El planeta en llamas: ¿por qué hay tantos incendios forestales?
¿Por qué se producen cientos de incendios forestales en todo el mundo durante esta temporada? Según Ángela Parrado-Rosselli, experta en ecología y conservación forestal, parte de lo que está sucediendo podría evitarse por medio de gestión forestal.
Por: José Ricardo Báez González | @josebaezg / Anadolu
El mundo está literalmente en llamas. El Sistema de Información sobre Incendios para el Manejo de Recursos de la agencia espacial estadounidense NASA, aseguró que los incendios forestales han aumentado durante la temporada del verano de 2021. Hay incendios en gran parte de América del Norte y del Sur, en la meseta africana, en el norte de la Península Arábiga y en la costa mediterránea en países como Italia, España, Grecia y Turquía. También en Asia se han detectado incendios en las costas de la India y en la región rusa de Siberia, China, Malasia e Indonesia.
El enorme incendio ‘Dixie’ de Estados Unidos se convirtió hace pocos días en el segundo mayor incendio forestal de la historia de California (el más grande fue el de agosto de 2020). Sus llamas han arrasado en 25 días 187.000 hectáreas y dejaron en cenizas el pueblo de Greenville.
De igual manera, Lytton (Canadá), un municipio de unos 200 habitantes, fue arrasado por las llamas a finales de junio, durante una ola de calor inusual que afectó la costa noreste de Norteamérica. En este pueblo se registró la temperatura más alta jamás registrada en Canadá: 49,6 ºC; un nivel de calor propio de países como Irak o Sudán.
En Turquía se han quemado más de 60.350 hectáreas, un área que equivale a 85.000 campos de fútbol, en la que es considerada la peor ola de incendios de la última década. Solo en lo que va de 2021, la media de incendios aumentó siete veces en comparación con años anteriores. Miles de personas perdieron sus hogares y medios de subsistencia. Además, el turismo de la costa mediterránea se vio gravemente afectado.
El caso más preocupante es en Rusia, donde el pasado 8 de agosto se declaró el estado de emergencia, pues según las autoridades, solo ese día ardieron alrededor de 3,5 millones de hectáreas en todo el país en 250 incendios. En la ciudad de Sarov hay una emergencia mayor, pues las llamas amenazan con llegar a un centro nacional de investigación nuclear.
¿Por qué ocurren los incendios?
Hay que empezar diciendo que el fuego no es malo. El fuego siempre ha sido parte de la historia del planeta y solo desde hace muy poco se le ha señalado como algo negativo. De acuerdo con Ángela Parrado-Rosselli, docente de la Facultad de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas en Bogotá (Colombia), el fuego es un elemento intrínseco de muchos ecosistemas forestales: “Algunos ecosistemas y especies necesitan el fuego para vivir”.
Parrado-Rosselli es experta en ecología y conservación de bosques tropicales y su tema de interés en los últimos cuatro años ha sido la ecología del fuego, un área que pretende entender la relación que tienen los ecosistemas con el fuego. Por ejemplo, qué tanto pueden sobrevivir, adaptarse, responder a esos incendios, que en el argot científico se denominan disturbios.
Ahora bien, eso no significa que estos ecosistemas puedan quemarse cada año y menos aún en los niveles que están ocurriendo alrededor del mundo. Los incendios se miden con el llamado “régimen del disturbio”, una combinación de parámetros como frecuencia, área que abarca, severidad del daño y estacionalidad o en qué época del año ocurre. Estos ecosistemas que necesitan el fuego tienen un “régimen” natural, es decir que necesitan quemarse cada cinco, diez o cien años, dependiendo de la vegetación.
En muchos de estos lugares que actualmente se encuentran agobiados por los incendios forestales, los humanos han alterado este “régimen” natural del fuego en estos ecosistemas. Aunque las causas naturales son responsables de muchos de los incendios alrededor del mundo, la mayoría son causados por el hombre, como asegura la investigadora canadiense Hayley Hesseln.
Esto ocurre por dos razones principales. Por un lado, hay un cambio del uso de la tierra y un abandono generalizado del campo. Las personas prefieren vivir en las ciudades lo que genera masas forestales (conjunto de árboles y arbustos) más continuas que hace que los incendios se propaguen más rápido. También hay mayor ausencia de pastoreo y ganadería, lo que genera que no haya animales que se coman esas hierbas y hojas secas del suelo, y se acumulen, año tras año, como combustible muy inflamable.
Por otro lado, cada vez es más común que las personas busquen viviendas o fincas de recreo en zonas cerca a estos ecosistemas de bosque que necesitan el fuego. Eso ha generado que se excluya el fuego por miedo a los incendios y eso es un error. Se debe hacer una gestión forestal: quemas prescritas o controladas de combustible acumulado y aprender a manejar el fuego en este tipo de ecosistemas.
“Cuando excluimos el fuego del ecosistema que necesita quemarse, lo que hacemos es acumular combustible, es decir biomasa, hojarasca, acículas de pino, etc. Todo eso se acumula y se acumula por años, y entonces cuando hay un accidente o una chispa pues eso es un combustible que actúa como si fuera gasolina pura”, explica la docente colombiana.
En Colombia los bosques secos de los valles interandinos y el Caribe son los ecosistemas más amenazados por los incendios forestales pues, con buena sequía y alto combustible, tienen mucha propensión a incendiarse y están en zonas altamente productivas de agricultura, por lo que la fuente de ignición es fácil de obtener.
