Grave declinación de la biodiversidad en América Latina
– Un pronunciado declive muestran las poblaciones silvestres de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios en el planeta, de 68 por ciento como promedio mundial y de 94 por ciento en América Latina, alertó un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) divulgado este jueves 10.
La naturaleza “está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un costo muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad”, dijo en esta capital Roberto Troya, director de WWF para América Latina y el Caribe.
“La pérdida de biodiversidad es un auténtico reto para la economía, el desarrollo y la seguridad global”, agregó el responsable.
La edición 2020 del Informe sobre el Planeta Vivo, con el que WWF examina la abundancia de 21 000 especies de vertebrados, mostró una severa declinación de sus poblaciones, así como degradación de los suelos y aguas donde habitan.
El motor más relevante de la pérdida de biodiversidad en los sistemas terrestres es el cambio de uso del suelo, principalmente la conversión de hábitats nativos prístinos, como bosques, praderas y manglares, en sistemas agrícolas.
En los océanos han sufrido por la sobrepesca, y en los hábitats de agua dulce la fragmentación de ríos y arroyos (por ejemplo para represarlos o desviarlos) y la extracción de agua están entre las más fuertes amenazas.
El índice de WWF este año incluyó casi 400 especies adicionales y 4870 poblaciones más que el último Informe, que se publicó en 2018 (y revisa la abundancia de especies silvestres desde 1970), con una representación mejorada en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, particularmente especies de anfibios.
En América Latina y el Caribe, la tendencia negativa en las poblaciones de reptiles, anfibios y peces sigue a una variedad de amenazas. En el caso de los reptiles, el cambio de uso y la sobreexplotación de los suelos.
Los peces de agua dulce son los más afectados por la sobreexplotación y la fragmentación del hábitat debido al desarrollo de la energía hidroeléctrica, con alteraciones en los cursos de agua, un desafío aún mayor en el futuro.
Para los anfibios, las enfermedades y la pérdida de hábitat son las mayores amenazas.
En conjunto, para América Latina y el Caribe la pérdida de biodiversidad se debe en 51,2 por ciento a los cambios de uso de suelo, los cuales implican la modificación del medio ambiente donde vive una especie, por remoción completa, fragmentación o reducción de la calidad del hábitat clave, indicó el informe.
Los cambios comunes son causados por la agricultura insostenible, la infraestructura, el crecimiento urbano, la producción de energía y la minería.
El informe destacó la relevancia del suelo como un componente crucial del entorno natural, y de la biodiversidad que alberga, sin la cual los ecosistemas terrestres pueden colapsar, pues son hábitat de hasta 90 por ciento de los organismos vivos, incluidos algunos polinizadores.
Luis Naranjo, de WWF Colombia, recordó que “además de la producción de alimentos, la biodiversidad del suelo proporciona una amplia gama de funciones y servicios de los ecosistemas, incluida la retención y purificación del agua, el ciclo de los nutrientes y el mantenimiento de plantas y animales”.
Además posibilita la degradación de algunos contaminantes y la regulación de los gases de efecto invernadero, indicó Naranjo.
El informe también alerta sobre el creciente riesgo de extinción de especies vegetales, y la cantidad de estas especies extintas documentadas dobla la suma de mamíferos, aves y anfibios extintos.
Se calcula que una de cada cinco especies vegetales (22 por ciento) se halla amenazada de extinción, en su mayoría en zonas tropicales. Su pérdida conlleva graves consecuencias, pues las plantas constituyen los pilares estructurales y ecológicos de virtualmente todos los ecosistemas terrestres.
Por otro lado, existen evidencias de un declive reciente y acelerado de la abundancia de insectos, de su diversidad y biomasa, particularmente en Europa Occidental y en América del Norte.
Actualmente, la mayoría de los lugares sin huella humana se concentran en solo un puñado de países: Rusia, Canadá, Brasil y Australia. Ahí se encuentran las últimas zonas realmente vírgenes de nuestro planeta, señaló finalmente el informe.
A-E/HM
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