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Latinoamérica debe preservar su saber medicinal ancestral

Muchas personas en pueblos y comunidades aún se benefician de las plantas medicinales, porque los sistemas de salud actuales no cubren grandes extensiones y son pocos los profesionales que permanecen en zonas indígenas o comunidades apartadas de las ciudades.

Así lo afirmó Carlos Zolla Luque, coordinador de Investigación sobre Interculturalidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), durante la Jornada de Estudios Interculturalidad y Derechos Humanos, de la Cátedra Unesco de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).

Para el experto, la interculturalidad es un proceso histórico que está muy relacionado con la salud, ello debido a que América Latina tiene una vasta cultura herbolaria que viene desde la época prehispánica.

“En la región, los saberes ancestrales aún son conservados y de allí se ha comprobado, por ejemplo, que la hoja de guayaba ayuda a reducir la gastritis, o que el toronjil ayuda a tratar la gripa”, añade el experto de la Unam.

Para el académico, “en esos vacíos que dejan las empresas privadas de salud por falta de cobertura aparecen los tratamientos naturales y la automedicación con plantas que en varias oportunidades son efectivas”.

El experto de la Unam relata que después de los terremotos por los que ha pasado México, en muchos lugares la modernidad médica no fue útil, y a falta de psicólogos se recurrió a los saberes ancestrales para tratar el pánico con plantas que tuvieron efectos calmantes y anestésicos.

Por ello asegura que Latinoamérica debe preservar sus saberes ancestrales medicinales y no depender tanto de la medicina tradicional.

Tradición oral

El experto en interculturalidad y antropología médica manifiesta que actualmente existen millones de páginas que muestran que la medicina occidental construye modelos excluyentes de otros saberes, incluso con un aparato jurídico a su alrededor

“Existe una medicina universitaria académica, científica, moderna, occidental, pero cuando uno pregunta, ¿a cuántos colombianos, mexicanos, entre otros, atienden allí?, la respuesta es no, aquí no atienden”, afirma el experto de la Unam.

Quienes no son atendidos o no pueden acceder al servicio buscan otras alternativas. El profesor considera que en el hogar hay un sustrato importante, que viene de la medicina indígena desde los tiempos de la conquista hasta la actualidad.

“Para la medicina doméstica o casera no han existido escuelas que capaciten a curanderos o yerbateros, sino que esta se mantiene por tradición oral; en las alacenas se encuentran plantas que pueden llegar a acabar con lombrices intestinales o reducir dolores de cabeza”, agrega el profesor.

El experto recomienda que las empresas privadas de salud apliquen la interculturalidad en los temas de culturas ancestrales a la hora de aplicar tratamientos que, después de ser diagnosticados, puedan ser remitidos hacia una planta que cure los males, dando la posibilidad de tales beneficios, no solo en términos de mejores modelos de atención en salud, sino como una convivencia más armoniosa, más creativa”.

Finalmente el académico considera que se deben combinar nuevas tendencias aprovechando la tecnología de la medicina tradicional –como las resonancias magnéticas, espectrometrías entre otras– con la llegada de las llamadas medicinas alternativas: naturismo, acupuntura, fitoterapias, para hacer más democrática la interculturalidad de la salud.

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