Laminados híbridos para vigas más resistentes y económicas
Las construcciones de coliseos, colegios, teatros, polideportivos y puentes, entre otros, podrían bajar costos con estas estructuras, si se tiene en cuenta que los laminados de guadua emplean pegantes que resultan excesivamente costosos.
Este material, producido a partir de la unión de láminas de guadua y maderas blandas, o coníferas como el pino –comúnmente empleadas en Canadá, Estados Unidos, Finlandia, Alemania y Chile–, fue desarrollado por investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), a partir de una tecnología que data de finales del siglo XIX.
”El laminado híbrido –concepto desarrollado por nuestro grupo de investigación de la U.N.– es el resultado de combinar la guadua con madera de baja densidad, de tal manera que podamos contar con un material de mejores condiciones estructurales y que además resulta mucho más más económico que una lámina de guadua”, explica el profesor Jorge Enrique Lozano.
“Las láminas de guadua se colocan en la parte superior e inferior de los elementos de madera para obtener una viga con tan buenas posibilidades estructurales que incluso podría duplicar su resistencia”, precisa el docente.
Por las características climáticas y atmosféricas de Colombia, la guadua se puede encontrar en una gran variedad de regiones ubicadas entre los 1.000 y 2.000 msnm, cuyo rango puede ampliarse a entre 0 y 4.000 msnm.
Barniz para impermeabilizar
El Grupo de investigación madera y guadua (Ciban) ha complementado su trabajo con un compuesto líquido para inmunizar e impermeabilizar superficies de madera y guadua.
“Queríamos desarrollar un acabado que no generara películas poliméricas en la madera, pero que fuera capaz de protegerla de la luz ultravioleta”, explica el profesor Lozano.
Con dicho propósito, se trabaja a partir de la fórmula del “barniz holandés”, de uso ampliamente extendido y cuya fórmula se complementa con el achiote –colorante natural empleado por los indígenas para pintar sus caras– para aumentar su resistencia a la luz ultravioleta.
“El barniz holandés está compuesto de aceite de linaza, trementina, cera de abejas y aceite vegetal natural, por lo que tiene la enorme ventaja de que no es tóxico”, destaca el docente.
Gracias al achiote, precisa el docente, se logra cambiar la longitud de onda para que la madera adquiera mayor resistencia a la decoloración que se presenta por efecto de la luz.
Además de su función impermeabilizante, como el barniz tiene aditivos de pentaborato de sodio en cantidades no lesivas para el ambiente, la madera tiene una protección adicional contra la acción de distintos insectos.
Por tratarse de un barniz que es absorbido por la madera, cada vez que se registre una resequedad en su apariencia, se recomienda hacer una nueva aplicación superficial que además la restaura, según el nivel de exposición al sol.