Reforma fiscal necesita una mirada social, no solo técnica
Eliminar las exenciones, combatir la corrupción y reorganizar el gasto público y la participación tanto de la comunidad como los gremios en la construcción de las reformas, son algunas de las medidas que propiciarían un mejor escenario fiscal.
BOGOTÁ D. C., 21 de mayo de 2021 — Agencia de Noticias UN-
En palabras del doctor Jorge Rodríguez, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), la mirada reciente ha sido preguntarse cuándo se necesita una reforma tributaria, cuánto para cubrir el hueco fiscal, si se necesita IVA o impuesto sobre la renta, etc.
“Los aspectos técnicos son muy importantes, pero como lo evidenció la situación social a raíz de la fallida reforma tributaria del gobierno Duque, este enfoque es insuficiente, se requiere revisar la economía y la política de la tributación en la sociedad y su relación con el Estado, además de considerar los aspectos distributivos y hacer una mirada sociológica”, indica el decano.
Por su parte el doctor en economía José Antonio Ocampo, profesor de la Universidad de Columbia, exministro de Hacienda, Agricultura y exdirector del DNP, consideró que por la coyuntura de la pandemia, el paro nacional, el aumento de la pobreza, la desigualdad y el desempleo, el gasto social necesita ser un tema de largo plazo.
Durante el evento “Economía política y sociología de la reforma fiscal”, organizado por la Asociación de Economistas de la UNAL y del Centro para la Investigación y Desarrollo (CID), el experto advirtió que como resultado de la pandemia la deuda pública nacional llega al 65 % del PIB, la más alta de la historia.
“El nivel de tributación es relativamente bajo si se usan las cifras de la Cepal o la OCDE, incluso es inferior al promedio latinoamericano, algo así como la mitad de esta última organización, por lo que es lógico pensar cómo se financiará el aumento sostenido del gasto social; sí se necesita una nueva ley en materia tributaria, y que esta incluya reducir beneficios tributarios de forma relativamente generalizada, por ejemplo en rentas y ganancias de capital, ya que prácticamente no tienen un grado de tributación importante en el país. Por otra parte, planteó tener un impuesto al patrimonio permanente”, indica el doctor Ocampo.
El papel de las mipymes
Según Rosmery Quintero, presidenta de la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), “a los gremios no se les dio espacio de aportar en la construcción de la fallida reforma tributaria, y las críticas se relacionaron porque no se midió el impacto de la pandemia ni el grado de incertidumbre”.
Señaló además que “si se supiera con claridad hasta qué fecha va este momento crítico se tendría más tranquilidad sobre las decisiones que le corresponden a cada empresa, pero por la pandemia hay una total dependencia epidemiológica, ¿quién va a asegurar el buen comportamiento de las empresas cuando no se ha podido reactivar el aparato productivo y se hacen esfuerzos por no despedir o incluso recuperar empleo?”.
Otro punto que trató la directiva gremial fue que necesitar reformas tan recurrentes evidencia los problemas estructurales del país, y que la ciudadanía suele sentir que combatir la corrupción evitaría reformas que impliquen más impuestos.
Estructura del gasto
Otro invitado al evento, el filósofo y economista Salomón Kalmanovitz, exdecano de la UNAL y ex codirector del Banco de la Republica, recalcó que el Estado solo recauda el 14 % de la riqueza nacional, y que incluso la reforma de 2019 le devolvió 1 punto del PIB a las empresas más ricas.
Al respecto, mencionó que el efecto de dicha reforma vino a verse en la pandemia y que el recaudo estatal debe ser unos 5 puntos del PIB por encima del actual, para cumplir con sus funciones frente al monopolio de la fuerza y las necesidades sociales.
“Una cuarta parte del gasto público se va en atender la deuda pública. El Gobierno es cada vez más dependiente de los créditos por quienes compran los bonos colombianos y eso lo hace vulnerable e incluso prende la alarma de perder el grado de inversión, la falta de impuestos se ha reemplazado con deuda y eso no es sostenible”, sentenció.
Su recomendación es que la reforma fiscal debe acudir a los impuestos directos; corregir la participación de los impuestos indirectos y reducir los créditos; aumentar la financiación basada en la tributación y eliminar exenciones a personas naturales y empresas que aportarían al fisco para no acudir a impuestos que castiguen a las personas de menos recursos.