Trasplante del dedo del pie a la mano en casos de amputaciones
Mediante este procedimiento quirúrgico se puede usar el segundo dedo del pie para reemplazar el pulgar u otros dedos amputados de la mano.
Según explicó el doctor Enrique Vergara Amador, profesor titular de Ortopedia y Traumatología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), el trasplante de los dedos del pie a la mano es una categoría quirúrgica especial que implica reconstruir con dedos de los pies aquellos que faltan en la mano.
“La amputación del pulgar o de otro dedo de la mano es devastador para el paciente y conlleva pérdidas funcionales. Además el defecto estético ocasiona algunos problemas respecto a su entorno social”, detalla el doctor Vergara.
En la mayoría de los casos esta práctica se utiliza cuando se produce la amputación del pulgar, ya que este dedo facilita entre el 40 y el 50 % de la funcionalidad de la mano, y su ausencia hace perder la capacidad de pinza y agarre.
Generalmente para reconstruir el pulgar se trasplanta el segundo dedo del pie a la mano. Tanto los nervios de este como las venas y arterias pequeñas son suturados y conectados a los nervios de la mano. “De esta forma conseguimos que el paciente recupere la sensibilidad en este dedo”, agrega el doctor Vergara.
El procedimiento se hace con una sutura muy delgada y requiere de un cuidado especial para evitar que las arterias o venas se obstruyan, pues si esto ocurre se ocasionaría la necrosis o muerte del dedo.
Cuando se conectan los nervios empieza la regeneración nerviosa, que es lenta, pueden pasar alrededor de seis meses después de la operación para que el paciente comience a sentir la punta del dedo y pueda reconocer diferentes elementos a través del tacto.
La primera vez que el doctor Vergara llevó a cabo este procedimiento fue en 1991, y en promedio cinco pacientes al año se someten a esta operación. El dedo del pie se puede usar completo o con ciertas modificaciones como una envoltura de piel y uña, o de la punta del dedo.
La tasa de éxito está entre el 95 y el 100 % y el defecto resultante en el pie es mínimo cuando se usa el segundo dedo. Además la técnica brinda una buena apariencia estética, ya que al quitar el dedo completo permite que el pie se cierre, quedando con cuatro dedos, sin defectos aparentes.
“El apoyo principal del pie se hace entre el primer y quinto dedo, por lo que el procedimiento no afecta la marcha ni la estabilidad del paciente; puede correr y realizar sus actividades normalmente. El pie se cierra y conserva su anatomía”, comenta el doctor Vergara.
Este tipo de cirugías se puede realizar en pacientes a partir de los cuatro años en promedio y actualmente es posible realizarlas en Hospital Universitario de la U.N.
El profesor Vergara Amador es docente de la U.N., ha trabajado durante décadas en el área de ortopedia infantil, cirugía de mano, plexo braquial y microcirugía para reconstrucción, reimplantes o trasplantes.