Salud

Rechazo celular, una de las principales amenazas para el éxito del trasplante de riñón

De 44 pacientes que experimentaron rechazo agudo después de haber recibido un trasplante, 36 (82,9 %) presentaron rechazo celular (de tipo IA y IB), es decir que las células especializadas en defender el cuerpo atacan el órgano trasplantado, lo que pone en peligro el funcionamiento del injerto. Identificar el rechazo es fundamental para ajustar el tratamiento y disminuir las posibilidades de perder el órgano trasplantado.

Según el Fondo Colombiano de Enfermedades de Alto Costo, Cuenta de Alto Costo (CAC), la prevalencia de enfermedad renal crónica en Colombia es de 1,54 por cada 100 habitantes. Esta condición afecta los riñones limitando sus funciones esenciales, entre ellas la filtración de desechos metabólicos como amoníaco, urea, ácido úrico y creatinina, además del exceso de líquidos en la sangre. Frente a esto, los pacientes tienen dos opciones: someterse a terapia de reemplazo renal como la diálisis, o recibir un trasplante renal.

El doctor Jessy Dan Rivera Cardona, magíster en Morfología Humana de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que “el rechazo de un trasplante es una complicación grave que genera riesgo de perder el injerto”.

“En ese sentido, y considerando lo difícil que es ingresar a una lista de espera y encontrar un donante compatible, es fundamental diagnosticar y tratar estos casos oportunamente”.

Para ello analizó 44 casos de rechazo agudo en pacientes trasplantados en 2021 y 2022, y encontró que el 20 % de ellos presentó episodios de rechazo repetidos, con un caso extremo que experimentó 3 episodios en ese periodo.

Patrones a los que se les sigue el rastro

Para el estudio se utilizaron técnicas de análisis de microscopía óptica que permitieron examinar las biopsias con signos de rechazo por pérdida de función renal. Esto se presenta porque el cuerpo tiende a rechazar de manera natural algo que considera ajeno, extraño.

Existen 3 tipos de rechazo: mediado por anticuerpos, mediado por células tipo T, y mixto, que cuenta con características de tipo celular y por anticuerpos. Para determinarlo y evitar la pérdida del injerto, los médicos realizan una serie de estudios tanto clínicos como microscópicos, basados en los criterios de Banff, una clasificación internacional de los tipos de rechazo vigente desde 1991 y actualizada cada 2 años.

“Tomamos láminas histológicas de los cortes extraídos de las biopsias y las revisamos en microscopio aplicando los criterios de Banff, y evaluamos la presencia de inflamación en estructuras renales específicas como los capilares –que son vasos sanguíneos muy pequeños–, los túbulos renales y otras estructuras que se encargan de ir filtrando la sangre y participan en la formación de la orina”, explica el doctor Rivera.

Para buscar en las láminas cambios inflamatorios y otras alteraciones en las estructuras del riñón, los investigadores emplean técnicas como la inmunohistoquímica y la inmunofluorescencia, en las cuales se tiñen con sustancias especiales ciertas estructuras, y los cambios en la coloración les indican si hay algo extraño. “Las alteraciones en los capilares y en los túbulos, junto con la presencia de linfocitos T y otras células inmunitarias, son indicativos de un proceso de rechazo”, explica el doctor Rivera.

Así, identificó que 36 de los 44 pacientes experimentaron rechazo celular, así: el 62,9 % de tipo IA y 20 % de tipo IB, los cuales suelen ocurrir cuando los linfocitos T del receptor (un tipo de célula inmunitaria responsable de identificar y atacar células extrañas) reconocen el injerto como “no propio”. Estos linfocitos se infiltran en el tejido del riñón trasplantado y desencadenan una respuesta inflamatoria que daña el órgano.

Una situación planteada es que la pandemia por Covid-19 pudo impactar el seguimiento de los pacientes en general, en su manejo ambulatorio y de asistencia a urgencias. “Observamos que en esta época muchos pacientes dejaron de consultar y algunos no pudieron acceder a sus medicamentos inmunosupresores debido a las restricciones y dificultades generadas por la emergencia suscitada por la pandemia, lo cual relacionaría con el rechazo recurrente en algunos pacientes”, relata el magíster.

Señala además que a partir de estos resultados se puede iniciar una búsqueda multicéntrica en los datos de las clínicas que realicen estos procedimientos y así caracterizar los tipos de rechazo, su incidencia específica para Colombia y la presencia de rechazo recurrente, y buscar más medidas de prevención.

“Aunque en este estudio nos enfocamos en indagar sobre los tipos de rechazo, en otras investigaciones se podría evaluar por qué estos pacientes están haciendo ese rechazo de manera repetida”, concluye el experto.

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