Exceso de nutrientes en vacas lecheras causa contaminación
La saturación de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) en los suelos destinados a la crianza de vacas lactantes está generando contaminación hídrica y atmosférica.
Según una investigación realizada hace tres años por el Departamento de Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín, estos elementos están presentes en los forrajes y el concentrado que consumen las vacas lecheras del norte de Antioquia y que son desperdiciados, lo que genera graves daños en la atmósfera, el suelo y el agua. Ello debido a que cuando el ganado come más de lo que necesita vierte tales sustancias a través de la orina y las heces.
El estudio determinó que el porcentaje de ineficiencia del nitrógeno en esa subregión antioqueña es del 80 %, en fósforo es del 65 % y en potasio del 91 %.
“En el mundo tales elementos han sido identificados como los de mayor impacto negativo sobre el ambiente en los sistemas de producción animal, particularmente en el sector lechero”, señaló el profesor Héctor Jairo Correa Cardona, del Departamento de Producción Animal, coordinador de la investigación en la U.N. Sede Medellín.
Dada la poca información sobre la eficiencia de estos elementos en el país y la importancia de estos datos para el departamento de Antioquia como principal productor de leche, la investigadora Laura Alejandra Flórez, magíster en Ciencias Agrarias, estudió este fenómeno en los tres tercios de lactancia de las vacas Hostein, en temporada lluviosa y seca.
Vacas estudiadas
Para el estudio se seleccionaron cinco hatos de los municipios del altiplano norte de Antioquia –San Pedro de los Milagros, Santa Rosa de Osos, Entre Ríos, Don Matías y Belmira– en los que se midieron los niveles de nitrógeno, potasio y fósforo de los pastos, además de los concentrados y la sal que se les suministró a las nueve vacas de cada una de las cinco fincas. Después se analizó cuánto de esos elementos quedaba en la leche, en las heces y en la orina.
Se eligieron vacas que estuvieran en el primer tercio (los 100 primeros días de lactancia), segundo tercio (de 100 a 200 días) y tercero (mayor de 200 días). Además, se vigiló que estuvieran bajo pastoreo, en praderas compuestas principalmente por kikuyo y en un sistema de ordeño con máquina, con una frecuencia de dos ordeños al día.
Después de estos análisis se confirmaron las conclusiones de los estudios anteriores, según los cuales solo hay entre un 18 % y un 20 % de eficiencia en el nitrógeno y un 8 % y 9 % de eficiencia en potasio, explicó el profesor Correa.
“Dicha eficiencia se vio reducida en el tercio de la lactancia y con el incremento en la suplementación alimenticia en la época lluviosa”, precisó la magíster, lo que quiere decir que cuantos más días de lactancia –y por ende mayor ingesta de alimentos– mayor será la expulsión de estos elementos.
Finalmente, la investigadora explica que la baja eficiencia se da porque no se está teniendo en cuenta que además de los agroquímicos aplicados para fertilizar los suelos que contienen N, K y P, las heces y orina de las vacas también los están expulsando, lo que sobrecarga el suelo y causa contaminación atmosférica e hídrica.