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Congreso de bolsillo

Las diferentes propuestas populistas de la derecha, culpan de la recesión económica que sufre Colombia a la corrupción y al gasto excesivo del Estado.

La recesión del año pasado fue de 6.8%, la más grande que ha tenido Colombia desde que el PIB se comenzó a medir, podría decir que la recesión más grave que ha tenido nuestro país. 

Esta recesión se debe a un fuerte shock de demanda, que afecta la demanda agregada, que está conformada por el consumo de las familias, las inversiones de las empresas, el gasto del estado y negocios internacionales. 

Este shock de demanda causado por el Sar-Cov-2 y por la situación económica base que ya tenía Colombia, causó que las familias perdieran sus empleos y sus fuentes de ingresos. Aumentando la informalidad. Lo anterior es demostrado con la tasa de desempleo que fue de 15.8% según el DANE.

Esto hace que las familias no tengan con qué comprar bienes y servicios, por lo tanto, las empresas no venden y por ende no contratan. El objetivo de las empresas es permanecer en el tiempo. Y lo logran con ventas, ingresos y utilidades.

Bajo estos criterios las empresas toman decisiones. Si no hay ventas ni ingresos, las compañías reducen costos. La manera más fácil es despidiendo personal. Lo que se llama en lenguaje económico histéresis laboral, es decir, un desempleo crónico.

Las empresas invierten menos, porque no están vendiendo, tienen un gran stock de inventario y las variables agregadas muestran que las perspectivas económicas no van a estar bien en el futuro. La pandemia no termina y la situación no mejora.

Como expliqué anteriormente, la demanda agregada está conformada por el consumo de las familias, inversión de las empresas, gasto público y comercio internacional 

Una forma de acabar con el shock de demanda es a través del gasto público. Que el Estado gaste dinero contratando personal, invirtiendo dinero y gastando en bienes y servicios. Algo que el economista John Maynard Keynes enfatizó en 1930 y que ayudó a salir de la recesión de 1929.

Y es lo que actualmente están haciendo todas las potencias mundiales, hasta nuestros vecinos como Chile y Argentina.

El gobierno colombiano, supuestamente, gastó el 4% del PIB, que en promedio equivale a unos 40 billones de pesos. Pero en realidad destinó el 2.8% de PIB, que son unos 28 billones de pesos. Y de estos ha gastado el 60% en la vigencia anterior.

Los populistas de derecha manifiestan que acabando o minimizando el gasto público, que consideran excesivo y logrando una contracción del estado se reactivaría la economía colombiana. Porque, supuestamente este recorte se gastaría en las clases más pobres de este país. 

Utilizan este argumento para inducir a que tengamos un estado totalitario. Argumento que es incongruente desde el punto de vista económico y frente a la realidad de lo que están haciendo las potencias del mundo para salir de esta crisis.

La derecha colombiana aprovecha este discurso facilista, simplón, falaz y populista para intentar implementar – a futuro – un gobierno totalitario, lo más parecido a una dictadura. Lavándole el cerebro a todos (derecha, izquierda, centro y los despistados), metiéndoles en la cabeza que reduciendo el congreso se va a reducir el gasto público y que con esto Colombia sale adelante de la crisis, se acaba la corrupción y se va a ayudar a la población más necesitada. Pero ninguna de estas tres cosas va a suceder si tenemos menos congresistas. 

Entre más pequeño es el congreso de un país o si se reduce a una sola cámara, es más fácil de controlar por el gobierno o los poderosos de un país. Se hace más sencillo, a punta de corrupción y mermelada “comprar” a 40 congresistas que a 200. 

Porque entre más congresistas hay, más visiones de Colombia, más diferentes puntos de vista, intereses variados, puede haber una sana oposición, una representación real de un país, sobre todo tan diverso como el nuestro. 

Una nefasta reforma tributaria como la que el gobierno quiere implementar es fácilmente aprobable en un congreso de bolsillo, con 40 congresistas y una sola cámara, donde prácticamente no existiría oposición, ni diversidad de criterio. Si hoy, con el congreso que tenemos la oposición sufre y es callada… calculen ustedes como sería con una sola cámara y unos 50 congresistas. 

