En Salamina (Caldas) apuestan por una conservación patrimonial más incluyente
A partir del reconocimiento de saberes, arquitectura, naturaleza, objetos y rituales que le dieron vida a las propuestas colectivas que comenzaron a desarrollarse este año, la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) apuesta por preservar el patrimonio material e inmaterial de la “Ciudad luz de Caldas”.
MANIZALES, — Agencia de Noticias UN–
Cada año Salamina atrae alrededor de 12.000 turistas deseosos de conocer su arquitectura, erigida en bahareque, tapia pisada y balcones. Esta es una de las razones por las que el municipio es considerado uno de los 10 pueblos más lindos de Colombia.
Desde 1982 el Centro Histórico ostenta la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Nación, aunque en esta no medió ningún trabajo con la comunidad para captar su opinión al respecto ni para informarles sobre el reconocimiento.
Esta se hizo por solicitud de algunos expertos académicos, como se estilaba en esa época. Luego se adelantaron esfuerzos aislados tanto para difundir el significado de la declaratoria como para capacitar a la comunidad, aunque de manera muy puntual y poco continuada y constante.
Por eso, reconociendo el importante papel que en materia de conservación juegan los habitantes del municipio, la Sociedad de Mejoras Públicas de Salamina viene desarrollando ciertas estrategias para motivar la participación ciudadana.
Para ello trabaja con la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Manizales, por medio de profesionales especializados en patrimonio y restauración –liderados por el arquitecto Juan Manuel Sarmiento Nova, promotor inicial del Paisaje Cultural Cafetero–, además de expertas en sociología y trabajo social.
“Aunque se trata de una buena noticia, en general las declaratorias de Patrimonio se hacen sin contar con la comunidad. Siempre se ha querido imponer la presencia de los gobiernos nacional, departamental o municipal a través de la aplicación de la ley, lo cual genera rechazo entre la ciudadanía, entre otras cosas porque esta acción no viene acompañada de estímulos y beneficios para los propietarios”, manifiesta el profesor Sarmiento.
¿Qué opinan los salamineños?
Para comenzar el proceso de apropiación y conservación del patrimonio, la Sociedad de Mejoras Públicas aplicó 100 encuestas callejeras con el fin de captar la opinión de la comunidad.
Dicha información fue el soporte de su solicitud ante la academia, representada por el Grupo de Investigación en Patrimonio de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la U.N. Sede Manizales.
Después de analizar los resultados con los miembros de la Sociedad, el Grupo diseñó una estrategia para llegar a la mayor cantidad de personas posible, y de ello resultaron dos determinantes: una, convocar líderes comunitarios reconocidos en el pueblo, con capacidad de convocatoria y con credibilidad de la comunidad, a los que se les hizo una entrevista para detectar sus habilidades y capacidades de multiplicación; y la otra fue un diplomado dirigido a la formación de ciudadanía y el conocimiento de patrimonio cultural.
La dinámica empezó con una línea sobre contextualización del territorio, para que cada uno de los 40 participantes conociera un poco más a profundidad la importancia del patrimonio medioambiental de la región.
Según el profesor Sarmiento, el tema ambiental no suele estar asociado con el patrimonio; en el caso del Eje Cafetero solo se relaciona con el café. Otros aspectos que formaron parte de la contextualización fueron la historia sobre los primeros pobladores y la geología del suelo.
De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), determina que no solo se limita a monumentos u objetos, sino a aquel intangible que lo hace vivo y es la esencia de una comunidad, representada en artes; rituales; saberes y técnicas artesanales; tradiciones orales y prácticas relativas a la naturaleza.
“El patrimonio cultural se lo hemos dejado a especialistas que manejan el tema técnicamente. Esta vez incluimos a la comunidad, porque son ellos los principales actores, con los que iniciamos un proceso que se basó en una metodología participativa, explicativa y lúdica, que integró juegos, cartografía social, dibujos y narrativa, para que se apropiaran de lo suyo con conocimiento”, manifiesta Eleonora Díaz, trabajadora social e integrante del equipo asesor.
Precisamente la cartografía social sirvió para diseñar un mapa entre todos, que les facilitó visualizar de dónde venían y en qué lugar vivían; además se utilizó el dibujo como técnica para reconocerse entre sí e ilustrar el sentido de pertenencia.
“Ellos sabían que todo su patrimonio era importante pero desconocían el porqué, quizás apegados al pasado, pero aun así sin saber cómo conservarlo. Por ejemplo, en la puerta principal de algunas casas antiguas está tallado en madera el rostro del propietario, manifestación cultural que podría considerarse única en el mundo”, anota Martha Elena Barco, socióloga y docente de la U.N.
Avanzando
Con la convicción de crear capital social, los talleres se desarrollaron durante cuatro meses, tiempo en el que los expertos constataron a través de juegos y entrevistas que si bien los salamineños aprecian su patrimonio, desconocen qué son las declaratorias nacionales.
Así surgió “Salamina para pies descalzos”, propuesta liderada por los docentes que formaron parte de los talleres y financiada por la fundación Cultivarte, creada por la Alcaldía y Davivienda para menores de once años, que en sus tiempos libres reciben nociones del patrimonio local.
Así mismo, actualmente está en marcha el programa “Estándares para educación en Patrimonio”, módulo incluido en el área de sociales que necesitó la modificación de las guías estándares del Ministerio de Educación para enseñarles a niños y jóvenes de sexto a once grado todo lo relacionado con su acervo cultural.
Ese movimiento pro conservación y reconocimiento del patrimonio diseñó otra propuesta: “Memoria fotográfica”, que consiste en la recopilación de material antiguo, clasificado por épocas y temáticas, con el que se construye un álbum que documente la historia del municipio.
Otro sector de la población, constituido por los artesanos de la madera, las bordadoras y los pintores, conformó una asociación para sumarse al colectivo ciudadano que comenzó a interesarse por su patrimonio.
“El mayor aporte de la U.N. parte del conocimiento para el manejo de comunidades en lo relacionado a formación de ciudadanía, como en el conocimiento del patrimonio cultural de la región”, acota el director del proyecto.
Esta intervención académica se extenderá hasta Aguadas (Caldas), cuyo centro histórico también está declarado como Bien de Interés Cultural de la Nación.
La visión a futuro es que este grupo de participantes se convierta en una importante fuerza de gestión y desarrollo en Salamina, en torno a su patrimonio material e inmaterial, sabiendo que el uno no existe sin el otro.