En personas que viven con VIH estabilidad laboral es vital
El desempleo, el trabajo informal y los contratos por prestación de servicios ponen en riesgo la salud de estas personas, ya que puede afectar la continuidad del tratamiento por un cambio de régimen de salud o por falta de recursos para pagar la seguridad social.
Así lo explicó Ángela María Arévalo, maestrante en Salud y Seguridad en el Trabajo de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), quien llevó a cabo una investigación para entender qué significaba el trabajo para las personas que viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
En la investigación participaron 11 personas que viven en Bogotá –seis mujeres y cinco hombres– entre los que se encuentran integrantes de fundaciones y asesores en el tema del VIH.
En cuanto a la relación laboral, solo dos personas contaban con un contrato a término indefinido, una a término fijo y otra bajo un contrato por obra o labor. De igual manera, cuatro personas tenían un contrato por prestación de servicios y tres trabajaban como informales.
Después de entrevistar a cada uno de los participantes, la investigadora Arévalo explica que “para ellos, el VIH significa una disminución en las posibilidades laborales, debido, principalmente, al estigma que se tiene frente a la infección, lo que conlleva a acciones de discriminación e influye en las opciones de empleo”, comenta.
El trabajo también se percibe como una necesidad, puesto que cuando se garantiza el trabajo, se garantiza el acceso a la salud y a la medicación, teniendo en cuenta que los tratamientos antirretrovirales y los controles que reciben las personas que viven con VIH son de alto costo.
De los entrevistados, cuatro terminaron el bachillerato, tres tienen estudios técnicos o tecnólogos, dos son profesionales y dos ya terminaron sus estudios de posgrado. Se pudo establecer que la mayoría no le da a conocer el diagnóstico a sus jefes por miedo a la estigmatización.
De los 36 millones de personas que viven con VIH en el mundo, cerca del 63 % son activos en el sector laboral. Pero las personas que tienen un trabajo informal o trabajan con un contrato por prestación de servicios deben pagar ellos mismos sus aportes en salud y los contratos pueden ser de corta duración, lo que no les garantiza continuidad.
“Los entrevistados se desempeñan en cargos como digitadores, asesores, vendedores y enfermeros, entre otros. Las poblaciones vulnerables, como las mujeres, están más vinculadas con el trabajo informal y lo que ganan por su jornada laboral es mucho menos frente a un contrato formal, pese a que tienen doble carga: su trabajo diario y las actividades del hogar”, añade.
Mejoran calidad de vida
Luego de la fase en la que las personas asumen su condición de salud, empiezan a valorar y disfrutar más la vida y sus actividades en comparación con otros individuos. Además de la necesidad económica, el trabajo ejerce efectos positivos en la salud física y mental, lo que implica una mejora en la calidad de vida y un aumento en su desempeño.
Sin embargo, y pese a que desde el 13 de abril de 2015 la resolución N° 270/15 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social prohíbe la realización del test de VIH en el examen preocupacional, en algunos casos, después de realizarse los exámenes médicos, los empleadores no volvieron a contactarse con estas personas.
La investigación de la estudiante Arévalo fue dirigida por la doctora Yurian Rubiano y reconocida como tesis meritoria por sus aportes. Además, llama la atención sobre la necesidad de que estos temas sean abarcados desde la academia y el ámbito clínico en el que se hace evidente la discriminación en el mercado laboral.
Entre las recomendaciones está implementar iniciativas de educación e información en el lugar de trabajo para tratar de reducir el estigma y la discriminación relacionada con el VIH, adaptar las condiciones laborales para que las personas puedan asistir a las citas médicas y brindar mayor apoyo a los trabajadores informales.