Desde lo simpleOpinón

¿Baby? Llámame por mi nombre

Desde que nacemos, se nos asigna un nombre, una o varias palabras que nos identifican como seres humanos. Nuestro nombre, ya sea extraño o tradicional, es digno y merece respeto. Cuando alguien nos llama por un apodo o una palabra que no es nuestro nombre, esa persona (posiblemente de manera inconsciente) no nos considera dignos de ser llamados por nuestro nombre.

Personalmente, detesto los motes o apodos, especialmente cuando provienen de personas extrañas que no forman parte de mi familia o amigos. No soporto que no me llamen por mi nombre. Es posible que algunas personas me vean como alguien complicada, pero la verdad es que no me importa. Es irrespetuoso que un desconocido nos llame con una palabra que no es nuestro nombre. Si no conocen nuestro nombre, lo correcto es dirigirse a nosotros como señorita/señorito, señora/señor, de acuerdo a la situación.

Es irrespetuoso y de mala educación dirigirse a las personas que no conocemos de manera confianzuda, con un apodo, sin importar cuál sea. Cuando me dicen “oye nena” o “mira reina”, no me erizo como Amparo Grisales, sino como una gata lista para arañar.

A la gente le cuesta entender que el respeto comienza con la forma en que nos dirigimos a los demás. Se sienten ofendidos y molestos cuando les exigimos que nos llamen por nuestro nombre. No es la primera vez que me sucede: cuando le pido a alguien que me llame por mi nombre, se indigna y se victimiza como si yo estuviera haciendo una petición irrespetuosa.

Me ha ocurrido tantas veces que ya no me sorprende. Tuve un profesor en la universidad que, en lugar de llamarnos a las estudiantes por nuestros nombres, solía decirnos: “chica, niña, mija, pelada…”. Hasta que un día, en plena clase, se me salió el Diana Patricia, y le dije que si quería que siguiera asistiendo a su asignatura, debía dirigirse a mí por mi nombre. Después de todo, ¡tengo uno, ¿no?!

El profesor se puso furioso y dijo que era una grosera, que lo había exhibido en clase. ¿Exhibido por exigirle que me llamara por mi nombre? ¡Hágame el favor y tómese una píldora de sensatez! Desde ese día, a ese profesor no le caigo bien, y esa antipatía continúa hasta hoy.

El año pasado hice el mismo reclamo a una compañera de trabajo, quien sabiendo mi nombre, seguía llamándome “nena”. Como resultado, se ofendió y compartió mi mensaje de WhatsApp con muchas personas, quejándose de que la había ofendido y que había sido grosera. ¿Decirle a alguien: “Mi nombre no es nena, ni reina, ni baby… es Diana, dirígete a mí utilizando mi nombre” es grosería? Definitivamente, para mí no lo es.

¿Por qué decidí escribir esto? Porque hace unos días, un compañero de trabajo me llamó “Oye nena, ven acá”. Ese “nena” resonó en mis oídos. Estuve a punto de darle mi ‘esparachinada’ y exigirle que me llamara por mi nombre, pero últimamente estoy en modo “namaste”, así que dejé el asunto así.

Algunas personas argumentan que utilizan palabras como “nena”, “princesa” o “baby” como una forma cariñosa y cercana de dirigirse a alguien. Es un argumento con el que no estoy de acuerdo. No es apropiado llamar a alguien con un apodo cuando no lo conoces, no eres su amigo, sino simplemente un conocido o colega. Por mera educación y protocolo, a una persona que no conoces o con quien no tienes confianza, debes llamarla por su nombre.

En mi caso particular, si quieres llamarme de manera más cariñosa e informal, lo apropiado sería decir “Dianita” (como casi todo el mundo lo hace) o “Diani”, que es más corto.

Estamos en una sociedad donde exigir que se respeten nuestras individualidades y pensamientos (especialmente si son diferentes a los de la mayoría) se considera inapropiado y fastidioso. Según los demás, lo correcto es integrarse a la masa.

Pues bien, para esa mayoría alienada, siempre seré felizmente inapropiada y fastidiosa, ya que no me autocensuro por temor a que no les guste lo que pienso.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.