La columna de AlfredoOpinón

Alimentos y Despilfarros (III)

Un interrogante que se plantea es ¿Cuántas toneladas de alimentos se desperdician en el mundo? O quizás primero  ¿Cuántas personas mueren, por causa de falta de atención a los problemas de su hambre?

De cada 100 habitantes del planeta, al menos 11 no comen lo suficiente para una vida sana y plena: pasan hambre. Pero es que, de esos 815 millones de hambrientos, 124 millones sufren estados altos o muy altos de malnutrición o se ven obligados a hipotecar, gastar o malvender sus medios de vida (animales, cultivos…) para llegar a comer algo. Es decir, hay 124 millones de personas en 51 países en lo que se llama “inseguridad alimentaria” grave, o de emergencia: 124 millones de personas que se acercan peligrosamente a una situación en la que se generalicen las muertes por inanición.

Alfredo Oliveros. Egresado como Contador Público de: Universidad de la Rep. del Uruguay y Universidad de Buenos Aires (Argentina). Máster en Economía Internacional de la Universidad de Belgrano (Argentina). Docente en Economía en distintas Universidades de América Latina. Contratado como asesor por distintos Gobiernos de América y asesor de distintos programas del BID (Banco Interamericano de Desarrollo)

“La lucha debe acabar ya y el mundo debe juntarse para acabar con estas crisis”, sostiene David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, el encargado de llevar comida a las situaciones de emergencia. Naciones Unidas insiste cada vez más en ese vínculo entre violencia y hambre extrema. Pero el estudio también señala la influencia de otros factores, como el cambio climático —especialmente las sequías— o los vaivenes bruscos en los precios de los alimentos. Como ocurrió con: Yemen, Sudán del Sur o Nigeria, en los que el año pasado los productos básicos alcanzaron precios récord.

Para los hogares pobres de esos países, que gastan dos tercios de lo que ingresan en comer, estas subidas son prácticamente una condena a no comer. El estudio los achaca a los propios conflictos y sequías, además de a la inflación en la importación de alimentos, un auge en el precio de los transportes internacionales y además un aumento de la cantidad de comida importada en los países que no producen lo suficiente.

La situación de muchos millones de personas obliga a llevar alimentos con urgencia, pero un experto de la FAO insiste en la necesidad de pensar ,—“desde el primer momento”— en el medio y largo plazo (reconstruir agricultura y ganadería, reabrir los mercados, y restablecer los sistemas alimentarios). Hay que ayudar a que la gente siga produciendo comida”.

Un gráfico del quinto libro de la colección “El Estado del planeta” de “El País “está dedicado al tema de la nutrición, se establece que “un 20% de la carne de vaca , un 30% del pescado y un 45% de las frutas que se producen …¡Se pierde!. Las pérdidas se definen como “disminución de la cantidad o calidad

En Europa, los Estados Unidos, el Japón, China y Australia, el mayor desperdicio de alimentos ocurre durante la distribución y en el último eslabón de la cadena. Compramos más de lo que podemos comer y a menudo se deja que la comida caduque en nuestras neveras o sistemas de enfriamiento. Además existen, regulaciones, a menudo creadas para resolver otras situaciones, que también provocan importantes desperdicios. Por ejemplo, la existencia de subvenciones de clases gobernantes para  favorecer a productores, que ni siquiera llegan a recolectar los alimentos producidos. Otra razón de pérdidas puede estar en almacenamientos y transportes deficientes. Como asimismo deficiente meteorología y la incertidumbre de los mercados.

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