El hidrógeno verde en Chile, una gran apuesta con obstáculos
Por Orlando Milesi / IPS
SANTIAGO – Chile está en una privilegiada posición mundial para producir el hidrógeno verde e impulsar el desarrollo del nuevo combustible gracias a sus óptimas condiciones para generar energía solar y eólica, pero la gran inversión requerida y la escasez de agua son dos de los mayores obstáculos a vencer.
La Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde en este país sudamericano apunta a producir el hidrógeno de este tipo más barato del mundo para 2030, a convertirse en un exportador principal en 2040 y tener una capacidad de electrólisis de cinco gigavatios (GW) en 2025.
“Nuestro objetivo principal es ser uno de los tres principales exportadores de hidrógeno verde en todo el mundo para el año 2030, enviando aproximadamente (al mercado) 2500 millones de dólares cada año al menor costo global”, detalló el ministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet.
“Estamos extraordinariamente bendecidos con algunos de los mejores recursos solares y eólicos del mundo” destacó el 2 de junio, aludiendo a la enorme radiación solar en el norteño desierto de Atacama y a los fuertes vientos en la Patagonia, en la austral región de Magallanes.
Chile aumentó la meta de generación eléctrica limpia a 40 % para 2030 coincidiendo con la inauguración el 8 de junio, en la norteña región de Antofagasta, del Complejo Cerro Dominador, que se convirtió en la mayor planta solar en América Latina. Un objetivo en que el hidrógeno verde comienza a entrar en la ecuación.
Según los cálculos de Jobet, en 2030 Chile producirá hidrógeno a 1,5 dólares el kilógramo, un precio competitivo con las fuentes fósiles. El responsable del sector energético pronostica un mercado potencial de 25 000 millones de dólares ese mismo año.
El hidrógeno, el elemento más abundante en el universo, ya se usaba para la refinación de petróleo, de metanol o de acero, por ejemplo, pero se generaba con fuentes fósiles, contribuyendo así a la emisión de gases contaminantes.
El verde o renovable, en cambio, es un combustible obtenido mediante la electrólisis del agua, un proceso que separa el hidrógeno del oxígeno contenidos en el agua, con una electricidad proveniente de fuentes limpias, como la solar y la eólica, para no contribuir al calentamiento global.
La energía representa 70 % del costo de ese proceso, por lo que es crucial multiplicar la sostenida baja en el país de esas fuentes.
Marcelo Mena, profesor de la Universidad Católica de Valparaíso, exministro de Medio Ambiente y miembro del gubernamental y autónomo Comité Asesor del Hidrógeno Verde, dijo a IPS que esta Estrategia “es posible, pero requiere un cambio en la forma en que se hace política industrial en Chile”.
“A diferencia de la historia donde por ideologías los gobiernos dicen que el mercado tiene elegir a los ganadores y no los Estados, yo creo que acá hay que elegir, apostar y buscar las ventajas comparativas. Apostar a lo que es Chile en cuanto a su producción”, sostuvo.
Mena advirtió que “se requiere un alto financiamiento en la transición” y puso como ejemplo los subsidios en Alemania que equivaldrían en Chile a unos 700 millones de dólares al año y “lo que nosotros hemos puesto hasta ahora es 50 millones”.
“Se requiere un subsidio más potente, mayor cantidad de fondos porque son tecnologías emergentes que requieren reducir el riesgo de inversionistas”.
El especialista precisó a modo de ejemplo que “un proyecto grande en hidrógeno verde, de uno a dos gigas, necesita una inversión cercana a 1000 millones de dólares”.
A juicio de Mena, gran experto en transición energética, los impuestos verdes pueden proveer parte de estos recursos.
No faltan las dudas
La consultora María Isabel González, gerente de la empresa Energética y ex secretaria ejecutiva de la estatal Comisión Nacional de Energía, tiene dudas sobre la apuesta del país al llamado combustible del futuro.
“Producir hidrógeno verde en Chile es un objetivo demasiado ambicioso, que no se ajusta a nuestra realidad. Basta solo comparar las inversiones que están dedicando países como Australia con proyectos por más de 27 gigavatios y una inversión de 36 000 millones de dólares¨, destacó a IPS.
“Se requiere una mirada estratégica sobre qué se va a hacer con el agua, los residuos, la participación ciudadana, la transmisión, las demandas de espacio. Todo tiene que transparentarse y discutirse con la comunidad. De lo contrario, quienes podían ser nuestros promotores pueden derivar en detractores”: Marcelo Mena.
Argumentó también el contraste de esta apuesta con la situación de pobreza energética de la mitad de la población en Chile, un país de 17,5 millones de habitantes, que no tiene acceso al agua caliente y miles de hogares usan leña para la calefacción.
“Obviamente un país en desarrollo como Chile debiera resolver primero las necesidades básicas de su población y en particular de los más necesitados”, afirmó.
Es por ello que González sugiere retrasar los planes de hidrógeno verde.
Mena coincide con el problema de pobreza energética, pero cree que esa situación se puede abordar simultáneamente con producir hidrógeno.
“Se puede impulsar una industria que genere ingresos sobre los 20 o los 30 mil millones de dólares al año y con esos ingresos mayores electrificar la matriz energética reemplazando la leña contaminante que es cara y causa altos niveles de deforestación”, planteó a modo de ejemplo.
