Medio Ambiente

Inundaciones en La Mojana se evitarían con sistema ancestral

Los canales y drenajes que formaron parte del sistema hidráulico de los antiguos zenúes podrían controlar las inundaciones que afectan a los 400 mil habitantes de la zona durante las épocas de lluvias.

La región de La Mojana pertenece a la depresión momposina, una gran zona baja inundable que se formó a finales del periodo Cuaternario. Abarca la cuenca baja de los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, dentro del complejo de humedales que conforman la llanura aluvial.

“Hace 9.000 años a. C. la cultura zenú identificó que los problemas de las inundaciones no eran ‘antinaturales’, sino que solo requerían un manejo adecuado”, según explicó la profesora Teresa Ramírez, del Instituto Hábitat, Ciudad y Territorio de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), durante el Seminario Taller Internacional Agua + Territorio.

Para esto construyeron un sistema de canales y drenajes que permitía que el agua fluyera evitando la inundación de las viviendas. Este sistema se mantuvo durante la época prehispánica permitiendo la regulación hídrica, la comunicación y la cohesión socioterritorial. Después, con la invasión española en la época hispánica, los procesos de extracción de recursos y colonización hacen que el sistema sufra cambios importantes que afectan seriamente los flujos y drenajes.

El marcado deterioro del sistema y de la interacción con el territorio trae consigo fuertes inundaciones en la zona, por cuanto los caños, canales y meandros pierden su capacidad para regular los flujos hídricos.

Otros factores que contribuyen en la transformación del paisaje productivo son el incremento de la ganadería proveniente de Antioquia y Córdoba –que en época de verano aprovecha los ricos pastos de La Mojana– y la presencia creciente de bufalina, cuyos efectos se evidencian en serias afectaciones ambientales que son discutidas por intereses económicos.

La construcción tanto de infraestructura vial como de diques y jarillones modifica los flujos del agua, que aunque protegen algunas zonas, afectan seriamente a otras.

En 2011 la U.N. desarrolló un convenio con el Departamento Nacional de Planeación para hacer estudios sobre modelación de los flujos hidráulicos y plantear alternativas de desarrollo territorial y planes de ordenamiento territorial.

En principio algunas de las obras estaban planteadas como una medida de protección para los centros poblados, pero luego “actores privados adelantaron construcciones para ‘defender’ sus predios de las inundaciones afectando con ello otras zonas y habitantes al desviar el curso del agua”, amplió la docente Ramírez.

Al reconstruir el sistema hidráulico de la cultura zenú se podrían recuperar los caños y canales de drenaje, elementos importantes que se deben considerar dentro de los planes de ordenamiento territorial de los municipios de la zona.

“Este sistema de drenaje se usaba como rutas de intercambio de alimentos y cultura, y para el ejercicio de la autoridad. Actualmente somos incapaces de incorporar sistemas territoriales que permitan la cohesión rural y urbana”, comenta la docente Ramírez.

Este fue uno de los temas presentados durante el Seminario Taller Internacional Agua + Territorio que organiza la U.N. con la Universidad Nacional Autónoma de México, en el que los estudiantes de ambas instituciones realizan movilidad académica y analizan asuntos de arquitectura y territorio.

Este año se realiza la novena edición del evento, que se ha concentrado en el territorio hídrico. Los estudiantes llevan a cabo salidas de campo –en este caso en la Sabana de Bogotá– y luego plantean un proyecto sobre la manera de habitar el territorio hídrico con un enfoque de aprovechamiento y sostenibilidad.

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