Sentí vergüenza de ser cartagenera
Cartagena y Montería tuvieron recientemente un suceso en común, a sus alcaldes con medida de aseguramiento.
El alcalde de La Heroica continua preso, el alcalde de Montería está libre y con la frente en alto, porque lo que le hicieron fue una arbitrariedad e injusticia. Marcos Daniel pudo probar su inocencia y salió libre.
Soy cartagenera y adoro mi cuidad, pero también tengo unos lazos familiares muy fuertes con Montería y por eso la siento también como mi hogar (aunque no viva allá).
Cuando a Marcos Daniel Pineda (Alcalde de Montería) le dieron medida de aseguramiento en el búnker de la Fiscalía en Bogotá, La Perla del Sinú se revolucionó, los ciudadanos de Montería elevaron en redes sociales y medios locales su voz de protesta. Los monterianos se sienten orgullosos de su alcalde y su excelente gestión (es evidente con solo visitar Montería).
Pero esa voz de protesta que se dio en Montería fue digna, con altura, reflejo de una ciudadanía educada y coherente.
Las comparaciones son odiosas y terribles, pero cuando yo vi y leí como mis conciudadanos cartageneros habían reaccionado cuando se llevaron preso a Manolo, sentí vergüenza y mi mente automáticamente comparó como había reaccionado la gente en Montería Vs la gente en Cartagena frente a una situación similar.
Cuando a Marcos Daniel le dieron medida de aseguramiento los monterianos se movilizaron de manera pacífica, solidaria y educada.
Se convocaron en la plaza de la catedral de Montería, todos con velas en las manos, hicieron varias jornadas de oración. Durante muchos días los monterianos se reunieron para orar por la pronta liberación de su alcalde. Y con cantos y oraciones alzaron, como pueblo su voz de protesta.
¿Qué hicieron los cartageneros? Salieron como unos salvajes e ignorantes a agruparse a la salida del juzgado a gritar arengas groseras y a quemas, sí a quemar, un muñeco con la cara del Fiscal General de la Nación.
Las manifestaciones cartageneras en contra de la medida de aseguramiento de Manolo parecían un circo, donde todos eran los bufones y los payasos, escenificando la indignación. Mis conciudadanos agrupados en la calle gritando arengas vulgares en contra del fiscal, con equipos de sonido que reproducían champetas a todo timbal, en cuyas letras apoyaban al alcalde.
Los cartageneros parecían una turba de gente a punto de linchar a alguien, no parecían un pueblo indignado que levanta una voz de protesta. Las protestas en Cartagena estaban cargadas de violencia y agresividad.
Los monterianos en cambio se reunieron organizadamente en la plaza principal de la ciudad, con pancartas hermosas y bien hechas, en las que se leían mensajes positivos. Todos con velas las cuales encendían para juntos comenzar a orar y pedir por la pronta liberación de su alcalde. Cantaban oraciones, encendían sus velas y al final cada quien se iba para su casa.
¿Son los monterianos más cultos y educados que los cartageneros? ¿Es una cuestión cultural? Conversando este tema con una amiga, ella argumentaba que además de ser, indiscutiblemente, un problema cultural, el asunto también tenía su origen en quienes convocaban las marchas. De los gestores de la idea de convocar al pueblo a protestar o manifestarse.
¿Quién convocó a los cartageneros a protestar por su alcalde de esa manera? ¿Sus asesores de comunicación? ¿Otros asesores? ¿Sus líderes políticos? ¿Sus amigos? No lo sé. Lo único que sé es que al compararnos con los monterianos, los cartageneros nos comportamos como unos corronchos ignorantes, violentos e irracionales ciudadanos que utilizan la agresividad como una herramienta para mostrar una inconformidad.
Cabe aclarar que no salió a la calle toda Cartagena, ni se congregaron todos los cartageneros. Ese grupo de personas que hizo eso no representa toda la ciudad, pero si una parte de ella que es numerosa e importante.
¿Es un problema cultural? Para mí sí, una gran parte de Cartagena es inculta, agresiva, mal educada e irracional. Rara vez escuchas de parte de extraños un buenos días o noches, un gracias o un por favor.
Soy cartagenera, amo mi ciudad, mi cultura, esa que no me avergüenza, todo lo positivo que somos y tenemos. Pero el sol no se puede tapar con los dedos, esa Cartagena que quemó un muñeco con la cara del fiscal es la misma que elige a sus gobernantes y estos gobernantes son el reflejo del pueblo. Creo que eso habla solo.