Generar hidrógeno verde requiere mucha agua. Según González, nueve toneladas para producir una tonelada de hidrógeno. Ello mientras Chile enfrenta una enorme sequía que se prolonga por más de una década.
La especialista admite que “esto podría resolverse con desalinización de agua de mar”, pero añade que “no es nuestra única desventaja” y citó el problema “relevante” de la distancia chilena a los principales mercados.
Este alargado y estrecho país, enclavado entre la cordillera de Los Andes y el océano Pacífico, puede exportar sus productos por su costa pacífica, si no quiere subir hasta el Canal de Panamá o atravesar varios países sudamericanos para llegar al Atlántico.
Mena cree que “la cantidad de agua requerida es mucho menor y hay formas de encontrar esta agua sin causar conflicto. Una es la desalación y otra la utilización de aguas servidas que hoy se descargan crudas al mar en ciudades del norte”.
Darío Morales, director de estudios de la Asociación Chilena de Energías Renovables (Acera), que agrupa a empresas y profesionales del sector, admitió a IPS que el agua es un desafío que no se debe minimizar.
Pero menciona la opción de desalinizar y recuerda que “uno de los objetivos del desarrollo del mercado interno de hidrógeno es usarlo para reemplazar a los combustibles fósiles cuya refinación usa también importantes cantidades de agua”.
El desafío de la inversión
Morales recuerda, asimismo, que la Estrategia contempla que hasta 2025 se inviertan 5000 millones de dólares en el desarrollo del hidrógeno, “lo cual es un desafío enorme, sobre todo si se considera que esto debe ir acompañado por un gran impulso a las energías renovables”.
En ese sentido, advierte que esas energías limpias debieran al menos duplicar su actual generación.
Según puntualizó el ministro Jobet, Chile tiene 70 veces más capacidad de producir energía eléctrica renovable que la que genera hoy.
Mena dijo que la Estrategia incluye “inversiones arriba de los 300 Giga solar. Para dimensionarlo, en paneles por persona serían 15 KW de potencia que equivalen a 40 paneles solares por cada chileno”.
Plantea que es muy relevante someter los planes a una evaluación ambiental estratégica que permita consultar esta política y mirar aspectos ambientales.
“Se requiere una mirada estratégica sobre qué se va a hacer con el agua, los residuos, la participación ciudadana, la transmisión, las demandas de espacio. Todo tiene que transparentarse y discutirse con la comunidad. De lo contrario, quienes podían ser nuestros promotores pueden derivar en detractores”, aseveró.
Advirtió también que “hoy por hoy el hidrógeno verde no es competitivo”.
“Se requiere bajar costos como ocurrió con la energía solar a la cual le disminuyeron en 90 % en un par de décadas”, destacó.
González, por su parte, acotó que “según la Agencia Internacional de Energía, un kilógramo de hidrógeno verde, que contiene unos 33,3 kWh, cuesta entre 3,50 y 5,0 euros (cada euro equivale a 1,22 dólares), lo que significa entre 100 euros/MWh y 150 euros/MWh”.
“Para ser competitivo debiera llegar a alrededor 60 euros/MWh, es decir alrededor de dos euros por kilógramo”, explicó.
La Estrategia apunta a un costo de 1,3 dólares/kg H2 para 2030 y 0,8 dólares/kg H2 para 2050. Una baja de costos provendría de disminuir el precio de la electricidad. Otra, de la economía de escala para lo que es fundamental desarrollar la demanda interna.
Para lograr ese objetivo, “se deberían impulsar políticas de desarrollo de proveedores especializados y de desarrollo tecnológico local. Si alguno de estos pilares falla, será complejo lograr las reducciones de costos esperadas¨, afirmó Mena.
Eduardo Bitrán, designado como “el embajador del hidrógeno verde” por el gobierno de Sebastián Piñera, plantea que el mercado interno lo encabeza el sector minero. “Ir a la minería verde es un puntapié inicial”, sostuvo. Le siguen el uso en el transporte a larga distancia de carga pesada y el de pasajeros.
A su juicio, la pandemia del coronavirus “ha hecho que nos demos cuenta de la interdependencia global”.
“La gran amenaza pospandemia es el cambio climático. Esta es la última década para evitar que la temperatura del planeta suba más de dos grados Celsius”, aseveró en un encuentro del Club Innovación que preside.
Países con potencial productivo y otros consumidores acordaron unirse para convertir al hidrógeno en alternativa a los combustibles fósiles, durante una reunión internacional organizada en Santiago como preparatoria de la 26 Conferencia de las Partes (COP26) sobre cambio climatico, que se celebrará en la ciudad escocesa de Glasgow en noviembre.
Según convinieron en la reunión celebrada en forma virtual el 3 de junio, Australia, Chile, Reino Unido y el bloque de la Unión Europea buscarán hacer asequible y competitivo el hidrógeno verde.
El ministro Jobet planteó que “lo que tenemos que hacer como planeta para usar ese hidrógeno aceleradamente es reducir su costo, porque todavía es más caro de producir, transportar y almacenar que su alternativa del petróleo o gas”.
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