Estallido social

Una semana después de la explosión, las calles de Líbano furiosas con sus líderes

Líbano cumplió el martes una semana de la catastrófica explosión que devastó el puerto de Beirut mientras sobrevivientes recordaban a sus seres queridos fallecidos y manifestantes tomaban las calles en contra de la élite política.

Una semana después de la catástrofe, homenaje a las víctimas e ira contra los dirigentes

Beirut, Líbano  – AFP

Una muchedumbre, que lloraba y expresaba su furia, rindió la tarde del martes homenaje a las víctimas de la explosión que devastó la capital libanesa hace una semana y prometió tumbar a toda la clase dirigente. El gobierno del primer ministro Hassan Diab renunció el lunes. Pero en la calle, los libaneses quieren también la salida del jefe del Estado, el jefe del Parlamento, los diputados de los partidos políticos, acusados desde hace tiempo de corrupción e incompetencia y considerados responsables del drama por su irresponsabilidad.

“Todos quiere decir todos”, claman sin cesar. A las 18h08 locales, las campanas de las iglesias se escucharon y los llamados a la oración en las mezquitas se iniciaron.  A esa hora Beirut fue sacudida el 4 de agosto por una gigantesca deflagración en el puerto de Beirut, causada por un incendio de un depósito donde había, según les autoridades, 2.750 toneladas de nitrato de amonio.

La explosión mató según nuevo balance a 171 personas y dejó 6.000 heridos en una ciudad en la cual barrios enteros son apenas campos de ruinas tambaleantes. “No haremos nuestro duelo, no llevaremos el negro antes de haber enterrado el poder”, dijo un orador frente a la muchedumbre de libaneses, en su mayoría vestidos de blanco, congregados a la entrada del puerto devastado. A unos kilómetros del lugar, cerca de la sede del Parlamento, ocurrieron choques por cuarto día consecutivo: decenas de manifestantes lanzaron petardos contra las fuerzas del orden que replicaron con gas lacrimógeno.

– ¿Quién tomará las riendas del país? –

La renuncia del gobierno de Líbano abrió este martes una fase de negociaciones y debates para encontrar quien tome las riendas en un país. Desde el otoño boreal de 2019, el país es escenario de un levantamiento popular inédito, en el que miles de libaneses salen a las calles para denunciar las dificultades económicas que no hacen más que empeorar y a una clase política sin cambios desde decenas de años, acusada de corrupción e incompetencia.

Para apaciguar las calles tras la explosión, el gobierno de Hassan Diab presentó su renuncia el lunes. Pero a una semana exacta de la tragedia del puerto, los libaneses exigen ver a los responsables ante la Justicia y piden que se les rindan cuentas por la negligencia del Estado. “La república se desmorona”, tituló el martes el diario francófono L’Orient-Le jour. “El apocalipsis del 4 de agosto fue la manifestación más dura y severa del mal funcionamiento de las instituciones y del aparato estatal”, dijo el diario en su editorial.

Nombrado a fines de enero, el gobierno de Diab estaba formado por un solo campo político, el del movimiento chiita de Hezbolá y sus aliados. El gobierno se hará cargo de los asuntos corrientes hasta que se nombre su sucesor. Diab había sido criticado durante varios meses por su incapacidad para responder a la crisis económica, la depreciación histórica de la libra libanesa, la escasez de combustible y la hiperinflación.

La gran pregunta sigue siendo quién lo sucederá, en un país acostumbrado a interminables debates entre fuerzas políticas que pasan varios meses negociando carteras antes de nombrar un gobierno. Citando fuentes políticas, el diario Al-Akhbar, cercano a Hezbolá, asegura que Washington, Riad y París están presionando para el nombramiento del exembajador Nawaf Salam al frente de un “gobierno neutral”.
Este diplomático con mucha experiencia, que representó a su país en la ONU, había sido juez en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

La posición del influyente Hezbolá y la de su aliado, el presidente del Parlamento Nabih Berri, aún no se conoce, dijo el diario.
Los libaneses permanecen casi indiferentes a los debates políticos. Todavía están en los devastados distritos de Beirut limpiando ellos mismos los escombros, mientras critican la inercia de las autoridades.

– Pan para dos semanas –

El puerto fue arrasado. En un país en medio de un naufragio económico, la tragedia generó inseguridad alimentaria.
Casi un “85% de los alimento de Líbano son importados y pasan por este puerto”, dijo el lunes el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) David Beasley.

Habló desde el puerto, donde un avión descargaba generadores, grúas y elementos para fabricar almacenes temporales.
El objetivo es restaurar determinados servicios “en dos semanas” para asegurar de esta manera el suministro de alimentos del país.
“En este estado, los libaneses no tendrán más pan dentro de dos semanas, por lo que es esencial lanzar estas operaciones”, aseguró Beasley.

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