente tanto en soldados como en médicos, arquitectos, políticos, y hasta predicadores de iglesias de garaje, de inmediato artículó un nuevo FALSO POSITIVO, una nueva forma de hacer dinero con los muertos: la clasificación intencional del fallecido como algo que no es para cobrar la “recompensa”. De todas las enfermedades que podían afectar al globo, nos cayó una que es PERFECTA para la mente traqueta del colombiano, pues esta última encaja perfecto en la estafa de clasificar como COVID-19 cualquier patología, y así facturar más por el enfermo o fallecido.
Pero, en realidad, no es una estafa puntual sino algo cuidadosamente planeado. Desde el principio este gobierno y las EPS entendieron la gran cantidad de billete que iba a rodear a este virus, y alrededor de ese virus montaron unos protocolos dizque de salud, cuando en realidad eran protocolos para robar plata. Con la excusa de crear un bien mayor (la cremación de los cadáveres de las víctimas de COVID para que nadie más se contagie) los involucrados en este chancuco pantagruélico están privando a la gente de uno de los rituales más antiguos sobre los que se funda la civilización humana: enterrar a los muertos y darles un último adiós. La ambición desmesurada y el culto por el dinero han sido llevadas hasta los límites de la civilización para borrar a esa misma civilización, y en el proceso, ninguno de los dolientes sabe a ciencia cierta lo que está pasando. ¿Están matando a gente para pasarla como víctimas de COVID-19 y cobrar por el jugoso tratamiento y la posterior incineración del cuerpo? ¿Están clasificando otras patologías como COVID-19 para cobrar el tratamiento y hacer caja? ¿Están extrayéndole algunos órganos a los cuerpos antes de incinerarlos para traficar con ellos?
Cuando una sociedad comienza a traficar con la muerte, como al parecer lo está haciendo el sistema de salud colombiano en estos momentos, a uno le queda la sensación de que estamos entrando en otro estado mental, en otro grado de civilización en donde el canibalismo y el asesinato con palos y piedras están a la vuelta de la esquina. Un médico ya no es un puntal de la sociedad civilizada sino un traficante de órganos; un galeno ya no se rige por los principios del juramento hipocrático sino por los principios del General Montoya y sus falsos positivos. Un doctor ya no es un hombre de ciencia sino un pobre guachimán administrando un tenderete para vender chucherias de bazar. La medicina, en general, ya no es una ciencia sino un negocio ilegal digno de gente del bajo mundo.
Y desde arriba, desde las alturas de este gobierno, una pandilla de sádicos goza como guardianes de un campo de concentración Nazi al ver como a los pobres los creman como si salieran de la cámara de gas en Auschwitz. Es la venganza de este gobierno por todas las afrentas sufridas. Nosotros le decimos “porky” al presidente y nos burlamos de la cara de mandril de la ministra del Interior, y ellos se roban la plata de los mercados e incineran cuerpos como en un campo de concentración.
En Colombia los pobres nunca ascienden al privilegiado status de “seres humanos”. Mientras viven, son despreciados por todo el mundo incluyendo al Estado; y cuando mueren, se vuelven una mercancía.
Y todavía no ha salido el primer médico en Colombia que proteste por lo que está pasando, o que denuncie este tráfico horrendo de vidas humanas para cobrar una recompensa.
Tengo un ex-cuñado médico e innumerables amigos médicos, pero ya no me aguanto más, toca decirlo: ¡LOS MÉDICOS EN COLOMBIA VALEN UN CARNAVAL DE MONDÁ!, son unos mercachifles que solo piensan en el billete.
¡Matasanos hijos de puta! ¿En donde está el médico decente que salga y denuncie el “Cartel del Covid” con el que se están enriqueciendo las EPS y las clínicas privadas de Colombia?
Hace 3 meses éramos un país híper-corrupto en donde se perpetraba un genocidio. Hoy somos un horno crematorio.
Y sospecho que mañana seremos una sociedad de caníbales.
Olvídense de las persuasiones políticas para las elecciones del 2022. Con que elijamos a un individuo civilizado de Presidente, ya con eso me conformo. Con que elijamos a alguien que nos permita honrar a nuestros muertos, ya con eso tengo.
Escondan a sus hijos rollizos, no le den “papaya” a los caníbales, que ya vienen.
*Las opiniones expresadas en este documento no han sido sometidas a revisión editorial, son de la exclusiva responsabilidad de los autores y pueden diferir con las del The Cartagena Post.
Y creen que por escribir que no ha sido sometido a revisión se salvan de la responsabilidad de publicar este tipo de basura que incita al odio y aumenta la ignorancia?
Que falta de respeto esta publicación y quienes lo hacen posible
Amigo autor, la imaginación es poderosa, luego de imaginar hay que entender como funcionan, no solo las mentes criminales, sino los procedimientos, para no caer en la trampa de esparcir “mitos” alrededor de estos asuntos. Claramente señor autor la invitación es para que se ilustre, y reúna pruebas confiables, no solo producto de su imaginación.
Totalmente fuera de contexto, quien le cabe en la cabeza que alguna persona con 3 dedos de frente va querer meterse con personas graves y enfermas por un virus letal y mandarlas crear por gusto, mucho menos traficar órganos, osea que en Francia, Italia, Estados Unidos etc etc etc, todos los médicos se pusieron de acuerdo al mismo tiempo para crear un cartel y sacar provecho, el redactor de esta nota debería reflexionar sobre lo escrito…. No es momento para tirar gasolina al incendio… Que gente, por Dios, que solo sirve para hacer más daño, esos son los verdaderos sádicos y traficantes.
Felipe, hay que haber llevado una vida miserable y desgraciada para hablar de esta manera.Solo das lastima y pena. ojala puedas encontrar como superarlo, obvio no será con un psiquiatra.