Biogás a partir de residuos de la pesca artesanal
Con las vísceras y agallas de pescado que hoy contaminan el mar y las playas del puerto de Tumaco, se podrían producir, a través de digestión anaerobia, cerca de 6.800 m3 de biogás al mes, que cubrirían el consumo doméstico de 108 familias.
Alrededor de 7 millones de pesos se ahorrarían al mes las comunidades de pescadores de Tumaco, al no tener que comprar gas para sus cocinas, gracias al aprovechamiento de estos residuos.
Con el biogás también se evitaría el uso de leña para cocinar en muchos hogares, y por ende se mitigarían la tala de manglares y las afecciones pulmonares que padecen las personas a causa del humo.
Así lo estima la profesora Luz Stella Cadavid, coordinadora del grupo de investigación Prospectiva Ambiental, de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, quien asegura que tal aprovechamiento representa una alternativa ambiental y económica para las familias de pescadores.
“Trabajamos en un proyecto de investigación con una tecnología innovadora para los pescadores artesanales de Tumaco. Cerca del 45 % en peso de lo que se pesca allí es vertido al mar como residuo, muchas veces en las orillas, cerca de la población. Es un impacto que queremos mitigar al propiciar una posibilidad de reutilización”, asegura la docente.
La ingeniera ambiental Viviana Castro López, investigadora de la U.N. Sede Palmira, afirma que los residuos de la pesca artesanal contienen una cantidad importante de material biodegradable, lo que aumenta la producción de biogás: “podríamos producir cerca de 40 megavatios de energía eléctrica al mes con ese biogás, que supliría la demanda de 230 hogares”.
Así mismo, con estos residuos se podría producir una mayor cantidad de ácidos grasos volátiles (AGV), en comparación con otros materiales sobrantes de distintas actividades económicas. Los AGV son útiles en el tratamiento de aguas residuales y la producción de cosméticos, alimentos y bioplásticos, entre otros.
Impacto ambiental
Según explica la docente, las faenas de los pescadores pueden durar dos o tres días, por lo que también resulta común que viertan los residuos en altamar, para conservar mejor el pescado. De esta manera, la contaminación se concentra en determinados puntos del océano, superando la capacidad de depuración natural que tiene el ecosistema y generando desequilibrios.
“Entre los pescadores existe la creencia equivocada de que las vísceras y agallas residuales atraen más pescados y representan un aporte ambiental. Sin embargo la concentración de materia orgánica puede suponer, además, un foco de enfermedades. En los pocos casos en los que estos residuos son separados, terminan en rellenos sanitarios sin que se aproveche su potencial”, explica la investigadora Castro.
A escalar en comunidad
Según un informe de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), el 95 % de la pesca artesanal en Colombia se concentra en la región del Pacífico, con Buenaventura y Tumaco como los principales puertos. Entre marzo y diciembre de 2017 llegaron a Tumaco 924 toneladas de pescado extraído artesanalmente, lo que representa el 9 % de todo el país.
A partir de estas cifras y de los estudios adelantados con las muestras de vísceras y agallas, los investigadores calcularon el potencial para la producción de biogás y energía eléctrica.
La investigadora Castro explica que “recogimos las muestras en las plazas de mercado de Tumaco, donde hay personas encargadas de retirar las vísceras, agallas y escamas de los peces. Llevamos ese material debidamente congelado hasta la U.N. Sede Palmira, y allí lo molimos y homogeneizamos”.
En seguida se dispuso el sustrato resultante en reactores, en los que se adelantó el proceso de digestión anaerobia. “De una planta de tratamiento de aguas residuales cercana obtuvimos un compuesto de microorganismos que incluimos en los reactores para que degradaran los residuos, y logramos la producción del biogás”, explicó la ingeniera.
Se trata de un proceso que las comunidades de Tumaco podrían replicar y mantener sin necesidad de equipos costosos o altos niveles de experticia, y que podría fortalecer la actividad productiva de los pescadores artesanales del Pacífico, mejorando su calidad de vida.
El proyecto es financiado con recursos de la convocatoria Newton Fund 2016, por parte de Colciencias y British Council, y cuenta con la participación de las universidades de Southampton y Swansea, del Reino Unido.