A un gobierno totalitario, sea de derecha o de izquierda no le interesa ni le sirve un congreso grande, porque no lo puede controlar. 

Tener muchos congresistas no es un gasto, es un beneficio intangible que protege nuestra democracia, principalmente en este país que tiene una democracia tan frágil y con tendencia marcada hacia el totalitarismo. 

Los sueldos que se dejen de pagar a los congresistas no se van a ir a los más necesitados, esa reducción es un porcentaje ínfimo, ante el presupuesto de una nación como Colombia y frente a su PIB. Ni esa reducción va a resolver la pobreza de nuestro país. Esa es una inmensa mentira de la que se quieren autoconvencer muchos. 

De hecho, en teoría, entre mejor sueldo tenga un congresista menos corruptible debería ser. Eso indicaría la lógica. Aunque esto no es políticamente correcto, de acuerdo a nuestra realidad como nación. El problema de la corrupción no es el número de congresistas, no es cierto que entre menos congresistas haya menos corrupción, todo lo contrario. En un país hay dos cosas que JAMÁS deben estar concentradas en pocas manos: el poder y el dinero. El problema, es el tipo de congresistas que los colombianos elegimos. Colombia tiene un magíster en elegir políticos corruptos, una parte de nuestro país es especialista en eso. Hay que elegir correctamente, parece simple, pero es lo más complicado de lograr en una nación como la nuestra.

Están lavándole el cerebro a todos, con esa mentira de que tener menos congresistas es lo que necesita Colombia. Todos se están creyendo ese cuento, izquierda, derecha, centro, tibios, despistados… Para que todos como borregos aceptemos que el congreso se convierta en un juguete para el gobierno de turno o para los poderosos que manejan los hilos de esta nación. 

Colombia es un país asincrónico con la realidad del mundo. Somos como un gran potrero, lleno de ignorancia y corronchos. Comparando a nuestro país con democracias presidenciales, como Estados Unidos y Francia, es absurdo pensar en reducir el congreso, es ir en contravía con la realidad del mundo y con lo que representa y garantiza la democracia.

Estados Unidos tiene 535 congresistas, 100 senadores y 435 representantes. Francia, se divide en cámara alta, que tiene 348 congresistas y cámara baja que tiene 577 congresistas, es decir, tiene 925 congresistas. Colombia tiene 280 congresistas, entre senadores y representantes.

Es absurdo pensar que seremos algún día un país potencia como Francia o Estados Unidos, cuando queremos reducir el congreso, en vez de proteger la democracia con un congreso grande, robusto, con múltiples voces, con una oposición fortalecida y que sea difícil comprar. Con un congreso múltiple y grande, lleno de diversidad, es muy complicado que se elija un contralor o procurador amigo del gobierno de turno si se tiene un robusto congreso.

Gracias a que Francia tiene 900 congresistas, pueden condenar a un expresidente por corrupción, como hicieron a comienzo del mes de marzo, Nicolás Sarkozy fue condenado a tres años de cárcel por manejo de influencias y corrupción, arresto que será domiciliario.

Cosa que jamás a podido suceder en Colombia con ningún expresidente y tenemos muchos que poseen todo un prontuario por el que en Francia tendría más de una década de cárcel.

Colombia vive asustada con el coco de Venezuela, huyéndole a parecerse a Venezuela. Pues, si reducimos el congreso estamos a nada de parecernos, de convertirnos en una Venezuela, y no por culpa de la izquierda sino de la derecha.  

En 1999 Hugo Chávez, a través de una constituyente, eliminó el congreso bicameral de Venezuela, dejando una sola asamblea nacional. Algo muy parecido a lo que propone la derecha colombiana.

Si ahora con el número de congresistas que tenemos hay una fuerte incidencia del ejecutivo, para pasar leyes como la reforma fiscal, imagínense un congreso de 50 gatos y una sola cámara, con una oposición inexistente y completamente manejado por el gobierno de turno. 

Mis queridos lectores, si algo así ocurre nos terminamos de joder.

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