Obtener cosechas con menos agua sí es posible
Esto fue comprobado en un cultivo de pera en el que, durante la etapa de crecimiento rápido del fruto, el riego se redujo hasta en un 100 % sin disminuir la calidad de las peras.
Así lo explica Lady Viviana Bayona, ingeniera agrícola de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Bogotá, quien añade que esta técnica se conoce como “riego deficitario controlado”, que consiste en reducir la cantidad de agua que reciben las plantas, con el fin de usar el recurso de manera más eficiente sin afectar el cultivo ni la fruta.
La investigación se llevó a cabo en Sesquilé (Cundinamarca), en un cultivo de pera (Pyrus communis) variedad Triunfo de Viena, una de las que más se produce en el país, caracterizada por su color café y gran tamaño.
El cultivo de pera recibe agua a través de un método conocido como riego por goteo, que es la aplicación puntual del agua a las plantas en la zona de las raíces, mediante emisores (goteros) que la distribuyen en cada uno de los puntos que se desea irrigar.
“En el riego por goteo se hace un uso eficiente del agua porque se va aplicando directamente a las raíces. En otros métodos, como el riego por melgas o surcos, que usan una gran cantidad de agua, es probable que esta se escurra al suelo y no sea capturada por las raíces”, puntualiza la investigadora Bayona.
Para el experimento se dividió el lote en tres partes: en la primera se aplicó el 100 % del agua que recibe el cultivo normalmente; en la segunda parte solo se aplicó el 25 %, y la en tercera parte el terreno no recibió ningún tipo de riego.
Es importante aclarar que para no afectar la calidad de las peras la restricción del agua se aplicó durante las fases I y II del cultivo, en las que el fruto crece rápidamente, es decir solo en las etapas de su desarrollo (de 6 a 8 semanas después de la floración), puesto que este gana tamaño gracias a las reservas de carbohidratos almacenadas en el tallo y las raíces del árbol.
En la etapa de cosecha se analizaron estos parámetros físicos y químicos: dimensiones, volumen, peso, respiración, contenido de agua, materia seca, sólidos solubles totales, acidez titulable, potencial osmótico, pH, y color de pulpa y epidermis. Con base en todas las evaluaciones y mediciones que se hicieron, se concluyó que durante esta etapa del cultivo no es necesario aplicar agua.
Las características que más se diferenciaron entre los tres experimentos fue el tamaño y la textura, pero las demás cualidades de la fruta no se afectaron por la modificación del riego.
Este hallazgo permite determinar que es posible ahorrar una gran cantidad de agua, ya que un árbol requiere cerca de 1.400 litros de agua en un riego.
“Las características físicas del fruto no se afectaron, por esto el agua se podría usar de forma eficiente si se tienen en cuenta las etapas del cultivo que requieren del riego, y las que no”, añade la investigadora.
La reducción de agua en la agricultura es uno de los desafíos actuales, ya que solo 3 % del agua del planeta es dulce, y cerca del 70 % de esta es consumida por la agricultura, a lo que se suma la influencia del cambio climático que ha modificado el régimen de lluvias y la presión que ejerce la creciente población humana.
Además, en Colombia las áreas de siembra de la pera Triunfo de Viena han incrementado en los últimos años, debido a sus ventajas nutricionales y medicinales, como el contenido adecuado de fibra dietética y alimentaria, y sus propiedades fisiológicas que ayudan a mantener y desarrollar la flora bacteriana intestinal.