Por ejemplo, en 2019 estos ecosistemas se vieron muy afectados por los incendios forestales. Parrado-Rosselli recuerda ese año las imágenes del masivo incendio del Amazonas que recorrían el mundo, mientras que muchos colombianos ni se enteraron de que los bosques secos colombianos también se estaban quemando. De hecho, actualmente la docente e investigadora colombiana trabaja en la recuperación de una zona de 2.000 hectáreas que se quemó aquella vez.
¿Y la crisis climática no tiene nada que ver?
El fuego es una perturbación importante que influye en la composición de las especies, la estructura y la función del ecosistema en los bosques. No obstante, como ha explicado de manera reiterada la ciencia, el cambio climático está aumentando la sequía y la actividad de incendios en muchas regiones que son propensas a estos.
“Sin duda el cambio climático hace que las estaciones secas ahora sean más secas y más largas, es decir que la temporada sea mucho más caliente. Las temperaturas han sido muy altas y este año ha sido particularmente seco. La estación de fuegos en 2021 empezó más temprano”, asegura Parrado-Rosselli.
En una entrevista con el diario El País de España, Patricia Espinosa, la máxima responsable del área de cambio climático de la ONU, aseguró: “Lo que estamos viendo es totalmente congruente con lo que la ciencia nos ha venido diciendo desde hace muchos años, que estos fenómenos extremos se están haciendo más frecuentes y más fuertes, destructivos y virulentos”.
Algunas investigaciones académicas señalan que en el oeste de Estados Unidos el cambio climático ha duplicado el área quemada por los incendios forestales durante las últimas tres décadas y se han producido nueve días más por año en los últimos 15 años de alto potencial de incendios. También se espera que las áreas forestales quemadas de Canadá se dupliquen para el año 2100, y que cada temporada de incendios dure 20 días más en promedio.
El pasado 9 de agosto el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), considerado el principal organismo internacional para la evaluación del cambio climático, presentó el sexto y más reciente informe, donde considera “inequívoco” que la humanidad “ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”, lo que ha generado “cambios generalizados y rápidos” en el planeta.
El informe resume el trabajo que realizaron 243 científicos de distintas partes del mundo en el que recopilaron todos los últimos estudios, observaciones y datos para entender mejor lo que le ha sucedido con el clima de nuestro planeta y qué repercusiones podría tener en el futuro. Por ejemplo, advirtió que el calentamiento del planeta está disparando fenómenos como las actuales olas de calor e inundaciones, como las que ocurrieron este año en China y Alemania.
La escala actual de calentamiento del mundo no tiene precedentes en miles, sino en cientos de miles de años, advirtió un informe climático de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). El cambio climático inducido por el hombre ya está afectando muchos fenómenos meteorológicos y climáticos en todas las regiones del mundo. El informe asegura que hay evidencia de cambios extremos en el clima, como olas de calor, fuertes precipitaciones, sequías y aumento de ciclones tropicales intensos. “La cruda realidad del cambio climático se desarrolla en tiempo real ante nuestros propios ojos”, dijo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
¿Qué se puede hacer para evitar un incendio?
Con estos incendios forestales alrededor del mundo la comunidad internacional se ha alertado ante las innegables evidencias de la crisis climática. No obstante, Ángela Parrado-Rosselli cree que es un error quedarse echándole la culpa a la crisis climática de lo que ocurre. “Ahí es donde tenemos que entrar a pensar en cómo nos adaptamos y generamos situaciones menos inflamables. Claro, hay que reducir emisiones, pero hay que ponerle más atención a la gestión forestal”.
Ecosistemas como el Amazonas, que no necesitan fuego, no necesitan gestión forestal, pues los incendios ocurren de manera deliberada para deforestar y tener más área de cultivo. “Es decir, en el Amazonas no debe haber incendios. Punto”, asegura Parrado-Rosseli. Lo que hace falta para evitar estos incendios es mayor presencia estatal, refuerzo de áreas protegidas y apoyo a la productividad de la región.
Sin embargo, en los ecosistemas que sí necesitan del fuego, como los bosques de galería, las sabanas, bosques secos como los del Caribe y los valles interandinos, debe haber un control de incendios por medio de la gestión forestal. “La gestión forestal es un mecanismo de prevención fundamental, no podemos evitar las fuentes de ignición, por lo que hay que crear ecosistemas que no se incendien en estos niveles. Somos responsables de ese manejo que debemos darle a los bosques en términos de reducción de combustibles, de continuidad de la masa forestal, de cortafuegos apropiados, para hacer ecosistemas más resilientes a los fuegos, porque sin duda el clima se está calentando y van a haber más condiciones propicias para los incendios”, asegura Parrado-Rosselli.
Hace poco la Universidad Nacional de Colombia presentó un proyecto de ley sobre manejo integral del fuego en el país, que serviría como un primer paso para esta gestión forestal. Sin embargo, la ley nunca se estudió en el Congreso y al cerrar la última legislatura nuevamente se aplazó. “En Colombia no tenemos un servicio forestal, nos falta mucho mejorar nuestro conocimiento para mejorar el manejo del fuego y tener estos mecanismos legales”, señala Parrado-Rosselli.
El mundo seguirá, literalmente, en llamas y esto ocurrirá cada vez de manera más frecuente si los Estados no cumplen los compromisos internacionales para reducir las emisiones y evitar la crisis climática en los próximos años (como los que se alcanzaron en el Acuerdo Climático de París de 2015). También ocurrirá si los países no entienden la importancia del fuego en algunos ecosistemas, ni toman en serio la gestión forestal como método para prevenir los incendios masivos.